—Usted tiene cáncer.
La noticia es tan fuerte que el médico y el paciente centran el resto de la conversación en los tiempos de tratamiento, los porcentajes de supervivencia, los años, meses o días de vida. Pocos hablan de que, dependiendo del tumor y su avance, hay linfomas como los de Hodgkin o tumores como el de mama en que más de 80% se cura, por lo cual hay una vida que planificar para después del cáncer.
Por eso hace dos semanas el Ministerio de Salud presentó las nuevas pautas de oncología que, por primera vez en la historia, le dedican un capítulo a la protección de la fertilidad de los pacientes jóvenes que son diagnosticados de cáncer. ¿Voy a poder ser padre o madre? ¿Tengo derecho a que me guarden mis óvulos y espermatozoides sanos? Son por normativa parte de las preguntas que los médicos deben responder antes del tratamiento.
“Uruguay se posiciona como uno de los países pioneros en universalizar la preservación de gametos de los pacientes oncológicos menores de 40 años”, cuenta la hematóloga Matilde Boada. “En Estados Unidos o en la mayoría de países de Europa los pacientes, si es que fueron asesorados antes del tratamiento oncológico, tiene que pagarle a un seguro médico. En Uruguay, gracias a una ley aprobada en julio y recientemente reglamentada, el Fondo Nacional de Recursos cubre el tratamiento de extracción y la preservación de óvulos y espermatozoides por diez años, sin costo para el paciente, sin importar el prestador (de hecho se realiza por fuera del mutualismo y el paciente elige dónde y con qué médico) y sin distinción de los ingresos”.
Antes, hace solo siete o seis años atrás, la hematóloga Boado recibía pacientes jóvenes que se habían curado de sus cánceres y querían ser padres. Ya era demasiado tarde. La quimioterapia ya les había afectado su capacidad reproductiva. Pero desde menos de un lustro “se empezó a pensar en la reproducción como un derecho y en que sea parte de los temas a abordar durante el diagnóstico incluso si dan o no los tiempos previo al tratamiento por el cáncer”.
Cada día se detectan en Uruguay dos cánceres en jóvenes de entre 15 y 39 años. Es decir: el 5% de las neoplasias malignas se diagnostican en jóvenes en edad reproductiva y a quienes beneficia la nueva ley.
“La actualización de las guías y la reglamentación que le siguió a la ley (que cubre el tratamiento y conservación de gametos) obliga a que los profesionales estén actualizados e incorporen el tema de la fertilidad sin excusas. Porque antes muchos médicos lo desconocían o sencillamente sostenían que la palabra ‘cáncer’ era tan mala que no se quería cargar al paciente con otras informaciones”, explica la ginecóloga Dana Kimelman. Sin embargo, la evidencia científica más reciente indica que es “hasta sanador” que al paciente se le dé la posibilidad de pensar en el día después de la enfermedad, “mucho más si son jóvenes y sabiendo que muchos cánceres tienen altos porcentajes de curación”.
Entre los jóvenes, de hecho, “los efectos secundarios de los tratamientos suelen ser más terribles que la enfermedad en sí, por lo cual es bien importante hablar sobre cómo podría ser la vida sexual posterior, cómo afecta el tratamiento la fertilidad, el amamantamiento o lo que fuera”, dice Kimelman.
Imagínese una mujer menor de 40 años a la que se le diagnostica un cáncer de mama. Ella recibe seis sesiones de quimioterapia con una combinación de fármacos que le dejan más de 80% de infertilidad. Si el médico no le advierte la toxicidad del tratamiento oncológico antes de iniciarse, es probable que no pueda ser madre biológica. Y si se lo advierte antes de la nueva ley, tendría que abonar entre 5.000 y 7.000 dólares para la extracción más la paga por mantenimiento. Ahora lo cubre el Fondo Nacional de Recursos y se hace por fuera del prestador de salud. La pauta oncológica insiste: “No son los prestadores los que estarán a cargo de la financiación ni de la realización de dichos tratamientos. Este es un punto importante a la hora de asesorar los pacientes sobre la libertad de elección de clínicas y médicos tratantes”.
Por último, la guía recomienda que la información brindada por los profesionales deber ser lo más completa posible. Porque la preservación de gametos no implica el éxito asegurado de la futura técnica de reproducción asistida. Por lo cual las expectativas tiene que medirse con la evidencia. Por ejemplo: “Las tasas de éxito en mujeres menores de 35 años que conservador sus óvulos son de aproximadamente 42%, disminuyendo con la edad en el momento de la criopreservación”.
Los ginecólogos ahora avanzan en otra modificación a la ley de Reproducción Asistida para que se cubran los estudios genéticos preimplantación, con el objetivo de evitar el desarrollo de enfermedades de predisposición genética. Kimelman lo resume así: “Uruguay tiene una buena ley y bastante pionera de Reproducción Asistida, pero es perfectible: la incorporación de la oncofertilidad es un ejemplo de avance y ahora hay que ir por más”.
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