La producción de etanol de maíz representa una gran oportunidad para la Argentina, por la importancia y la sostenibilidad de su producción de maíz, destacaron especialistas y representantes del sector en el Congreso Internacional de Maíz, realizado en la provincia argentina de Córdoba.
Agenda de biocombustibles en Argentina
Durante el congreso se realizó el "Ethanol Day", donde se discutió una nueva agenda de biocombustibles para la Argentina, con la presencia del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Coalición Panamericana de Biocombustibles Líquidos (CPBIO), integrada por los principales gremios empresariales e industriales de las Américas dedicados a la producción y procesamiento de azúcar, alcohol, maíz, sorgo, soja, aceite vegetal y granos, entre otros productos del sector agropecuario.
En el corto plazo, Argentina espera una nueva ley de biocombustibles que promueva un aumento de las mezclas con etanol y biodiesel en un mercado desregulado y competitivo.
En ese sentido, el diputado Carlos Gutiérrez anunció la presentación de un proyecto de ley de biocombustibles, que fue elaborado por la Liga de Provincias Bioenergéticas, y que goza de un amplísimo consenso en el sector privado.
Decenas de diputados y senadores ya expresaron su apoyo a esa iniciativa.
“En el mediano plazo debemos trabajar en una legislación de Movilidad Sustentable, incluyendo al hidrogeno verde, al CO2 Biogénico, la creación de un mercado de carbono y a los biocombustibles para aviones y para transporte marítimo y fluvial, en un marco de convergencia de políticas con el Mercosur”, expresó Patrick Adam, director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz.
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Juan Samuelle
El plus del maíz argentino
“El maíz argentino emite 58% menos de gases de efecto invernadero que la media del resto del planeta y es el de menor huella de carbono del mundo; tenemos plantas industriales que poseen las mejores tecnologías a nivel mundial y se complementan con plantas de recuperación, tratamiento y purificación de carbono y/o con generación de electricidad vía biomasa/solar, por lo que la huella de carbono es de las más bajas del mundos”, concluyó Adam.
Durante el evento, el gobernador de Córdoba, Martín Llaryola, asumió una deuda por parte de “la política” con el sector productor de biocombustibles: "La culpa de que en la Argentina no seamos lideres en biocombustibles la tiene la política, que no estuvo a la altura de este ecosistema productivo. Hay que hacernos cargo; no es la culpa de los productores ni de los industriales", resaltó.
Agustín Torroba, especialista internacional en biocombustibles del IICA y secretario técnico y ejecutivo de la CPBIO, afirmó: “Argentina exporta más de 35 millones de toneladas de maíz. Eso le da un potencial de producción de Combustibles Sostenibles de Aviación (SAF, por sus iniciales en inglés) de más de 8 millones de metros cúbicos, lo que equivale a más de cuatro veces la producción mundial actual de este tipo de combustible. De esta forma, la cadena de valor del maíz esta excelentemente posicionada para ser un proveedor global de SAF, aprovechando su baja intensidad de carbono y los desarrollos actuales de la industria del etanol”.
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Diputados y Senadores Nacionales manifestaron adhesión al acuerdo sobre biocombustibles logrado por la Liga Bioenergética de Provincias.
Las plantas de bioetanol en base a caña de azúcar obtienen un gran resultado ambiental mediante el uso de bagazo para generar energía eléctrica renovable y vapor para el proceso industrial.
El bioetanol es además la fuente de octanaje más barata y sustentable para las gasolinas.
Una herramienta de alto valor
Especialistas nacionales e internacionales, así como diversas cámaras empresariales, explicaron que los biocombustibles son una de las herramientas privilegiadas que tiene la Argentina para darle valor a las materias primas, promover el desarrollo y el empleo federal y cumplir con los acuerdos climáticos internacionales.
Subiendo el corte de etanol del 12% al 15% en los combustibles del petróleo, la industrialización del maíz pasaría en la Argentina de 1,6 millones de toneladas a 2,5 millones de toneladas con valor agregado regional y federal.