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Un problema de todos
Las declaraciones destempladas y descalificadoras de dirigentes de sindicatos de docentes hacia los principales referentes de la educación del gobierno electo, muestran que será un sector muy conflictivo, a lo que deberíamos estar muy atentos.
Acerca del futuro ministro de Educación, el doctor Pablo da Silveira, el secretario general de la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes), José Olivera, dijo, en una entrevista reciente con el semanario Búsqueda, que llevará adelante una gestión de recortes en la enseñanza pública para favorecer al sector privado y de pergeñar un plan para eliminar al cuerpo docente de la gestión, dos acusaciones absolutamente falsas, de acuerdo a lo que surge de los compromisos escritos de los partidos de la coalición multicolor.
Aunque declara que no conoce personalmente a Da Silveira, afirmó que “que gotea neofascismo”.
A Robert Silva, candidato a presidir el Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, un experto en la educación y ex miembro del ente educativo en representación del cuerpo docente, compañero de fórmula presidencial del colorado Ernesto Talvi, lo presenta como “un fiel representante de la vieja política del acomodo”.
En línea con Olivera, otros dirigentes advirtieron que si las futuras autoridades concretan la propuesta de que los consejos desconcentrados de tres miembros se transformen en organismos unipersonales –para evitar que se diluyan las responsabilidades-, “el año que viene va a ser de suma conflictividad y los años siguientes también” porque entienden que sería un “retroceso”.
Es muy inquietante que haya referentes de sindicatos de la enseñanza en pie de guerra, aunque falta algo más de dos meses para que asuma el nuevo gobierno y más aún para aprobar la integración del órgano rector de la educación.
El doctor Da Silveira, en una entrevista en El Observador, publicada el sábado 21, informó que el gobierno entrante explicará en un documento público el plan de educación, que se realizará en acuerdo con los partidos coaligados, en el marco de un diálogo más amplio, donde se explicará un conjunto de reformas en función de determinados objetivos, y será presentado en el Parlamento.
Y explicitó que habrá un diálogo con el cuerpo docente a quien se va a escuchar con mucha atención porque es un actor fundamental.
Compartimos con Da Silveira de que una cosa son los docentes y otra son los docentes sindicalizados. Incluso creemos que estos últimos también podrían verse como algo distinto a los propios dirigentes sindicales.
Pero hay antecedentes que muestran que aunque los dirigentes sindicales representen una opinión radical en minoría, tienen suficiente capacidad para hacer mucho daño. Ya ocurrió durante la gestión del profesor Germán Rama.
Es por eso que no deberíamos dejar que la educación sea un problema solo de las futuras autoridades. Nos parece que tendría que haber un fuerte compromiso de la mayoría del sistema político, de organizaciones de la sociedad civil, y hasta de los padres de familia, con una gestión por el cambio en la enseñanza que, por otra parte, fue un mensaje de las urnas.
Estamos en las puertas de una oportunidad histórica para encarar cambios sustanciales, pero que pueden estar en riesgo sin el compromiso de todos.
