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3 de noviembre 2024 - 5:00hs

La elección del domingo mostró un escenario parejo en el que tanto Álvaro Delgado como Yamandú Orsi tienen chances de ser electos. Estamos otra vez ante un balotaje competitivo con final abierto como lo estuvimos en 1999 y en 2019.

Los comicios mostraron que los uruguayos no se pronunciaron fuertemente por un cambio: en el Uruguay de las dos mitades, los partidos de la coalición sumados aventajaron al Frente Amplio por 85.000 votos. A su vez, el comportamiento de los votantes que históricamente se han movido entre octubre y noviembre, da la pauta de que puede pasar cualquier cosa.

En los discursos de campaña los dirigentes políticos hablan de que se ponen en juego dos modelos de país y se agitan algunos cucos, pero cuando se afina en las propuestas no se avizora que el país pueda dar un viraje en sus principales políticas ni lineamientos, gane quien gane. Ese será el tema de esta Newsletter EnClave.

Los dos modelos y la pelea por los votos

En ese panorama tan parejo sin mayoría parlamentaria (el FA obtuvo 16 senadores pero la coalición tiene 49 diputados y el FA 48 mientras que Identidad Soberana, de Gustavo Salle, los dos restantes) ya empezó la batalla entre los dos candidatos por demostrar quién garantizará una mejor gobernabilidad, cuál de los dos tiene los mejores dotes de negociador y el notorio esfuerzo por marcar lo que diferencia a uno del otro, cuando en realidad tienen perfiles similares.

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En ese sentido, Delgado hizo una jugarreta al señalar que no tiene problema en designar a un frenteamplista en su gobierno y poner de ejemplo a la senadora electa frenteamplista Cristina Lustemberg, especialista en temas de infancia, ante lo que ella lo acusó de hacer demagogia. Orsi, por su parte, no ha parado de repetir en estos días que Delgado sacó la carta de acordar con la oposición después del domingo, al quedarse sin mayoría parlamentaria pero Delgado había dicho previo al 27, en la entrevista que le hicieron Diego Cayota y Santiago Soravilla, que en caso de ser electo, luego de reunirse con los socios de la coalición llamaría a la oposición para intentar acordar en los principales temas, como energía o pobreza infantil.

Sin embargo, más allá de estos chisporroteos propios de la campaña, ¿dónde están las reales diferencias? ¿dónde pueden estar los “peligros” de que resulte ganador uno u otro candidato?

En el plano discursivo, Orsi explicaba dónde están los dos modelos de país. Según su visión, la coalición propone un proyecto de país donde está “la concepción de que solo con el crecimiento natural de algunos sectores, el resto de la economía y la sociedad crecen” mientras que la izquierda considera que “la protección social tiene que ir de la mano de ese crecimiento”, decía en la entrevista que le hizo Ramiro PIsabarro. en la que reducía el tema a decir que el FA propone "un modelo de crecimiento con igualdad" y la coalición uno con "desigualdad”.

Por su parte, Delgado se ha trazado como prioridad de su eventual gobierno bajar la pobreza infantil a la cuarta parte (destinar US$ 200 millones al año al programa de atención integral a la primera infancia creado en 2021) y ha hablado de que también se precisa a las empresas públicas para generar condiciones de desarrollo. En la misma entrevista hacía una especie de autocrítica al admitir que este gobierno no logró bajar la pobreza porque es una de las áreas en las que “demoran más en el impacto del derrame”.

Álvaro Delgado, Guido Manini Ríos, festejos plaza Varela, elección octubre 2024.

Claramente hay diferentes focos sobre dónde poner los énfasis como los ha habido dentro de la coalición ya que Cabildo Abierto ha sido crítico con lo que consideró "la excesiva confianza en las políticas de libre empresa y en que vengan las grandes empresas, hagan inversiones, se derrame y el malla oro empuje. Eso no ha funcionado muy bien hasta el momento”, decía el senador Guillermo Domenech.

Sin embargo, yendo a lo macro cuesta ver dos modelos. No podemos decir que este gobierno haya aplicado un modelo distinto en lo tributario o en económico al agroexportador que lleva décadas instalado, incluso en las ayudas que ofrece el Ministerio de Desarrollo Social, que se han mantenido.

Tampoco ha habido giros en política exterior, donde más allá de que el presidente ha tenido un discurso más duro contra Venezuela –se combatió a la dictadura de Maduro en lo discursivo pero se designó embajador en ese país- o se marcaron diferencias con los socios del Mercosur, nada ha cambiado en forma trascendente.

A su vez, cuando los candidatos han expuesto ante los ámbitos de decisión o las cámaras empresariales, mientras Delgado ha intentado demostrar que el FA transmite incertidumbre y dudas, Orsi ha intentado combatir ese discurso mostrando pragmatismo.

En esas instancias suele sacar a relucir sus 20 años en la Intendencia de Canelones -los diez como secretario general y los diez como intendente- donde no hizo más que promover la inversión privada, los barrios privados y la negociación con otros partidos para conseguir financiamiento. Asi fue que por allá por abril dijo ante empresarios del Piso 40 que en la izquierda aprendieron de Danilo Astori y que se definía en lo relacionado a temas económicos y a política exterior como “pragmático” y “no ortodoxo”, o hace pocas semanas ante un grupo de empresarios argentinos resaltó que en Uruguay se “respetan a las normas” y “ya no hay discusión sobre las posturas macroeconómicas”.

