Una década después, aquel pibe que llegó con 12 años es protagonista en el Palacio Peñarol. Asume como Fiti o Mazzarino, a quienes ya no mira por televisión sino juega a su lado. Resuelve con carácter e impulsa la reacción de los playeros.
"Cuando me tocó entrar en el cierre del primer cuarto sabía que quedaba una sola bola. Venía del banco, frío y estaba visto que me iban a dejar tirar. Tuve confianza para tomar el tiro. Entrar de esa manera te da confianza para el resto del partido", reflexiona unas horas después de aquel momento que marcó el partido de Malvín y Aguada, cuando en el final de los primeros 10 minutos un triplazo empató el partido en 18. Así se fueron a la primera pausa del partido que el martes jugaron en el Palacio Peñarol. Y con ese acierto quedaron marcados los dos, Malvín por el envión y Aguada por el mal cierre.
"Si me pone para atacar la última pelota es porque estoy capacitado para hacerlo", reflexiona. "Por eso me tengo confianza, porque Pablo (López) me la brinda", puntualiza.
Santiso es un jugador de confianza del técnico. Es el que decide dentro de la cancha. El que marca el rumbo. El que establece la forma que quiere ver jugar a su equipo.
"Hablo mucho con Pablo porque al ser el base del equipo hablamos antes, durante y después del partido. Durante el juego por dónde atacar, qué le parecen determinados movimientos que hago. Antes, planifica los puntos a atacar. Y luego es tiempo de hacer correcciones y de reafirmar lo que hicimos bien en ataque", subraya.
El martes, en la goleada de Malvín, jugó 19' y aportó 14 puntos y cerró con 75% en triples (tres convertidos en cuatro intentos), 100% en dobles (uno en uno) y 80% en libres (cuatro en cinco). Además, tomó dos rebotes y dio una asitencia.
"Con otro protagonismo ahora se ve diferente. En mi carrera viví un proceso que fue ir de menos a más en cuanto a mi participación en el juego y en los minutos. Por esa razón, me pone muy contento porque al tener minutos se vive de otra manera. Y no son solo minutos, sino aportar cosas al equipo", resume este momento, y se adelanta a expresar sus sueños: "Sería un cierre divino si logramos el campeonato, pero no es una frase hecha es una realidad: esto es muy largo. Tenemos que jugar cada partido como si estuviéramos 0-0 o 0-1, para mantener la concentración".
Identificado con Aguada su padre y toda su familia, el base de Malvín se fue desprendiendo de esa pasión por el club que hoy tiene como rival. "En su momento fui fanático, pero desde hace algunos años lo dejé de lado, porque así es el deporte. Aprendés a ser hincha del equipo en el que estás".
Su primera salida de Malvín, luego de terminada las formativas, fue a Capitol en 2013, con 19 años. De ahí en más fue y volvió a los playeros. En el Metro repitió en Capitol, Nacional y Atenas.
Aquel año le regaló sus mejores noches. No jugaba pero integraba el plantel de Malvín que logró su tercera Liga, en 2013. Como sub 22, acumulaba experiencia, absorbía todo lo que podía.
"Formarte en un equipo de campeones te genera mucho orgullo. Por esa razón muchas veces pienso lo difícil que es jugar en Malvín, incluso surgiendo de las formativas, y hoy me doy cuenta que tengo un lugar", explica con satisfacción.
En 2013 ganó su primera Liga y en 2014 no pudo repetir porque por un cambio en la reglamentación, fue impedido de jugar el torneo de ascenso y el más importante de la FUBB. "Estuve y no estuve. Sí, porque practiqué todo el año con ellos aunque en los hechos estaba parado en la Liga, porque no podía jugar. Pablo me permitió entrenar todo el año porque creo que vio que en algún momento podía formar parte del plantel. Además, me permitieron viajar a Liga Sudamericana como integrante del plantel. Era uno de los 12. Eso para mí fue muy valioso. Por eso el traga amargo de eso se compensó con seguir creciendo todo ese año. Nunca me desmotivé y tuve ganas de seguir formando parte del plantel de Malvín".
Al final de esta la temporada, Santiso termina su contrato, pero apunta a un solo lugar: "Quiero quedarme en Malvín. Estoy muy cómodo. Es el club en el que estoy desde que soy niño". l
LAS FRASES
"Crecí mirando a Bruno (Fitipaldo). Fue un ejemplo. Me dejó un montón de cosas, pero sobre todo el hábito de trabajo. Lo visualicé y lo utilizó. Es un profesional en todo sentido. Si lo tenía al lado y no le sacaba el mayor jugo y no aprendía de él, hubiera sido un desperdicio. Lo mismo me sucede con Nico (Mazzarino)"
"Mi familia entera es de Aguada, pero lo tomamos con mucha tranquilidad. Ellos, como mis padres, van a querer lo mejor para mí y eso es que Malvín gane. Además, no van a ser ni más ni menos hinchas de Aguada si Malvín gana"
Juan Santiso
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