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Viernes de ira en Medio Oriente: incendio, puñaladas y represión
Palestinos atacaron un lugar sagrado de los judíos; hubo fallecidos en choques con la policía
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17 de octubre de 2015 a las 05:00
Los disturbios y ataques continuaron ayer viernes en Israel y Palestina en una jornada que se inició con un incendio provocado en la Tumba del Patriarca José, en Nablus (Cisjordania), y que acabó con cinco palestinos muertos, un centenar de heridos y un soldado israelí herido en un apuñalamiento.
Las facciones más radicales entre los palestinos habían convocado a un "viernes de ira" y la jornada empezó en la madrugada, cuando un grupo de gente atacó la Tumba de José con cócteles molotov y bombas, provocando un incendio que dañó severamente el complejo antes de ser controlado por las autoridades palestinas.
El ataque fue condenado por la ONU y la comunidad internacional, y también por el presidente palestino, Mahmud Abás, que anunció un comité para investigar los hechos y lo calificó de "acto irresponsable" que no refleja sus principios "ni los del islam".
La violencia contra ese lugar, venerado por judíos, cristianos y musulmanes, se enmarca en la nueva crisis que vive la región y en el hecho de que, una vez al mes, ómnibus con religiosos judíos entran a visitarlo por la noche protegidos por fuerzas de seguridad.
Muchos palestinos consideran estas visitas, coordinadas entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), una provocación y una violación de su territorio, puesto que la tumba está situada en el Área A de Cisjordania, la única donde los palestinos tienen control tanto administrativo como de seguridad.
Una portavoz del ejército israelí explicó a la agencia EFE que "cientos de palestinos se concentraron a lo largo de la verja de seguridad, tirando piedras y neumáticos ardiendo para tratar de dañar la cerca, lo que supone un riesgo".
"La amenaza de infiltración es una amenaza directa a las comunidades cercanas. Se ha declarado una zona militar cerrada en los alrededores de Nahal Oz", señaló la portavoz militar, que agregó que las fuerzas "dispararon y utilizaron medios de dispersión de masas contra los principales instigadores".
Así es que murieron esos dos jóvenes y más de medio centenar resultaron heridos por balas y otros tantos por inhalación de gas en los choques violentos.
Un poco antes, de mañana, había muerto un joven herido de bala en enfrentamientos pasados, también en la franja.
En Cisjordania se registró también un nuevo apuñalamiento, tras la jornada del jueves en la que no hubo ninguno y que seguía a ocho días con ataques de arma blanca diarios. Un palestino de 26 años acuchilló a un soldado israelí. Lo hirió y fue luego abatido.
El atacante iba vestido con un chaleco y una camiseta que lo identificaban como prensa y simulaba ser un fotógrafo, hecho que fue condenado por la Asociación de Prensa Extranjera de Jerusalén, que "deploró" la violación de los privilegios de la prensa e instó a los medios palestinos a "verificar de inmediato todas las credenciales" a periodistas.
Otro palestino más murió en la aldea cisjordana de Beit Furiq, al este de Nablus, en choques de jóvenes manifestantes con el ejército israelí.
El jefe de facto del gobierno en Gaza y segundo en la jerarquía del movimiento islamista Hamas, Ismail Haniye, instó de nuevo a la juventud palestina a continuar con lo que denominó "la nueva intifada".
"La intifada debe ser más violenta para defender Jerusalén y la mezquita de Al Aqsa", dijo el dirigente islamista, que agregó que "el espíritu de la resistencia" debe ser más profundo "para bloquear todos los intentos de extinguir las llamas de la intifada".
En Jerusalén se sigue viviendo en un ambiente de tensión con los lugares públicos prácticamente vacíos y la policía y la guardia de fronteras instalando bloques de cemento y puestos de control para controlar el paso en las localidades del este de la ciudad, territorio palestino ocupado.
El embajador palestino ante la ONU sugirió desplegar en Jerusalén Este una “presencia internacional” para garantizar que se respete el statu quo de la Explanada de las Mezquitas, que permite a los musulmanes acudir a rezar y a los judíos visitarla, pero no orar. Los palestinos consideran que no se puede confiar en Israel para esto.
Pero el delegado de ese país rechazó la idea e indicó que Israel nunca aceptaría “ninguna presencia internacional” en la zona porque sería, justamente, ir en contra del statu quo.
