Roberto Cava De Feo

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El comportamiento en la vida cotidiana > vida cotidiana

Un castillo cercano a Salto

Mucho se ha dicho acerca de ese sitio con un halo de misterio que, afortunadamente la historia se ha encargado de disipar
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17 de abril de 2020 a las 05:00

Sé bien que en general, no somos muy afectos a visitar los departamentos de nuestro país. Los medios actuales de comunicación han despertado una buena curiosidad. Por motivos bien conocidos por los lectores, me referiré hoy a Salto.

En los últimos años, las termas atraen a los turistas. Como sería lógico, una visita previa a la ciudad los llevaría a conocer su antiguo puerto y al llevar la vista hacia la costa argentina, descubriríamos allí las ruinas del llamado Castillo San Carlos. Nuestro Salto siguió con su vida cotidiana llena de encanto.  

Mucho se ha dicho acerca de ese sitio con un halo de misterio que, afortunadamente la historia se ha encargado de disipar. Desde nuestras costas se divisa con nitidez una construcción en medio de un bosque con árboles centenarios en un parque que da a nuestro río Uruguay. 

En 1983 se inauguró el puente internacional que une nuestro territorio con el de Argentina. En 1888, un ciudadano francés hizo levantar la construcción de San Carlos. Su historia es apasionan te y aunque jamás  fue habitado por fantasmas, los guías de turismo se encargan de recordarlos con un poco de mal gusto.

A finales del ochocientos, Adrien Edouard Demachy (1854-1927) , con su esposa Antoniette Yolande de Corbiel (1859-1916) y  el hijo Charles Edouard Demachy (1881-1905), llegaron a Concordia. Aunque se lo denominó “conde”, M.Demachy  fue un empresario visionario .

M. Demachy compró cien hectáreas de campo junto al río Uruguay. Allí hizo construir una casa que muy pronto fue apodada como “castillo”. Después de un tiempo,  los Demachy  regresaron a Europa  y todo quedó en poder de una sociedad francesa.   A ella pertenecia M.Demachy. Por diversos motivos, Roberto Lix Klett, la adquirió. Después de unos años, la familia  Fuchs Valon alquiló la propiedad. Es cuando Antoine de Saint Exupéry sobrevolando la zona,  decidió hacer un aterrizaje de emergencia. Allí aparecerán “las princesitas” en su obra “El principito”.

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