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Tres décadas de espionaje

Metal Gear, la popular saga de acción creada por Hideo Kojima, revolucionó el género de los disparos con estrategia y sigilo
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12 de agosto de 2017 a las 05:00
Creado en 1987 por el entonces joven diseñador Hideo Kojima, Metal Gear era el primer juego de infiltración pensado para el microordenador MSX 2. Inspirándose en la legendaria película de John Sturges The Great Escape (1963), Kojima tuvo que enfrentarse tanto a las limitaciones de la propia tecnología como a las de su época –entre otras, simplificar un juego que no le permitía poner más allá de cuatro personajes en pantalla– con una idea innovadora: el objetivo del juego sería la infiltración silenciosa y evitar combates mediante la discreción y el sigilo. Aunque resistido por Konami en un primer momento, a posteriori sería esta la diferencia que haría de Metal Gear un juego inolvidable.

De esta manera conoceríamos al que sería nuestro inmortal protagonista: Solid Snake. Al guiar a este agente especial novato desde una perspectiva cenital, debíamos infiltrarnos en una fortaleza que recibía el nombre de Outer Heaven como parte de una operación titulada N313.

Aunque en aquel entonces la trama no alcanzaría las complejidades que en entregas posteriores dimensionarían la profundidad de esta historia, en esta primera entrega era patente que las intenciones de Kojima iban más allá de un simple juego de acción.

Todos los elementos de la historia que se desarrollaban frente a Snake demostraban que la historia era mucho más que una excusa para concatenar disparos. Mediante la construcción de todas las partes, Snake terminaba descubriendo lo peor: su propio comandante –Big Boss– era el líder terrorista.

Metal Gear Solid
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El camino

La recepción del juego fue bastante notoria, siendo uno de los títulos más exitosos del microordenador, aunque este no gozara de una popularidad tan extensa como posteriormente tendría la NES, la consola de Nintendo.

Para esta consola llegarían dos secuelas: Snakes Revenge (1990), realizada por el equipo de Konami pero sin la intervención de Kojima; y Metal Gear 2: Solid Snake, ese mismo año. En este título se sentarían las bases icónicas de la saga: Snake debía infiltrarse en Zanzibar Land (un territorio entre la URSS, Afganistán, Pakistán y China) para rescatar a un científico secuestrado y destruir los enemigos.
La habilidad de sigilo se mejoró tanto en la inteligencia artificial de los villanos y sus movimientos como en las habilidades del propio Snake, ahora capaz de agacharse o tumbarse, así como de usar una variedad de armas y herramientas para avanzar. También en esta secuela se desarrolló aún más la interacción con los personajes secundarios. Aparecerían aquí por primera vez miembros estables de la saga como Roy Campbell y McDonell Miller.

Tanto Kojima como su equipo demostraban fehacientemente que su juego era mucho más que un simple juego de acción. Aquí la trama importaba tanto o más que la propia jugabilidad.

El verdadero salto a la popularidad de la saga llegaría en 1998 cuando ya de la mano de PlayStation, Kojima presentó Metal Gear Solid.

Aprovechando las mejoras que en cuanto jugabilidad como en gráficos le daba la nueva consola e implementando una historia por demás compleja. Snake debía infiltrarse en Shadow Moses, una isla del archipiélago Fox de Alaska, y averiguar si el grupo terrorista de turno tenía capacidad para lanzar un misil nuclear y detenerlo si así fuera.

El éxito renovó a Konami como compañía y catapultó a la figura de Hideo Kojima a lo más alto del panteón de los videojuegos. Sin embargo, aquí es dónde comenzaron las decisiones de la compañía que han empañado la saga. Primero, lanzamientos a otras plataformas como el Game Boy que no lograron recrear el espíritu del juego como correspondía; y luego, la edición de Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty en el que, luego de un prólogo protagonizado nuevamente por Solid Snake, se daba paso a un nuevo protagonista: Raiden. Esta decisión conmovió profundamente a los fans, quienes además cuestionaron la nueva historia y desaprobaron las largas secuencias cinemáticas (algunas de las cuales alcanzaban los 20 minutos).

La historia sin Kojima

Las entregas posteriores –Metal Gear Solid 3: Snake Eater (2004) y Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots (2008)– pusieron las cosas en su sitio, recuperando al protagonista y volviendo a construir una historia decente.

De marcado éxito, ambas entregas cimentarían la fama y admiración de Kojima, quien luego protagonizaría un episodio polémico con Konami, alejándose del estudio y de la saga que lo había vuelto una estrella luego de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain.

Konami continúa editando juegos bajo la marca Metal Gear –Metal Gear Survive fue presentado en la E3 de este año– con medido éxito, mientras que el diseñado se encuentra abocado a nuevos horizontes.

Lo cierto es que no ha habido lanzamientos especiales por el aniversario y la historia de la saga parecería que está todavía lejos de culminar, con Kojima o sin él.

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