Las facciones más radicales entre los palestinos habían convocado a un "viernes de ira" y la jornada empezó en la madrugada, cuando un grupo de gente atacó la Tumba de José con cócteles molotov y bombas, provocando un incendio que dañó severamente el complejo antes de ser controlado por las autoridades palestinas.
El ataque fue condenado por la ONU y la comunidad internacional, y también por el presidente palestino, Mahmud Abás, que anunció un comité para investigar los hechos y lo calificó de "acto irresponsable" que no refleja sus principios "ni los del islam".
La violencia contra ese lugar, venerado por judíos, cristianos y musulmanes, se enmarca en la nueva crisis que vive la región y en el hecho de que, una vez al mes, ómnibus con religiosos judíos entran a visitarlo por la noche protegidos por fuerzas de seguridad.
Muchos palestinos consideran estas visitas, coordinadas entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), una provocación y una violación de su territorio, puesto que la tumba está situada en el Área A de Cisjordania, la única donde los palestinos tienen control tanto administrativo como de seguridad.
En la franja de Gaza
Otro centro de "ira" fue en la franja de Gaza, donde murieron dos jóvenes en enfrentamientos con el ejército israelí en varios puntos de la valla fronteriza.Una portavoz del ejército israelí explicó a la agencia EFE que "cientos de palestinos se concentraron a lo largo de la verja de seguridad, tirando piedras y neumáticos ardiendo para tratar de dañar la cerca, lo que supone un riesgo".
"La amenaza de infiltración es una amenaza directa a las comunidades cercanas. Se ha declarado una zona militar cerrada en los alrededores de Nahal Oz", señaló la portavoz militar, que agregó que las fuerzas "dispararon y utilizaron medios de dispersión de masas contra los principales instigadores".
Así es que murieron esos dos jóvenes y más de medio centenar resultaron heridos por balas y otros tantos por inhalación de gas en los choques violentos.
Un poco antes, de mañana, había muerto un joven herido de bala en enfrentamientos pasados, también en la franja.
En Cisjordania se registró también un nuevo apuñalamiento, tras la jornada del jueves en la que no hubo ninguno y que seguía a ocho días con ataques de arma blanca diarios. Un palestino de 26 años acuchilló a un soldado israelí. Lo hirió y fue luego abatido.
El atacante iba vestido con un chaleco y una camiseta que lo identificaban como prensa y simulaba ser un fotógrafo, hecho que fue condenado por la Asociación de Prensa Extranjera de Jerusalén, que "deploró" la violación de los privilegios de la prensa e instó a los medios palestinos a "verificar de inmediato todas las credenciales" a periodistas.
Otro palestino más murió en la aldea cisjordana de Beit Furiq, al este de Nablus, en choques de jóvenes manifestantes con el ejército israelí.
El jefe de facto del gobierno en Gaza y segundo en la jerarquía del movimiento islamista Hamas, Ismail Haniye, instó de nuevo a la juventud palestina a continuar con lo que denominó "la nueva intifada".
"La intifada debe ser más violenta para defender Jerusalén y la mezquita de Al Aqsa", dijo el dirigente islamista, que agregó que "el espíritu de la resistencia" debe ser más profundo "para bloquear todos los intentos de extinguir las llamas de la intifada".
En Jerusalén se sigue viviendo en un ambiente de tensión con los lugares públicos prácticamente vacíos y la policía y la guardia de fronteras instalando bloques de cemento y puestos de control para controlar el paso en las localidades del este de la ciudad, territorio palestino ocupado.
Reunión urgente en Naciones Unidas
El Consejo de Seguridad de la ONU analizó la situación y señaló la peligrosidad del actual brote de violencia. Insistió en que la crisis no se puede resolver a través de medidas de seguridad y consideró que la ocupación israelí contribuye a la situación. Los miembros evaluarán un borrador propuesto por Francia.El embajador palestino ante la ONU sugirió desplegar en Jerusalén Este una “presencia internacional” para garantizar que se respete el statu quo de la Explanada de las Mezquitas, que permite a los musulmanes acudir a rezar y a los judíos visitarla, pero no orar. Los palestinos consideran que no se puede confiar en Israel para esto.
Pero el delegado de ese país rechazó la idea e indicó que Israel nunca aceptaría “ninguna presencia internacional” en la zona porque sería, justamente, ir en contra del statu quo.
