Diversas investigaciones avalan esta afirmación, la mentalidad con la que funciones, definirá el éxito de un proyecto así como de la propia vida. Contundente y real, si es constante y sonante la mentalidad asociada al fracaso, nuestra vida, sueños y proyectos, estarán calificados como tales. ¿Qué estilo de mentalidad nos lleva al éxito y cuál al fracaso?
Entre las muchas investigaciones realizadas, te comparto la de Carol Dweck, profesora de psicología en Standford, lo ha sido en Columbia, Harvard y Yale, entre otras muchas universidades e instituciones. Es miembro de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos y además de sus reconocidas investigaciones, ha escrito libros que se encuentran alrededor del mundo. Aún más valiosa que su trayectoria es el resultado de su propia experiencia así como con alumnos. Halló dos estilos de mentalidades: fija o de crecimiento.
Antes de compartirte de cada una de ellas, quiero que sepas que podemos elegir la que nos sea valiosa. Es cierto que, como todo en la vida, cuando se trata de competencias, habilidades, talentos y características propias, requiere mirarse uno mismo. Es decir, invertir en nuestro propio autoconocimiento.
Hace unos meses, con uno de los equipos con quienes desarrollamos procesos de desarrollo, instrumentamos un semáforo de emociones. Tema que estaba siendo central para su desempeño y logro de resultados. Emociones que son individuales e impactan en el equipo. Cada integrante de este equipo viene registrando sus emociones en tres tiempos, la mañana, la tarde y la noche. Utilizan los tres colores del semáforo para identificar si su estado emocional es positivo o negativo, así como si no es ni lo uno ni lo otro. Cabe destacar que estado emocional no es lo mismo que emociones. Podremos tener muchas emociones en un pequeño espacio de tiempo y que éstas no cambien o alteren el estado emocional en el que nos encontramos. Quise compartirte sobre este ejercicio ya que quizá te resulte interesante ponerlo en práctica. ¿De qué podrás darte cuenta? Probablemente de muchas cosas en el pasar de las semanas. Por ejemplo que tu estado emocional no coincide con el que creías o que quizá hay aspectos, momentos o situaciones en las que te sería útil trabajar. Tanto sea para fortalecerlas o para cambiar algo que te permita vivir tal como eliges. Porque, quiero que sepas que elegimos cómo vivimos el día a día. Y muchos días hacen semanas, meses y la vida misma.
Volviendo a la mentalidad, también es importante saber que, aún si nos identificamos con un estilo de mindset u otro, nos encontraremos, en diversos aspectos y áreas de nuestra vida, con lo que podremos llamar “islas” del otro estilo mental. Por esto te comentaba que es necesario conocernos. Muchas veces nuestras teorías no coinciden con la práctica. Y es algo que solo podemos constatar si además de autoobservarnos, miramos los resultados de lo que hacemos y decimos, así como pensamos y sentimos.
La mentalidad fija es una mentalidad que sostiene que existen personas hábiles para algo o inhábiles, que hay quienes tienen una estrella y que existen personas que están destinadas al fracaso en determinadas áreas o intereses. Y esto vale tanto para aprender a jugar al tenis, un idioma o para emprender una proyecto laboral, familiar, etc. ¿Cómo detectar esta mentalidad? Si cuando algo no sale como esperabas, consideras que fracasaste, estas en mentalidad fija. Si cuando alguien se equivoca a tu alrededor, lo castigas directa o indirecta o siquiera le haces saber que cometió un error, estás en mentalidad fija. Y así podríamos poner muchos ejemplos, todos los cuales se relacionan con fracaso.
En cambio, si entendes que puedes aprender, que si no tenes los recursos los puedes conseguir, que no lo lograste aún pero estás en el camino, que aquello que no salió con el resultado esperado te permite aprender, entonces estás ante una mentalidad de crecimiento.
Dweck en una de sus tantas TEDx, comparte resultados de investigaciones y son maravillosos. En una escuela del Bronx, chicos que tenían serias dificultades y con los peores resultados en las pruebas, pasaron a ser los primeros en New York. Chicos de una reserva aborigen que tenían estadísticamente los peores resultados, encabezaron los mismos luego de un año y medio de trabajo con ellos. Sus resultaron superaron a los chicos Microsoft. ¿La diferencia? Fueron educados durante ese año y año y medio con educadores que se enfocaban en el proceso, con una mentalidad de crecimiento.
Está probado, la mentalidad fija además de generar fracaso e infelicidad sostiene desempeños pobres, una necesidad constante de aprobación, menor involucramiento, menor actividad cerebral con sus graves consecuencias a mediano y largo plazo.
En cambio la mentalidad de crecimiento favorece el involucramiento, el compromiso sostenido en el tiempo, el esfuerzo, la confianza, el diseño de futuro, la capacidad de influencia. ¿La diferencia? Dos claves, una es el foco en el proceso y aprender de los errores.
Vivir una vida plena requiere invertir en uno mismo. Mucho más cuando tenemos hijos, alumnos, colaboradores a cargo. Se trata de conocernos y elegir para actuar en consecuencia. Te invito a engrosar las filas de quienes nos comprometemos día a día. Lo cual no quiere decir que no fallemos, por supuesto que nos sucede, lo cierto es que aprendemos.