En 2014 se emitieron 156 avisos meteorológicos a la población, según informó a
El Observador el Departamento de Pronóstico del
Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet).
Si se hace una cuenta rápida, esa cifra equivale a uno cada menos de tres días, aunque hubo meses excepcionales como enero y febrero que lideraron el ranking de alertas o como abril, en el que se emitieron solo dos. Pero, ¿por qué tantas advertencias? ¿Ocurren finalmente los hechos que se pronostican?
A diferencia de un pronóstico normal, estos informes que elabora el Inumet constituyen un servicio a la población, que se brinda con cierta antelación, avisando sobre determinados
fenómenos meteorológicos extremos que, de llegar a ocurrir, podrían implicar un riesgo tanto material como de vida, explicó la directora de Pronóstico, Jeannette López. Se elaboran mediante un protocolo, vigente desde 2012, que clasifica a los avisos por colores o niveles de riesgo, dependiendo de la intensidad de los mismos.
“Nuestro protocolo es estudiado, no es algo casual. Volvemos a tomar sobre la mesa lo que ocurrió y hacemos un análisis posterior para ver qué cosas se hicieron bien y qué no.
Hacemos un control de calidad de las advertencias y en eso estamos bastante bien”, explicó López.
Para el meteorólogo Núbel Cisneros la gran tormenta de agosto de 2005 provocó un cambio drástico a la hora de emitir alertas y en parte es por eso que se hacen públicas tantas advertencias.
“Estos análisis tendrían que ser muchos más elaborados, a los efectos de no generar alertas cada vez que ocurre un evento que de repente no tiene una relevancia como tal”, opinó Cisneros.
Cuestión de distancias
Según López, uno de los principales inconvenientes a los que se enfrentan a la hora de elaborar los pronósticos es que Uruguay no tiene un radar para realizar las observaciones de los fenómenos. Por ende, el Inumet utiliza la información que está disponible
online de Argentina y Brasil. “Muchas veces pasa que la página está caída y no podemos elaborar un pronóstico”, apuntó.
Además, la jerarca explicó que los radares cubren solo algunas zonas: “El que está cerca de Buenos Aires, por ejemplo, abarca solo el suroeste de Uruguay, por donde entran todas las inestabilidades, pero no así el resto del país. Tenemos poca cobertura”.
“Por ejemplo, tenemos un evento pronosticado y capaz que en Montevideo, donde está la mitad de la población de Uruguay, no ocurre, pero sí a 50 kilómetros de ahí. Hay un área donde es posible que ocurra pero no quiere decir que en toda esa región vaya a pasar. No tenemos cómo medir en cada lugar en particular”, señaló.
Tenemos un evento pronosticado y capaz que en Montevideo, donde está la mitad de la población de Uruguay, no ocurre, pero sí a 50 kilómetros de ahí. Hay un área donde es posible que ocurra pero no quiere decir que en toda esa región vaya a pasar. No tenemos cómo medir en cada lugar en particular", dijo la directora de Pronóstico, Jeannette López
Lo que existe en Uruguay son algunas estaciones meteorológicas, pero miden los fenómenos en tiempo real a través de sensores. “Son datos reales, miden enseguida que ocurrieron los hechos, pero no se puede establecer un pronóstico”, dijo López.
Por otro lado, la experta manifestó que en verano es difícil establecer predicciones porque casi siempre se dan tormentas explosivas. La inestabilidad comienza de repente y no da tiempo para emitir un aviso.
Los fenómenos que ameritan un informe son los extremos, por ejemplo, vientos de más de 65 kilómetros por hora, lluvias abundantes o tormentas intensas.
Cambio climático
Según explicó la docente e investigadora a cargo del
Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias, Madeleine Renom, existen tendencias estacionales de aumento de las precipitaciones, pero el hecho de que haya llovido más durante el último año no está relacionado con el
cambio climático.
Para ver una transformación en el clima se deben tomar los eventos ocurridos por lo menos en los últimos 30 o 40 años y los mismos deben ser sostenidos en el tiempo. “Se analizan si los extremos aumentaron o disminuyeron su frecuencia, si son más intensos”, explicó.
Riesgo
El Inumet posee un sistema de colores con cuatro niveles de riesgo meteorológico.
VerdeIndica fenómenos en los que “no es necesaria una especial atención” porque, aunque ocurran, serán de baja intensidad. De este nivel salta al amarillo, que constituye un llamado de atención, o como lo describe López, un “abra los ojos que puede ocurrir algo”.
AmarilloAbarca las rachas de viento comprendidas entre los 60 y 75 km/hora, las precipitaciones mayores a 50 mm en 24 horas (o nieblas persistentes por más de 12 horas). También amerita una advertencia amarilla por ola de calor cuando hay temperaturas mínimas superiores a 20° y máximas entre 24° y 36° durante al menos tres días seguidos, o por ola de frío cuando hay temperaturas máximas de entre 5° y 10° a lo largo de la misma cantidad de días, o sensación térmica de entre 5° y 0° por 18 horas. Según López, un nivel de riesgo amarillo puede llegar a tener una complicación, dependiendo del lugar y las condiciones en las que se dé, por eso debe emitirse. Un ejemplo fueron las inundaciones en Montevideo en los últimos meses. “La persistencia de un viento del suroeste durante mucho tiempo puede hacer caer árboles, cosa que ha pasado muchas veces en la costa”, explicó.
NaranjaUn fenómeno cambia de nivel amarillo a naranja cuando aumenta su intensidad. En este caso, deja de ser un simple llamado de atención y pasa a configurar lo que en el Inumet llaman advertencia. Cuando hay vientos de 75 hasta 120 km/hora, cuando llueve entre 50 y 100 mm en seis horas, se establece nivel naranja. También por olas de calor, cuando hay temperaturas mínimas superiores a 22° y máximas de entre 37 y 39° durante tres días seguidos, o de frío cuando las temperaturas máximas no superan los 10° o la sensación térmica es inferior a 0°.
RojoEl máximo nivel que existe es el rojo. Este se emite cuando se pronostican, por ejemplo, vientos superiores a 120 km/ hora o cuando llueve más de 200 mm en 24 horas o más de 100 mm en seis horas. Puede que ocurran olas de calor que ameriten una advertencia roja. En este caso las temperaturas mínimas son superiores a 22° y las máximas son superiores a 39° por dos días seguidos. No se emiten en Uruguay advertencias rojas por olas de frío. El viento que ocurrió el 19 de setiembre de 2013, por el que se debió atar un cordón en la Plaza Independencia para que la gente pueda pasar, estaba bajo nivel rojo. En 2013 hubo dos de este tipo. Jeannette señaló que el Inumet mantiene una comunicación fluida con el Sistema Nacional de Emergencias y se emiten avisos antes de que los fenómenos puedan llegar a ocurrir, para que estén preparados.