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23 de noviembre 2024 - 5:00hs

El escenario del balotaje se presenta ajustado. Las últimas encuestas dieron una mayor paridad que genera incertidumbre sobre la hora a la que se conocerá quién será el próximo presidente. Aunque todas colocaron a Yamandú Orsi por encima de Álvaro Delgado (la diferencia va de 0,5% a 4,2%) cualquiera de los dos podría ganar.

De todos modos, sea quien sea, el próximo será un gobierno distinto, sin un presidente líder de su partido y sin un Parlamento con mayorías que los respalden a la hora de gobernar. De eso te voy a hablar en esta última newsletter EnClave antes de conocer quién nos gobernará por los próximos cinco años.

La pelea por mostrar gobernabilidad: discursos y señales

En estas últimas semanas, presenciamos una especie de competencia entre los dos candidatos por mostrarse como garantes de la gobernabilidad.

A la vista está que si Delgado es el próximo presidente tendrá un escenario más complicado que Orsi, si resulta electo. Mientras Delgado tendrá que necesariamente negociar con el Frente Amplio, Orsi ya cuenta con la mayoría de los senadores a su favor y tiene en la Cámara de Diputados un abanico más amplio, dónde podrá buscar apoyos ya sea con los dos diputados de Cabildo Abierto o con Gustavo Salle y su hija, los dos representantes de Identidad Soberana.

En ese sentido, el golpe de efecto de Orsi en el acto final al presentar en el escenario a los 16 senadores electos mientras daba su discurso buscó mostrar esa “superioridad”. “Tenemos al Senado pronto para salir a la cancha y legislar, pero darle también –y fundamentalmente– la gobernabilidad que nuestro país necesita”, afirmó.

En sus discursos cada uno intentó señalar la falta de compromiso de los otros para negociar. Así Orsi destacó que la negociación ha sido frecuente en el Frente Amplio porque pese a tener las mayorías en los 15 años que gobernaron hubo momentos puntuales en que las perdieron y debieron buscar acuerdos afuera. “Al candidato del gobierno, Álvaro Delgado, le cuesta mucho más porque en estos cinco años no pudieron lograr ningún tipo de acuerdo. Al contrario, llegaron al gobierno y te dijeron sentate en el cordón, esperá que vuelvas a ganar, porque no se logró ningún tipo de mayoría para Tribunal de Cuentas, lo Contencioso, Corte Electoral, Fiscalía de Corte...”, señaló.

Delgado por su parte, habló de la "mano de yeso" del FA en esos 15 años para votar todos juntos y cuando fueron oposición se opusieron "a todo". "Ahora ojalá entiendan el mensaje y cambien la confrontación por la colaboración”.

En la entrevista con Santiago Soravilla, Delgado habló esta semana de "cambiar el chip" y dijo que quiere ser "el presidente de los acuerdos".

Mientras Orsi dijo que buscará acuerdos por temas y según los temas con los distintos partidos, incluso con blancos y colorados, Delgado dijo que los buscará "en temas nacionales con luces largas” y reiteró temas que ya ha mencionado: primera infancia y pobreza infantil, discapacidad, energía.

Delgado tendrá también el desafío de alinear la coalición, aun si pierde. Ya ocurrió en ese período que con la coalición en funcionamiento no logró muchas veces alinear a Cabildo Abierto que llegó a votar con el FA. También lo decía el colorado Andrés Ojeda quien se mostró favorable a “consolidar la coalición en todos los esquemas”, también si pierden, dijo a Búsqueda esta semana.

En ese afán por mostrarse conciliador llegó a anunciar esta semana que si gana lo segundo que hará, después de convocar a los socios de la coalición con los que gobernará, será reunirse con Orsi y también dijo que no descarta “tener ministros del Frente Amplio en algunos temas en los que estemos de acuerdo” y mencionó áreas sociales y energéticas en entrevista con el semanario Búsqueda.

