Un hombre de 31 años murió de frío en la noche más inhóspita del año, cuando regía una alerta naranja. Murió por una ecuación de variables infalibles: burocracia estatal, descoordinación y falta de sentido común. En la ecuación entra un ministro, un ministerio, un sistema de refugios, un funcionario que dijo que no, un fiscal que le dio salida, un policía que en vez de hacerlo pasar a una sala de espera dijo no. En todos los casos, todos hicieron lo que dice el manual.
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