En un área tan sensible como la seguridad tampoco se advierten diferencias. Históricamente el Frente Amplio ha tenido un debate interno con la represión pero Orsi fue claro poco antes de la elección del 27 al declarar que “la represión no puede estar en discusión”. “Además de la prevención (...) también tiene que haber una represión al delito. Hay que ser muy duro con el delito pero también muy duro con las causas. Hay que trabajar a dos puntas”, sostuvo.

Justamente esa es la política que viene aplicando la actual gestión del Ministerio del Interior al frente de Nicolás Martinelli que pone el énfasis en el enfoque dual, que busca atacar las causas sociales del delito por el que sumó a la estrategia de seguridad y al modelo represivo políticas, políticas sociales. Y también ha sumado el aporte de la academia.

Los matices podrán estar en las personas que pongan uno y otro a cargo de la seguridad, pero si se revisa lo que han sido las políticas que se aplicaron en los últimos veinte años que han estado marcada por el endurecimiento de penas, combate al micro o gran narcotráfico por etapas sin lograr grandes resultados y los homicidios que no han parado de crecer y aunque ahora se mantienen meseteados no han podido descender.

También hay consenso en que cualquiera de los dos que gane creará un Ministerio de Justicia que básicamente tendrá como objetivo absorber al INR (las cárceles) para sacarlas de la órbita del Ministerio del Interior y profundizar las políticas sociales para quienes dejan la cárcel. Desde la coalición proponen también que el nuevo ministerio asuma áreas legales que hoy tiene el Ministerio de Educación, entre otros, los trámites de las extradiciones.

Otro punto que genera gran consenso entre oposición y oficialismo en que urge mejorar la educación para darle mejor calificación a la mano de obra de forma que la gente pueda ganar más y acceder a mejores empleos. En ese sentido hay acuerdo en universalizar la edudación secundaria, ampliar los CAIF, las escuelas de tiempo completo. En el caso de Delgado aunque no ha machacado demasiado en la idea planteó la creación de un bono de US$ 2.000 para los jóvenes que terminen el liceo entre los de los quintiles más pobres y otro de US$ 4.000 para quienes terminen sexto grado antes de los 20 años.

Yamandú Orsi y Carolina Cosse en el cierre de campaña del Frente Amplio en el Velódromo.jpeg

Dónde se podría señalar que existen diferencias es en algunos puntos de la educación sobre los que ya te hablé en un anterior EnClave. El programa del FA propone volver al cogobierno en educación, retomar el “crecimiento” de la inversión en la educación pública “sobre la base del 6% en educación, más el 1% del PIB en investigación, desarrollo, ciencia, tecnología e innovación, y aprobar la Universidad de la Educación. Además propone “convocar a un congreso nacional de educación que llegue a conclusiones políticamente vinculantes”.

Siguiendo en el plano de las diferencias uno de los temas que ha quedado instalado después del fracaso del plebiscito de la seguridad social y que ha generado debate y promete ser tema en estos semanas que quedan hasta el 24 es el de la seguridad social. El 66% de los frenteamplistas puso la papeleta del si y el candidato del partido no quiere desatender a esos votantes. Por eso en las entrevistas que dio esta semana Orsi dijo que el casi millón de uruguayos que votó a favor de la reforma constitucional “dieron una señal hay que saber leer esa realidad”.

A su vez su eventual ministro de Economia, Gabriel Oddone, le dijo a Búsqueda este jueves que el resultado del plebiscito “es un mandato que el próximo gobierno va a recibir” y que “afortunadamente, el Frente tiene en su programa de gobierno el mandato de convocar a un diálogo social”.

“El mandato lo dio el 60% que no votó la papeleta. Si quieren insistir, como han dicho (Marcelo) Abdala y (Juan) Castillo, tienen que explicar qué proponen. ¿Qué es ahorro no lucrativo? ¿Cuál es la nueva financiación de la seguridad social?”, respondió el eventual ministro de Economía de Delgado, Diego Labat.

Aunque enseguida aparecieron voces como la de Javier García o Laura Raffo que ponen en duda que un eventual gobierno del FA respete el pronunciamiento del soberano, sabemos que no va por ahí la cuestión. Por más que se intente forzar de la piola y se discuta sobre las cajas paraestatales o el financiamiento de las AFAP, las AFAP permanecerán.

Es cierto que hacia la interna del Frente Amplio muchas veces no hay unanimidad y la barra o las bases hacen sentir su voz y presionan al gobierno (en caso de que Orsi sea el presidente) pero el propio Oddone despejaba esa cuestión en una entrevista con La Diaria, meses atrás: “No hay unanimidad (en el FA) pero creo que todas las personas que tienen la posibilidad de incidir en la política económica, de todo el espectro político, están de acuerdo con esto. A veces hay quienes controvierten esta especie de mainstream, pero lo que están queriendo hacer, y está bien que lo hagan, es provocar para pensar un poquito fuera de la caja".

Lo mismo se podrá pensar en la coalición con respecto a algunas propuestas de Cabildo Abierto o del Partido Independiente, incluso puede haber diferencias entre blancos y colorados –la hubo con la libre importación de combustible- pero el statu quo manda en este país. Esa vaca sagrada en Uruguay es muy difícil que se toque, gane quien gane

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