El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos firmó un acuerdo con México para reducir el número de personas que llegan a la extensa frontera de 3.200 kilómetros entre ambas naciones. Sobre todo, las autoridades migratorias norteamericanas ponen el énfasis en los estados de Arizona y Nueva México, donde más porosa resultan los límites.
Dado que buena parte de los migrantes sin papeles provienen de Venezuela, Estados Unidos se comprometió a “crear un proceso más ordenado y seguro para las personas que huyen de la crisis humanitaria y económica” de ese país con un cupo inicial de 24.000 plazas, según informa oficialmente el Departamento de Seguridad Nacional. A su vez, pactó con las autoridades mexicanas que serán devueltas las personas que atraviesen la frontera de forma irregular.
De esa manera, Washington le pone presión al gobierno de Andrés Manuel López Obrador dado que desde la frontera entre México con Guatemala es por donde cruzan migrantes de El Salvador, Honduras, Venezuela y Colombia entre otros. Esa frontera tiene más de 1.200 kilómetros y es de una geografía selvática muy difícil de controlar y a su vez de mucho riego de vida para quienes la cruzan de forma irregular.
Esta decisión de aceptar 24.000 venezolanos que cumplan con las normas migratorias significará que México deberá reubicar a los miles que sean devueltos desde la frontera con Estados Unidos.
Las autoridades migratorias de Estados Unidos dicen que el programa podría dar más plazas en el futuro pero quedará supeditado a que México, en paralelo, haga lo necesario para que los venezolanos no crucen la frontera sur con Guatemala.
La realidad es que la cifra de 24.000 inmigrantes es apenas menos de una sexta parte de las 150 mil personas que ingresaron por la frontera en el último año y que las autoridades fronterizas, en su gran mayoría, devuelven a México.
El programa permitirá a estas personas que ingresen que se establezcan por un período de dos años y solicitar la autorización de trabajo. Una condición para el ingreso es que, inicialmente, estos migrantes deberán demostrar que cuentan con recursos suficientes como para establecerse o el apoyo familiar o de personas que les den alojamiento o trabajo.
De momento, desde Washington las autoridades dicen que el programa es solo para inmigrantes venezolanos, que constituyen la mayoría entre los que llegan en los últimos meses.
Dado que Biden tiene un desafío muy grande en las elecciones de medio término porque puede perder la mayoría en ambas cámaras del Congreso, esta medida tiende a ganar voluntades en distintos estados.
Los gobernadores republicanos de los estados sureños fletaron por tierra y por avión a inmigrantes llegados por la frontera con México a Chicago, Nueva York y Washington, tres estados gobernados por demócratas.
A partir de ahora, las personas que entren en México y Panamá de forma irregular, no podrán participar en el proceso legal en los Estados Unidos. “Los que intenten cruzar la frontera de forma ilegal serán devueltos a México y no podrán acogerse a este proceso en el futuro. Los que sigan el proceso legal tendrán la oportunidad de viajar con seguridad a Estados Unidos y trabajar en el país”, dice un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional.
“Casi cuatro veces más venezolanos que el año pasado intentaron cruzar nuestra frontera sur, poniendo sus vidas en manos de despiadadas organizaciones de contrabando. Mientras tanto, la migración irregular desde el norte de Centroamérica se ha reducido en una cuarta parte con respecto al nivel del año pasado”, señala el Departamento de Seguridad Nacional.
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