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18 de mayo 2025 - 5:00hs

Con la muerte de José Mujica se cerró un ciclo de la historia del Uruguay. Era el último líder de la izquierda. Y el último de la generación de Astori, Vázquez, ambos sucesores de Seregni. Todos ellos lograron transformar a la izquierda en un proyecto político serio que llegó a gobernar el país y que va camino a los 20 años de mandato.

Mientras se lo despedía, esta semana, se han repasado sus múltiples vidas, su presidencia, su transformación en un icono global ya que le dio visibilidad al país como ningún otro mandatario. Aunque su presidencia fue muy mala, su carrera política tuvo varios méritos que lo colocan en un lugar destacado como constructor del Frente Amplio en el gobierno: llevó la izquierda a los pobres de la periferia de Montevideo y a la gente del interior y fue un componedor que logró unir diferencias en la coalición de izquierda.

La obvia pregunta que queda de acá en adelante es que pasará con el Mujiquismo sin Mujica. Ese será el tema de esta newsletter EnClave.

El fin de una generación y los desafíos que se abren para los herederos

El Astorismo, el Vazquismo, el Wilsonismo, el Pachequismo… y en otra categoría el Herrerismo o el Batllismo, corrieron distina suerte una vez que sus líderes murieron.

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Politólogos como Gerardo Caetano, Oscar Bottinelli y Mauro Casa coincidieron, en distintas entrevistas que dieron esta semana, en que Mujica sentó las bases de una estructura fuerte que tendrá trascendencia pero también advirtieron que no se puede hacer futurología y que la suerte que corra el Mujiquismo dependerá de que se encuentre un sucesor fuerte.

“Mujica generó una cultura política que ha logrado adhesiones muy fuertes” y da la impresión de “ha impregnado y que tiene potencialidad” hacia el futuro pero “luego se verá”, decía Bottinelli en Desayunos Informales, de Canal 12.

Repasando lo que han sido otros ismos surgidos entorno a la figura de otros caudillos (Mujica lo fue) o líderes políticos de la historia, Bottinelli marcaba que el Herrerismo perduró unos años y luego el Wilsonismo lo hizo desparecer pero fue reflotado por Luis Alberto Lacalle Herrera que llegó a la presidencia en 1990. Mientras que el Wilsonismo reapareció luego como un imaginario y ahora es invocado con fuerza en dirigentes de varios los sectores nacionalistas pero sin que exista con una estructura política propia.

El Pachequismo, en cambio, desapareció. “No existió como fenómeno, existió un gobierno de Pacheco que generó el pachequismo”, decía Bottinelli para señalar luego que cuando se sometió a referéndum la ley de las empresas públicas en 1992, durante el gobierno de Lacalle, se pusieron en juego los dos modelos de pachequismo que perduraban hasta entonces: el pachequismo liberal económico que tenía como referente al economista Eduardo Ache,y el pachequismo del exdiputado Pablo Millor, afianzado en un mayor control de la economía del país.

El Astorismo que se consolidó en los 15 años de gobiernos frenteamplistas como conductor de la política económica, sin estar exento de conflictos internos con otros sectores, uno de ellos el MPP, dejó también su legado. El propio Orsi se encargó de mencionarlo en la campaña al decir que en la izquierda "aprendieron de Astori y ya hay cosas que no se discuten" pero tampoco persiste hoy un sector fuerte que represente esos ideales. El sector liderado por Bergara, que es el que encarna hoy al Astorismo, hizo alianza con el MPP para bajar su candidatura a la presidencia y quedarse con la intendencia, en otra muestra clara de las redes que sabía tejer Mujica.

También el legado del Vazquismo perdura de momento en los frenteamplistas, y estuvo presente en la campaña en la que tanto Cosse como Orsi se disputaron su legado al mencionarlo. No hay duda del peso de Vázquez en la historia ya que fue el primer intendente del Frente Amplio en Montevideo –que va camino a completar 40 años de gestión- y el primer presidente de la República de izquierda que además fue electo dos veces. Y si bien se enfrentó muchas veces a su propia fuerza politica como cuando quiso impulsar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos supo hacer prevalecer la sintonía con el Frente Amplio como un factor prioritario para la subsistencia política.

En cambio, el Mujiquismo sí es un sector con una estructura sólida. Bottinelli resaltaba también que el Mujiquismo se armó “en muchos pisos”, con un núcleo en el Movimiento de Participación Popular (MPP), con el MLN que integran otros grupos, luego con el Espacio 609 (desde el que se trazaron alianzas con otros frenteamplistas como Víctor Vailliant y que fue sumando a otras figuras independientes).

