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Zona de confort: una segunda mirada al clásico del sábado

La ausencia de riesgo asumido, la escasa imaginación, el miedo a jugar y la posición en las tablas llevaron a Nacional y Peñarol a igualar el clásico
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22 de octubre de 2018 a las 05:02

Nacional se mantuvo un puntito arriba en la Tabla Anual, clave para definir el Campeonato Uruguayo. Y Peñarol sigue cuatro unidades encima de su tradicional rival en el Clausura a dos fechas del cierre de un torneo que lo tiene en las puertas de la definición final. 

El empate era un resultado cantado para el clásico que ambos equipos jugaron el sábado en el Estadio Centenario por la 13ª fecha del certamen. Y fue así. Terminaron 1-1 en un marcador donde la justicia se impuso por su propio peso. 

¿Por qué fue empate? En primer lugar porque el confort que cada uno traía en su tabla se impuso por goleada sobre el riesgo asumido. 

Eso llevó a ambos equipos a cuidar más el cero en sus arcos que a mirar al de enfrente regalando un clásico opaco en líneas generales. 

Es más, Nacional arriesgó un poco más en el arranque por el lugar donde plantó su línea de cuatro defensiva y por su intención de progresar en bloque hasta las cercanías del área rival. 

Tras un comienzo interesante con dos desbordes por derecha donde Sebastián Fernández le ganó –en uno de esos centros– por arriba a Ezequiel Busquets conectando un cabezazo al segundo palo que por poco no encontró receptor, la apuesta de Alexander Medina asomaba esperanzadora. 

A los 13’, a la salida de un córner, Gonzalo Bergessio encontró a Rodrigo Erramuspe como receptor en el área forzando a Kevin Dawson a la primera de sus tres intervenciones claves en el partido. 

Sin embargo, el equipo se quedó. Porque tras ese arranque auspicioso se chocó con una línea media de Peñarol muy sólida y los espacios dejados por su ambiciosa postura defensiva inicial terminaron siendo un dolor de cabeza. 

Por derecha, Giovanni González –apuesta de Diego López en lugar de Fabián Estoyanoff– encontró campo fértil para atacar a Alfonso Espino y Guzmán Pereira y el Cebolla Rodríguez, desde la medular, entendieron que el negocio pasaba por cortar y lanzar rápido para la velocidad de Darwin Núñez y la potencia de Gabriel Fernández. 

Entonces, ejerciendo un control estricto en el mediocampo y pasando rápido al ataque, Peñarol jugó mejor el primer tiempo. 

Pero nunca aprovechó el momento. Generó dos chances claritas. A los 19’, Agustín Canobbio metió una gran diagonal –su mejor aporte en el partido–, se combinó con González que habilitó al Torito que se demoró en definir y cedió a Núñez al medio que cabeceó con Esteban Conde ya vencido. La pelota fue rechazada en la línea.   

Tres minutos más tarde, otra vez por derecha, González avanzó superando a Espino y cedió rasante al medio para un Canobbio que definió afuera. 

Falló así Peñarol en su mejor momento. Pero también falló reiteradamente en el último pase donde el potencial definidor sufrió la impericia del asistidor de turno. 

Le pasó a Núñez tras un gran enganche en el área cuando entraba el Torito por el segundo palo y también falló el centrodelantero en un par de invasiones por la derecha. 

Su potente habilidad fue incontenible por momentos para Rafael García y Erramuspe, pero sus malas decisiones de la tarde lo llevaron a ser controlado a la hora de culminar sus acciones. 

Al no poder sobrepasar la línea media de Peñarol con su manual, Nacional atinó a saltearse el muro de Pereira –que ganó los manos a mano y ensanchó la cancha siempre con lucidez– y el Cebolla con envíos largos que se fueron siempre largos y afuera. 

El resto de los intentos fracasaron en posiciones adelantadas de sus delanteros, cuatro en total solo en el primer tiempo. 

Brian Ocampo fue de los que más quiso, pero siempre fue bien controlado y en un escenario pálido apenas asomó con luz un desborde de Gonzalo Castro –de los más regulares del partido– que habilitó a Papelito Fernández quien tras ganarle a Carlos Rodríguez definió contra un palo salvando Dawson. 

Con esa acción, al minuto 41’, se fue un primer tiempo que terminó con dos acciones claras de gol por lado y cuatro intentos al arco tricolores contra dos de Peñarol, lo que claramente demostró la ineficacia aurinegra en ese último pase. 

En el complemento cambió todo. Y muy rápido. Iban apenas 50 segundos cuando Bergessio hamacó el cuerpo fuera del área y puso solo de cara al gol a Fernández que en este tipo de partidos no es hombre de fallar. 

No había terminado Peñarol de digerir ese impacto cuando Bergessio cabeceó tras gran desborde de Castro y entre Dawson –con gran atajada– y el horizontal se salvó un aurinegro que parecía aturdido. 

Lo que siguió a esas acciones fue un tedioso trámite donde la falta de imaginación de ambos favoreció a Nacional que iba en ventaja. 

De dominador en el mediocampo, Peñarol pasó a dominado por el despliegue del Colo Romero y el sentido de ubicación y la gran técnica de pase de Christian Oliva. 

Medina fue a la segura sacando a Ocampo para mandar a la cancha a Matías Zunino que entró muy bien para que Nacional se adueñara definitivamente del control de la pelota. 

Pero nunca se animó a más el equipo. Y ese fue su gran pecado. Dispuso de dos contragolpes donde los culminadores se apresuraron a definir. Primero Fucile y después el propio Zunino. 

Pero la solidez defensiva de la línea media y la retaguardia parecían que lo llevaban caminando al triunfo. 

Poco pudo cambiar el trámite el ingreso de Fabián Estoyanoff (a los 59’). Porque Peñarol ya no tenía el mismo espacio para atacar. Pero el que sí lo cambió fue Lucas Viatri (entró a los 68’). 

Cinco minutos después de su ingreso metió un cabezazo a un palo bien atajado por Conde. Fue el primer remate al arco de Peñarol en todo el segundo tiempo.  

Y ocho minutos después de esa acción que parecía aislada, el argentino empató el partido. 

Fue en la única acción en todo el partido en la que Peñarol soltó a un lateral –Busquets– con criterio. El juvenil se combinó con Estoyanoff, este cedió al Cebolla que rápidamente conectó al Torito que borró todos sus errores previos con notable centro de zurda a Viatri que le ganó a un Fucile que defendió con el pie una acción aérea. 

Una sola jugada de este tipo habla de cierto miedo a la hora de encarar un partido. Lucas Hernández, gran lateral, no se proyectó una sola vez con criterio al ataque. 

Pero el mismo se vio del lado de Nacional guardándose cambios que podían darle otra cuota de talento al equipo como Luis Aguiar o Tabaré Viudez. 

Por eso el clásico terminó en empate. Por eso la definición del Clausura se prolonga, al menos, una semana más con Peñarol candidato. Y por eso la Anual quedó igual, a favor de Nacional.  
 

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