Según la última Encuesta de Perspectivas Empresariales elaborada por la consultora económica KPMG
Empresarios
El 77% de las empresas del país calificó el clima de negocios en Uruguay como "bueno" o "muy bueno", según la última encuesta de perspectivas empresariales elaborada por la consultora KPMG, lo que significó una mejora frente al 75,5% registrado en la encuesta de 2023.
En tanto, tan solo el 1,8% de las empresas uruguayas calificaron el clima de negocios como “malo” y ninguna lo calificó como “muy malo”.
Los resultados de la encuesta -realizada entre el 15 de noviembre y el 16 de diciembre de 2024 a directores, gerentes generales y gerentes financieros de 113 medianas y grandes empresas- demostraron que al igual que en los últimos cuatro años, la percepción positiva del clima de negocios en Uruguay se “ha mantenido muy alta”.
En la última medición de KPMG, el 72% de las empresas respondieron con posterioridad a la celebración del balotaje presidencial del 24 de noviembre, lo que dejó en evidencia que “el cambio de signo político del próximo gobierno no afectó la percepción global de las empresas sobre el clima de negocios, lo cual es una buena señal de confianza institucional”, señaló el informe.
Los empresarios fueron consultados acerca de la percepción del clima de negocios en temas puntuales y, al igual que en años anteriores, destacaron la seguridad jurídica, la estabilidad macroeconómica, el régimen de promoción de inversiones y la disponibilidad de financiamiento como los aspectos más sobresalientes. De forma contraria, la percepción más desfavorable tuvo que ver con el régimen tributario, las relaciones laborales y la competencia interna.
El 52,2% de las empresas uruguayas registró un aumento en el volumen de sus ventas en 2024, frente a un 15% que verificó una caída, lo que significó una situación similar a la de 2023.
De acuerdo con los datos de KPMG, sin embargo, los márgenes se redujeron en el 35,4% de los casos, frente a un 24,8% que verificó un aumento. Si bien normalmente las empresas suelen reportar una baja relativa en el comportamiento de los márgenes, en la edición anterior correspondiente al año 2023 el porcentaje de empresas que había reportado una caída era superior (49,0%), mientras que las que habían verificado un aumento era más bajo (20,6%).
En términos netos, las empresas que verificaron una mejora (aumento de márgenes y/o aumento de cantidades vendidas sin caída en el resto) representaron el 40,7% frente al 22,1% que registraron un deterioro (caída de márgenes y/o cantidades sin aumento en el resto).
En cuanto a la rentabilidad, el 38,1% de las empresas dijo haber registrado un aumento de la rentabilidad medida en términos de resultado/ventas durante 2024, frente a un 16,8% que experimentó una disminución. Es decir que por cada empresa que tuvo una caída en la rentabilidad, hubo 2,3 empresas que tuvieron una mejora, destacó el informe.
Las empresas consultadas señalaron que ajustaron al alza los precios durante el año pasado en un 73,8% de los casos. Entre los principales motivos que los empresarios mencionaron para argumentar la suba de precios, el factor más determinante fue el aumento de costos laborales, seguido por el alza del tipo de cambio y la materia prima.
El criterio más utilizado para aumentar los precios fue en un 34,5% la inflación pasada, mientras que el 25,6% se basó en la inflación esperada por los analistas privados y la meta del Banco Central (BCU).
“En vista de que esto representa más del 60%, se destaca la importancia de lograr tanto una baja inflación efectiva como una baja inflación esperada para consolidar la estabilidad de precios a través de la política de ajustes de las empresas. El 39,8% restante toma en consideración otros aspectos para el ajuste”, señaló el informe de KPMG.
Las perspectivas económicas de los empresarios uruguayos para este año, con relación a 2024, son positivas en términos netos, aunque se constató un marcado deterioro con relación a las perspectivas de hace un año.
Actualmente, un 29,2% de las empresas presentó perspectivas optimistas con sesgo moderado (1,8% mucho mejores y 27% moderadamente mejores), mientras que el 24,8% es pesimista. “Esta diferencia neta del 4,4% es muy inferior a la brecha de 55,9% registrada un año atrás”, indicó KPMG.
