En la televisión abierta estadounidense los tres principales programas de entretenimiento en la noche después de las 22.30 son
The Tonight Show Starring Jimmy Fallon,
Jimmy Kimmel Live, y
The Late Show with Stephen Colbert. Este último lidera en los ratings, favorecido por el hecho que dedica casi el cien por ciento de los chistes a comentar la labor del presidente. Donald Trump escribe los libretos.
El viernes pasado, uno de los originales de la
música, David Byrne, fue entrevistado por Colbert en su show y después presentó en carácter de estreno para la televisión, Everybody's Coming to My House, primer single de su nuevo álbum,
American Utopia,primero que graba en diez años.
Byrne se presentará en el
Teatro de Verano de Montevideo el próximo martes 20, en lo que seguramente será una actuación inolvidable, tanto en lo musical como en lo perfomático. Creo que nunca antes había llegado a nuestro país un artista o grupo a pocos días de haber estrenado su nuevo
disco en el programa más visto en su horario en la televisión estadounidense. Por lo general vienen en la posdata de su gira, tras haber recorrido el mundo, como si Montevideo fuera el último orejón del tarro.
Que Byrne llegue a promocionar su más reciente disco antes de presentarse en otros lugares de mayor importancia demográfica, y por lo tanto comercial, agrega otro signo de distinción a un artista inclasificable, que considera a la música, mejor dicho, a todo lo que hace, como una oportunidad para generar una experiencia estética nueva.
Estamos hablando de un artista innovador con mayúsculas, en la línea de otros de dimensión universal –Luis Buñuel, William Carlos Williams, Willem de Kooning- a los cuales el paso del tiempo no afecta, por el contrario, se transforma en motivador para que la mente continúe desafiando parámetros establecidos, creando estados de esplendor de la imaginación cuando siente que está más joven que nunca, incluso más que en los tiempos cuando las obras maestras salían con mayor facilidad, o eso parecía.
A los 65 años de edad, llega a Montevideo un camaleón que ha hecho su obra ajeno a modas, aunque no a nuevos modos de encarar la creación, tal como su genial nuevo disco lo demuestra.