El Sanatorio Americano decidió intervenir su fachada recreando la bandera uruguaya<br>
Otro punto de vista de la iluminación de la Torre de Antel<br>

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Uruguay celeste se vuelca a la calle: postales de la locura mundialista

Luces que decoran edificios emblemáticos, monumentos intervenidos y cebras pintadas son algunas de las iniciativas que llevaron a que la la capital uruguaya se unifique bajo un mismo lema
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05 de julio de 2018 a las 05:00
Cuando cae el sol y ya no se le puede pedir otro de regalo a la celeste, las calles de Montevideo brillan con luz propia con una iluminación que acompaña y se hace eco del estado de ánimo de todo un país.

El afán por apoyar a la selección uruguaya de fútbol durante el Mundial en Rusia sirvió de excusa para que Montevideo se unificara bajo un mismo tono, el celeste. Ya sea con intervenciones en monumentos y cebras, hasta con distintas luminarias que tiñen las fachadas de varios edificios públicos, el sentimiento de nación se alimenta y, también, se le da vida a una ciudad en la que priman los grises.

Sin un consenso explícito, diferentes organismos eligieron el color celeste para alumbrar sus fachadas. Según el arquitecto Federico Lagomarsino –responsable del faro del Palacio Salvo– lo que parte de iniciativas individuales permite a la ciudad y a la iluminación "comunicar un mensaje que es transversal a todos".

La Intendencia de Montevideo (IM) es responsable del celeste que, cuando cae la noche, le da luz a su edificio central, la puerta de la Ciudadela y al cartel con la leyenda "Montevideo" en Playa Pocitos. Además, se encuentran las cebras pintadas de celeste y la intervención sobre el monumento al David. Todas estas acciones dependen de la División de Información y Comunicación de la IM que durante los 10 días previos al Mundial resolvió ejecutarlas. Según se informó desde la comuna, estos cambios no suponen gastos y, de tenerlos, son insignificantes.

ANTEL, por su parte, iluminó con los colores de la bandera nacional la torre de las telecomunicaciones; en cada piso el alumbrado intercala el blanco y el azul. También el Palacio Salvo tiene su faro iluminado de celeste y el Banco República brilla con el mismo color.

Hasta ahora, cada vez que un edificio público adoptaba determinados colores en su luminaria, lo hacía en respuesta a determinadas campañas que –aunque compartidas por una mayoría– eran de alcance parcial. Mientras que ahora, como explica Lagomarsino, "el color celeste, dentro del marco del Mundial, incrementa el sentimiento de apropiación sobre Montevideo, porque al enviar un mensaje que se dirige a todos, se considera ese lugar como algo propio".

Al transitar, por ejemplo, por la avenida 18 de Julio, el horizonte se expande y el espacio aparece más conectado. El Teatro Solís, después la la puerta de la Ciudadela, más adelante el Palacio Salvo, el enorme edificio de ladrillos diseñado por el arquitecto Mauricio Cravotto, también, todos con un mismo color. Lagomarsino lo explicó así: "El espacio doméstico se expande a un área más urbana".

El arquitecto dijo que en otros países iluminar lugares emblemáticos bajo un solo lema sucede seguido y es algo bastante coordinado. En Uruguay, quizás este puntapié inicial de coincidir con la iluminación celeste, haga posible que en un futuro, haya consensos para lograr una ciudad iluminada bajo una planificación más macro.

En ese sentido, Lagomarsino manifestó: "Es cuestión de gestión porque la tecnología existe como para poder hacerlo y es algo beneficioso para las ciudades. Es muy plausible que, en muy poco tiempo, por lo menos los edificios públicos estén coordinados entre sí y puedan, al unísono, comunicar todos el mismo mensaje".

Por lo general, el tipo de tecnología que se aplica en la iluminación de los grandes edificios es de luminaria LED y, con esta, lograr que las luces adquieran distintos colores es posible sin un aumento significativo de costos. El cambio de iluminación se puede hacer desde un controlador, una computadora o un panel de control.

Según se informó desde el ente a El Observador, en ANTEL, la iluminación que se realizó en la Torre de 26 pisos formando la bandera uruguaya se logró a través de un gel especial resistente a las altas temperaturas que se aplicó sobre focos instalados en determinados ángulos de todos los pisos.

En el caso de los edificios iluminados por la IM, la luces se encienden automáticamente cuando oscurece y se pagan con la salida del sol.

Federico Lagomarsino también argumentó que una ciudad iluminada –más allá de este momento en particular– entre otras cosas, amplía el horario de actividad, la beneficia como espacio recreativo y otorga más seguridad a los ciudadanos que la transitan.

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