Para llegar a ello tendrá que pegar un viraje discursivo después de que la dureza con la que cuestionó al Frente Amplio en estas semanas, incluido el debate en el que reiteró que estamos frente al peor Frente Amplio, que no tiene “cortafuegos” como eran Astori o Vázquez, o cuando dijo que si gana Orsi será un presidente como Alberto Fernández que no tomaba las decisiones.

En la entrevista que te mencioné dijo que separa lo que se dice en términos de debate político y justificó que nunca entró en descalificaciones o agravios personales. “Una cosa es lo que yo creo, siento y pasa, y otra es reconocer después de la elección que a Orsi lo votaron muchos miles de uruguayos que hay que respetar y escuchar”. Si es presidente habrá que ver cómo tiende puentes con Orsi y con el FA.

Los posibles escenarios de gobernabilidad

El que gane el domingo 24 necesitará tender puentes con la oposición. Los dos han dicho que lo harán y también han expresado que tendrán la firmeza necesaria para tomar las decisiones para que el país avance.

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En ese caso, se abre la duda sobre si tendremos una oposición dispuesta a marcar presencia, a trancar fuerte y bloquear al gbierno, o si veremos a una conciliadora, dispuesta a acordar en aspectos importantes para el futuro del país. Dependiendo de como ejerzan los partidos su rol de opositores, veremos la aplicación con mayor frecuencia de mecanismos que casi no se han utilizado en la historia parlamentaria.

Los proyectos más sensibles para un gobierno como el presupuesto, los impuestos o las venias para designar al fiscal de Corte y fiscales o directores de entes y servicios descentralizados tienen iniciativa del Poder Ejecutivo y requieren mayorias especiales de tres quintos de los votos del Senado. Si no se obtiene la mayoría pasado un plazo de 60 días, el Ejecutivo puede hacer una nueva propuesta o reiterar la anterior, y en caso de que no se consiga la venia, se designan con mayoría absoluta. En ese caso si Delgado es presidente la tendrá más complicada. Según explicó el politólogo Daniel Chasquetti a La Diaria “no tendrá ninguna opción, tendrá que negociar”.

A su vez, la Constitución le da al presidente algunas potestades como vetar leyes del Parlamento, y ese veto solo puede levantarse con mayorías especiales de tres quintos. Ese mecanismo que utilizó Vázquez con la ley de aborto y Lacalle Pou con la forestal y la ley de medios, podría utilizarse más seguido.

Para interpelar a un ministro se precisa un tercio de los votos de cada cámara y por eso hemos visto tantas interpelaciones en cada período pero para censurarlo el mecanismo es más complicado. Se requieren mayorías especiales para censurar a un ministro y si un ministro llega a ser censurado, el presidente puede respaldarlo y desencadenar elecciones parlamentarias anticipadas, como lo prevé el artículo 148 de la Constitución, algo que jamás llegó a aplicarse, aunque Jorge Pacheco Areco amagó con usarlo en 1969.

La Cámara de Senadores también podría iniciar un juicio político a pedido de la Cámara de Representantes o de las Juntas Departamentales, y emitir sentencia para separar del cargo al enjuiciado, para lo que se necesitan dos tercios de la cámara. Por último, si el FA es oposición y quisiera podrá convocar comisiones investigadoras con la mayoría que tiene en el Senado, planteaba Chasquetti en esa nota que te mencioné.

Más allá de esos aspectos que hacen a la gobernabilidad, hay otro que podrá estar presente en esta elección y es el factor de la presión social, que también deberá ser leído por quién resulte electo. No es lo mismo ser electo presidente por una mayoría clara y arrasadora que serlo por apenas 30 mil votos, como le pasó a Lacalle Pou en 2019. Si las encuestas aciertan, podemos estar frente a un escenario similar o incluso más ajustado.

Quien sea el próximo presidente, a la hora de gobernar tendrá que tener a la vista a la otra mitad que no lo quería en el sillón presidencial y también gobernar para ellos.

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