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Uruguay busca meterse en el G20 del sector audiovisual

El rodaje de Conquest marcó el inicio de una apuesta país para volverse un referente del sector a nivel global mediante incentivos económicos
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28 de septiembre de 2019 a las 05:00

Hace dos semanas, circularon por medios y redes sociales imágenes del monumento de José Artigas en la Plaza Independencia y las palmeras que lo custodian cubiertos en su parte inferior con una tela verde. También cientos de extras vestidos de militares, otros desnudos, camiones militares y humo que se elevaba desde varios puntos. 

La razón de esta distorsión ciudadana –que duró cuatro días– fue el rodaje de Conquest, la serie de Netflix producida por el actor Keanu Reeves y dirigida por su amigo Carl Rinsch, que dejó en unos pocos días US$ 1,5 millones al país en gastos entre hotelería, técnicos contratados, catering y otros servicios.

Detrás de la visibilidad y mediatización que alcanzó la llegada de una producción internacional que demandó la participación de alrededor de 400 extras nacionales y otros 200 técnicos uruguayos, subyace en realidad una política pública que tuvo su puntapié inicial en mayo de 2019, en línea con una demanda del sector privado audiovisual nacional de muchos años. 

Con el objetivo de estimular a un rubro que los diferentes operadores comparan  por su potencial con el sector del software, este año se lanzó el Programa Uruguay Audiovisual (PUA), que busca promover la producción audiovisual nacional a través de la atracción de producciones internacionales. 

El instrumento para lograr tal cometido es la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), que desembolsará parte de los gastos que realicen esas producciones a través de fondos concursables. 

En caso de que la producción proyectada tenga previsto como mínimo un presupuesto de US$ 600 mil, la ANDE reembolsará hasta 25% del monto total del proyecto con un tope máximo de apoyo de US$ 400 mil por emprendimiento. Los fondos totales destinados para este plan piloto llegan a los US$ 4 millones, que se dividen para producciones nacionales –con valores menos significativos– e internacionales, aunque no de forma equitativa.  

Según el director de ANDE, Martín Dibarboure, el razonamiento es que parte de lo que se devuelve no se gastaría nunca en caso de que producciones del calibre de Conquest no vinieran, “entonces si vienen, parte de lo que se gasta se devuelve”.

“Este sector genera mucho empleo con determinadas características, con trabajo de calidad, juvenil, y que derrama mucho en la microeconomía. Se trata de una industria no tradicional para un país pequeño, por lo que tiene características del tipo de actividades que debería ser potenciada para el desarrollo sostenible de un país chico. Uruguay tiene buena infraestructura, tecnología, accesibilidad e internet para ser un destino atractivo”, sostuvo Dibarboure.

33 empresas exportaron servicios audiovisuales desde Uruguay.  En 2018 facturaron US$ 17 millones. 

La devolución de gastos en efectivo puede llegar a ser hasta de 80% si se trata de honorarios de personal técnicos o actividades especializadas relacionadas a la producción audiovisual, incluyendo servicios artísticos. En tanto, en el caso de los gastos en actividades de desarrollo, de distribución, de marketing, costos financieros y seguros externos a la producción no tendrán ninguna devolución. 

Para la productora ejecutiva de Salado (que trabajó en la producción de Conquest), Mariana Secco, la realización que tuvo lugar en la Plaza Independencia y luego en otras locaciones vino a Uruguay “gracias a esa herramienta que está vigente desde el mes de mayo”. 

“Hoy más que nunca hay una oportunidad de  hacer servicios de producción para afuera. El negocio de contenido hoy cambió y tiene mucho mayor peso lo financiero. Yo estuve muchas semanas en Los Ángeles este año y los productores que invierten grandes cantidades de dinero en contenido te  hablan de impuestos y deducción de gastos. La playa más hermosa del mundo la puedes tener acá, en Brasil o en México. Está en muchos lados, pero los que empiezan a competir son los países que tienen incentivos fiscales”, explicó Secco. 

Por su parte, el director del Instituto de Cine y Audiovisual del Uruguay, Martín Papich, dijo que la actividad audiovisual hoy en el país representa medio punto del Producto Interno Bruto (unos US$ 300 millones), por lo que se trata “del sector de la industria creativa que tiene la mayor capacidad económica, con mayor volumen de facturación”. 

Según comentó Papich, aunque hay una falta de información generalizada del sector, desde el punto de vista de los subsectores  en la actualidad la producción publicitaria sigue siendo la que se lleva la mayor parte de la torta, con un nivel de facturación en promedio en los últimos diez años de US$ 20 millones, en los que se destaca particularmente la exportación de servicios.

En un informe realizado por Transforma Uruguay, el último relevamiento del conjunto del sector se realizó en 2008 y estimó un nivel de facturación en torno a los US$ 268 millones, con empresas en promedio más jóvenes que las del resto de la economía. En el núcleo de la actividad se identifican aproximadamente 180 productoras independientes de contenidos, que incluyen a productoras publicitarias, de cine, de producción televisiva y nuevos medios, de animación y videojuegos. 

En general en toda la actividad audiovisual se manejan tarifas altas si se toman otras áreas de servicios, pero más allá de ese impacto económico directo se genera un derrame por la demanda de gran cantidad de servicios. Además, se desarrollan capacidades en ese tipo de servicios que después también son utilizadas para generar contenidos de propiedad intelectual.

