Un sector de la política y la sociedad dedican horas fundamentales e irrecuperables en el recurrente intento de transformar el pasado reciente –y todavía caliente-, de manera de explotarlo políticamente. Así, se logra entre otras cosas, inflamar antiguas rabias y dolores que toda sociedad madura habría dado ya por superadas, y ensanchar aún más esa grieta criolla que crece con la fuerza que ejerce una marcada polarización.
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