Ayer se conoció el índice de precios al consumidor de agosto.
Llegó al 12.4 por ciento.
Es la inflación mensual más alta del mundo, después de la de Venezuela y el Líbano.
Y la más alta de la Argentina en los últimos 31 años.
La del mes anterior a la convertibilidad.
Solo en los primeros 8 meses de este año los precios aumentaron 80.2 por ciento.
Desde que Massa asumió, hace poco más de un año, la inflación acumuló más del 140 por ciento.
Lo que se conoce como inflación interanual escaló a casi 125 por ciento.
De acuerdo al relevamiento de expectativas de Banco Central, se espera, para los próximos 12 meses, una inflación de casi el 200 por ciento.
El número, aunque no fue una sorpresa, cayó como una bomba en el medio de una ciudad.
El ex presidente Mauricio Macri, dijo que estamos en estado de hiperinflación. Además calificó a Massa de irresponsable, cínico e inconsciente.
El candidato a presidente Javier Milei ofreció el mismo diagnóstico: “Vamos camino a una hiper”, anticipó.
Tres horas después de conocido el dato, el ministro y candidato le echó la culpa de la inflación a Macri y al FMI. Tras cartón anunció la devolución del 21 por ciento del IVA para monotributistas, jubilados y trabajadores que no pagan ganancias.
Es para salarios o ingresos de hasta 708 mil pesos.
Lo máximo que podrán ahorrar es hasta 18.800 pesos mensuales y siempre que hagan las compras con la tarjeta de débito.
Así como antes había pedido a los trabajadores que con los pesos que se ahorren de la suba del techo del mínimo no imponible de ganancias se compren un autito, Massa reclamó a los comercios que no utilicen la venta formal para robarle el beneficio del IVA a la gente”.
El ministro dijo que el beneficio iba a alcanzar, en total, a 9 millones de personas.
Sumó a más de 7 millones entre jubilados y pensionados y agregó a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo y a los trabajadores de casas particulares.
Los diputados de Juntos por el Cambio anticiparon que rechazarían todas las medidas a las que Massa intente pasar por el congreso.
Ayer, en Más Nación, Martín Tetaz comparó las decisiones del candidato con un auto que va a 300 kilómetros por hora y en vez de bajar la velocidad en la curva, acelera hasta hacer inevitable el choque.
Argentina ya sufrió dos hiperinflaciones.
En 1989 y 1990.
Muchos de nosotros la vivimos.
Es un infierno multiplicado por mil.
La sensación es parecida a la estar dentro de un avión que va cayendo en picada, sin solución de continuidad.
O un terremoto insoportable, pero de larga duración.
La diferencia entre las anteriores y la que podría venir es que la nueva hiper caería sobre un país todavía más empobrecido que el de hace más de 30 años.
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