" O sea, los que producen publicidad hoy en Uruguay, también van a poder producir cine”, explicó Papich.   

Ingresar al G20 del audiovisual

Hace más de un año junto a otras  siete productoras, el productor Juan “Pepe” Lamboglia, de La Productora Films, impulsaron el proyecto financiado por ANDE con el fin de que Uruguay promoviera incentivos fiscales para atraer producciones de gran porte internacional a filmar en el país. 

Para Papich, “un poco en broma y un poco en serio”, si uno mapea los países que hoy presentan estos tipos de instrumentos “Uruguay se mete en el G20 del audiovisual”, posicionándose en “ese mundo privilegiado de países que tienen ese mecanismo como atractivo”. 

Con este programa, Uruguay se coloca a la par de países como Estados Unidos, Francia, Sudáfrica, Suecia, India y Australia en cuanto a incentivos económicos para atraer rodajes de nivel internacional, según Makers, una de las principales publicaciones en el Marché du Film (Festival de Cannes).

Lamboglia dijo que se logró este proyecto piloto porque desde el gobierno se entendió que traer películas a filmar en Uruguay tracciona en montón de negocios más: contratación de técnicos, hotelería, transporte, catering. Esto permite entrar en el mapa de los productores internacionales, ya que la primera pregunta suele ser qué incentivo fiscal se tiene y a partir de ahí se empiezan a armar los negocios. 

“Entramos en el mapa de los países que tienen incentivos para poder filmar y la expectativa es enorme. Todas las productoras estamos saliendo a promocionarlo y promoverlo. Yo hace más de 13 años que tengo mi productora y vivo de filmar publicidad para afuera. Hoy todo eso cambia para ponerse a filmar películas”, resumió Lamboglia, que además coincidió con la expresión de Papich acerca de “meterse en el G20”. 

Secco, a su vez, consideró que con estos incentivos que se suman a la exoneración del Impuesto al Valor Agregado (IVA) –que está vigente desde hace varios años–, Uruguay “está acompañando lo que ha sido la explosión de la industria del cine y lo audiovisual en general gracias a que el gobierno comenzó a entender la oportunidad que hay en esta industria”. 

La ejecutiva explicó que en los últimos años el mercado de contenidos se ha revolucionado en todo el mundo y se está en un momento en que no se sabe bien “para donde va a ir el negocio”, con un cambio de modelo que presenta nuevas ventanas de comercialización del contenido. 

“Antes se apostaba fuerte a hacer películas más grandes de presupuestos más pesados, en el que la taquilla era casi el único ingreso que podían tener las películas. Esa ventana comenzó a quedar un poco más tibia y aparecieron opciones como la televisión digital que empezaron a competir con los ingresos de los cines”, explicó. 

El bautismo de Conquest

En la hoja de ruta trazada por Transforma Uruguay para impulsar y desarrollar la industria creativa se destacan cuatro puntos centrales, que implican el fortalecimiento de la producción de contenidos, el posicionamiento de Uruguay con una ampliación en los mercados y el fomento de la inserción de empresas nacionales en la cadena audiovisual global. Además, se pretende crear un Observatorio Audiovisual Nacional con el fin de mejorar la cantidad y calidad de la información sobre el sector. 

En el entendido que la creación y distribución de contenidos audiovisuales es intensiva en recursos humanos y las habilidades asociadas a la producción audiovisual están fuertemente relacionadas con las tecnologías de la información, en la actualidad en Uruguay se estima se forman unos 3.000 estudiantes de cine y audiovisual.

Para Dibarboure, aunque se “empate en lo económico, la importancia de que lleguen producciones del estilo Conquest representa para el rubro una manera de seguir generando masa crítica laboral interna para que esos talentos no se vayan”. 

180 productoras independientes de contenidos se identifican en el núcleo de actividad, incluyendo productoras publicitarias, de cine, de televisión y nuevos medios, de animación y videojuegos. 

Además, agregó que el impacto que se genera a las pequeñas y medianas empresas que brindan servicios “es muy alto” y el empleo es principalmente de calidad y para personas jóvenes. 

Papich explicó que lo que ocurre con proyectos  de grandes dimensiones como Conquest es en lo cuantitativo y cualitativo similar a lo que ocurrió cuando los productores publicitarios salieron a buscar mercados a nivel internacional. Esos mercados abiertos, argumentó, implicaron mayor demanda de servicios y esas demandas generaron mayores capacidades, que fueron volcadas luego a otros subsectores. 

“Un caso típico fue el desdoble de productoras que haciendo publicidad como su motor económico fundamental, empezaron a generar contenidos propios. Uruguay hoy es un país con cine y audiovisual. Es una afirmación contundente que hace escasos 15-20 años no se podía dar, ya que era referencia de un puñado de valientes que con mucho esfuerzo  generaban algún proyecto, pero eran una centena. Hoy son miles”, comentó Papich. 

Considerando en lo que coinciden los productores nacionales, de que son las ventajas económicas-financieras las que definen la locación de los rodajes más relevantes, la cadena del audiovisual uruguayo está orientada en la actualidad fuertemente -en el diseño de políticas públicas es nítido y claro, sostuvo Papich- a que la internacionalización tiene que ser “parte del esquema de producción”.

 

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