El 7 de octubre de 2023, cerca de las 6:30 de la mañana y durante la festividad de Simja Tora, 4000 terroristas entraron a Israel desde la Franja de Gaza. Asesinaron, violaron, torturaron y masacraron a más de 1200 personas, dejaron heridas a más de 5000 y secuestraron a 250, perpetrando así la mayor matanza de judíos desde la Shoáh (Holocausto).
A inicios de este año, en mayo, viajé a Israel. Fui a visitar algunos de esos lugares y a recorrer las calles que unos meses antes habían sido el escenario de la peor pesadilla de los habitantes de la zona. Ahí conocí a Jenny Sividia. Tuve la oportunidad de escuchar su historia en primera persona.
Jenny es sobreviviente de la masacre sufrida en Nova. Ella y Noam, su pareja, habían ido a bailar, a escuchar música y a divertirse. Era la primera vez que iba a una fiesta al aire libre. Allí se encontró de casualidad con su hermano Shlomi, que estaba con su novia, Lilia. Shlomi y Lilia eran novios desde hacía cuatro meses, así que Jenny era la primera persona de la familia que conocía.
No me puedo olvidar de su relato ni de la descripción del lugar. Contó cómo, junto a Noam, pasaron diez horas entre disparos, escondiéndose entre los árboles y entre cuerpos de los que ni siquiera se había percatado. Mientras vivía ese horror, llamaba a su hermano para asegurarse de que estuviera bien, hasta que dejó de responder sus mensajes. Pensó en muchas cosas, menos en la posibilidad de haberlo perdido. Al otro día, se enteró de que Shlomi y Lilia se encontraban entre las víctimas del ataque.
Escuchar a Jenny describir los sonidos, las imágenes y las sensaciones de ese día fue estremecedor. Habló de los gritos, del miedo y de la impotencia, así como de los atacantes que, en medio del horror, se jactaban de su crueldad. “Acá estaba el escenario grande y en frente, estaba el escenario chico. Mirábamos para allá y había terroristas. Nos dábamos vuelta para allá, y había más terroristas”, cuenta señalando parte del predio.
Hoy, Jenny vuelve a Nova y busca las fotos de su hermano y de su cuñada, y los árboles plantados en sus nombres para contar sus historias. Prefiere que el mundo conozca sus vidas, a su propia historia de supervivencia, aunque al escucharla parece que estuviera contando una película de Hollywood.
Lilia Gurevich tenía 38 años, era bióloga y estaba divorciada. Era la directora del Departamento de Biología Molecular de Amai Proteins, donde sus compañeros la describen como “divertida, colorida y de rulos salvajes”. Sus amigos y su familia la recuerdan amante de la ciencia y de la ciencia ficción, fanática de Star Treck. Esa noche, Lilia dejó a sus hijos mellizos de seis años con su papá y fue a bailar con Shlomi.
Shlomi Sividia tenía 37 años, era ingeniero de software y también estaba divorciado. Era senior software engireer en la empresa ServiceNow, donde sus compañeros lo describen como “divertido, trabajador y amigo de muchos”. Esa noche dejó a sus hijos de 3 y 4 años con su mamá y fue a Nova con Lilia. Jenny cuenta que su hermano amaba la música y era un gran músico. “Las notas viajaban por sus venas”. “Shlomi era un padre maravilloso, muy trabajador y buen vecino”.
Desde el 7 de octubre de 2023, el mundo de Jenny no es el mismo. Ella ha hablado públicamente sobre el horror que vivió, compartiendo que los recuerdos de ese día la persiguen constantemente: los gritos de las víctimas, las escenas de violencia extrema, y el sonido de los atacantes celebrando la matanza. En su discurso ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pidió que se responsabilice a los perpetradores del ataque y se condenen las acciones de Hamas.
En Nova fueron asesinados 364 jóvenes. Eran personas que celebraban la vida en un festival de música electrónica y que no volvieron a sus casas.
365 días después del 7 de octubre de 2023, todavía quedan 101 rehenes en manos de Hamás. No nos olvidamos de ustedes.