“La sensación que tenemos todos es que el MPP es una cosa desordenada pero cuando se estudia la construcción es de una estructura, de un profesionalismo de los sectores con cuadros bien armados, con elencos de construcción, que funciona armónicamente y que ayudad a la cohesión”, decía Bottinelli.

Como lo dijo la propia Lucía Topolansky cuando presentaron a Blanca Rodríguez en la Huella de Seregni el año pasado, esa estrategia de apertura y de ir a buscar a figuras que convenzan y que arrastren fue lo que le permitió convertirse en un grupo con el peso que tiene hoy, sin olvidar también el poderío económico del sector.

No se puede omitir que la muerte de Mujica encuentra a un MPP en el Poder Ejecutivo y eso implica que el sector está recaudando dinero como nunca, teniendo en cuenta que los cientos de cargos que están en la administración tienen topeados sus sueldos y donan parte importante al grupo político.

La tarea de encontrar al sucesor

Nueva Legislatura 2025 2030/José Mujica y Lucia Topolansky

"El MPP por sus características va a necesitar un heredero que por ahora no se ve” pero que se tendrá que forjar porque “el MPP no puede ser gobernado por un comité ejecutivo. No puede tener una dirección colegiada. Va a tener que encontrar una figura que al menos parcialmente herede el ejercicio del liderazgo”, decía Gerardo Caetano en entrevista con En Perspectiva este miércoles.

Mauro Casa, aportaba en el programa Cinco Sentidos de canal 5 este jueves que Mujica cumplió con “el objetivo político” de colocar en la presidencia a una figura de su línea de sucesión. “A Mujica se le reclamaba no haber podido generar liderazgos que lo sustituyesn. Ponerle el saco (de presidente) a otra figura que fue construida a imagen y semejanza y lo logró", afirmaba.

Hasta ahora a todos los candidatos que había apoyado el Mujiquismo les había ido mal como le pasó primero con Ernesto Agazzi, derrotado en 2012 por la socialista Mónica Xavier que obtuvo el doble de votos en las primeras elecciones internas del FA. Luego, Lucía Topolansky perdió con otro socialista, Daniel Martínez, que se quedó cómodamente la Intendencia de Montevideo, también con el doble de los votos, o cuando impulsó al médico Álvaro Villar para la Intendencia y perdió con Cosse.

Otro asunto en el que el Mujiquismo ha logrado encontrar un equilibrio es en la tensión entre el pragmatismo y la ideología que el peso de la barra del MPP ha pretendido imponer históricamente. Eso le trajo críticas en la vieja guardia del MPP, al punto que cuando terminaba su mandato en junio de 2015 el dirigente Julio Marenales le declaró a Brecha que el MPP se había convertido en un “grupo juntavotos” que “no tiene ideología”. Marenales entendía que el gobierno de Mujica “se quedó en el progresismo”, mientras que la estructura partidaria había sido “cooptada” por el sistema.

Caetano apuntaba al respecto que Mujica abrazó la moderación por sobre la ortodoxia. Agregaba que al final de su vida Mujica fue "un demócrata global, que puso por encima de la ortodoxia de izquierda, el pragmatismo".

También destacó en esta última etapa “su obsesión fue hablarle a los jóvenes”. Y es cierto que fue de estos últimos líderes el único que se preocupó por generar el continuismo y logró una renovación de figuras dentro del sector: Orsi, Pacha Sánchez, Daniel Caggiani, Sebastián Valdomir, Sebastián Sabini y mujeres como Lucía Etcheverry, Cecilia Cairo o Sandra Lazo.

Obviamente, ya se puede visualizar que en el elenco de figuras y aun sin ser líderes tanto Orsi, como presidente de la República como Sánchez, como secretario de la Presidencia, son dos figuras con proyección para construir desde el mandato ese liderazgo. Se suma el hecho de que Orsi no podrá ser reelecto en 2029 y el Pacha sí. También, que tendrá del otro lado de la contienda política, al único que actualmente lidera su partido que es Luis Lacalle Pou.

La sucesión de El Pepe queda abierta. Botinelli decía que Lucía Topolansky será "la albacea del testamento", la persona que se encargará de cumplir la voluntad del testador después de su muerte. Ella, que es una mujer con peso propio, dijo en estas horas que Mujica le dejó "muchos deberes" que se irán conociendo.

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