En tanto, las perspectivas de crecimiento para los próximos 12 meses mostraron un optimismo moderado en lo que refiere al desempeño individual de las empresas, con un 51% de perspectivas positivas.
En línea con las mejores expectativas para el desempeño a nivel de la propia empresa, las perspectivas de ventas de los empresarios son netamente favorables, tanto en las empresas que venden en el mercado interno, como en las que exportan.
Asimismo, las expectativas de crecimiento en términos reales a nivel cuantitativo para el mediano plazo son mucho más moderadas para la economía en su conjunto que para el nivel de ventas de la propia empresa. En el primer caso, el 45,1% prevé que en el promedio de los próximos tres años el crecimiento económico será inferior al 2%, frente a un 46,9% que tiene una expectativa de crecimiento de entre 2% y 3%. Tan solo un 8% pertenece al conjunto de empresas optimistas que esperan un crecimiento superior al 3%.
En relación a las proyecciones de las empresas para contratar más personal, un 23% de las consultadas espera aumentar la plantilla laboral, lo que significó una reducción frente al 31,4% del año anterior. En tanto, el 20,4% prevé disminuir la cantidad de personal, frente al 9,8% reportado un año atrás.
En términos netos, la relación es favorable pero en apenas 2,6 puntos porcentuales frente a 21,6 reportado en 2023. Por ese motivo, desde KPMG señalaron que “la relación entre empresas que prevén aumentar la dotación de personal versus las que planean disminuirla es la más baja en los últimos cinco años”.
En lo que respecta a la inversión, el 50,4% de las empresas consultadas dijo que prevé concretar inversiones en activo fijo el año entrante, lo cual significó una caída con respecto al registro del año pasado y al igual que ocurrió con el empleo, "es la proporción más baja en los últimos cinco años".
De acuerdo con el 56,6% de los consultados, este año, la inflación estará por debajo del 6%, lo que demuestra que la mediana de las expectativas empresariales está dentro de la meta trazada por el BCU. El máximo relativo se ubicó en el tramo de inflación esperada de entre 5% y 6%, según el 44,2% de las empresas encuestadas.
En relación al dólar, la depreciación del peso uruguayo experimentada en el último tramo del año 2024 llevó a que una mayoría relativa del 34,5% tenga una perspectiva de que el tipo de cambio cerrará el año 2025 por encima de los $ 45.
Las empresas consultadas señalaron que las principales amenazas o debilidades de la economía uruguaya tienen que ver principalmente con la falta de competitividad y el déficit fiscal.
Al igual que en años anteriores, la competitividad fue la principal preocupación de las empresas, con un 49,6% que la ubicó en primer lugar. "Si bien en los años previos la preocupación en torno a la competitividad se había dado en un contexto de tipo de cambio real disminuido, en la presente edición la coyuntura es distinta, pues el tipo de cambio real registró un aumento acumulado próximo al 10% en 2024", mencionó el informe de la consultora.
La segunda amenaza mencionada por los empresarios fue el déficit fiscal, "en un contexto donde las finanzas públicas continúan estresadas".. De forma opuesta y en el otro extremo, la inflación figuró como el menor factor de preocupación, en línea con el contexto de inflación controlada dentro del rango meta del BCU.
Los empresarios que participaron del relevamiento de KPMG indicaron además que, a su entender, los costos salariales de Uruguay son los que explican principalmente la falta de competitividad de la economía, seguido por el atraso del tipo de cambio.
"Con lo cual, pese a la depreciación del peso uruguayo verificada en los últimos meses, persistiría la precepción de que Uruguay se encuentra caro en dólares en comparación con otros países, siendo ello atribuible a la necesidad de un ajuste cambiario adicional", indicó KPMG.
Otros motivos señalados por los empresarios como limitantes de la capacidad para competir fueron la presión fiscal, la insuficiente apertura al comercio internacional y las tarifas públicas.
En cambio, las regulaciones de la administración pública y la dificultad para conseguir personal capacitado fueron factores de menor preocupación.
