Me pasan cosas en lo emocional porque, felizmente, sigue dentro de mí el gurí soñador de Rivera. Ese que tocaba en los bailes de campaña, en los bailes de barrio, en las parrilladas, y que buscaba un lugar al sol, que veía que las cosas que soñaba a sus pares no le pasaban. Me genera la pregunta de '¿será que esto es para mí?', porque vivo en un país chico, en el norte del interior del país muy chico, donde las oportunidades no pululan. Pero tengo las ganas en el corazón siempre intactas. Cascoteado sí, pero con ganas de lograr algo en este camino. Por eso vivo estas cosas de una forma muy fuerte y también con una carga importante de responsabilidad, porque en el momento del disfrute pienso "quiero seguir aquí, ¿cómo logro la continuidad? ¿Cómo logro la vigencia en esta carrera?". Como uno disfruta algo lindo, quiere seguir en eso. Cuando logramos alguna cosa viene la emoción, pero también la conciencia de que hay que seguir. Entonces, ¿cómo seguir?
¿Dónde te parece que está tu magia?
Sin duda lo mío no es solo musical. Conozco tanta gente en el interior con talentos superlativos, mayores que el mío, pero quizás viene por el lado de la comunión de varias patas, del profesionalismo, de esa búsqueda de superarme y tratar de hacer las cosas prolijas, con esa visión rumbo al gusto popular. Miro mi carrera y veo que no solamente se trata de expresarme artísticamente hablando, sino de generar un contenido artístico apuntando al gusto popular. Lo mejor sería decir que me expreso y lo que soy es esto, que este es el recipiente y este es el líquido que quiero mostrar, el que quiera que que beba de él. Pero no, yo quiero preparar una receta que le pueda gustar a la gente. Y además está el plus de encarar la carrera de forma seria, buscar la continuidad, buscar el crecimiento, pero no descuidar la conciencia de que realmente no la conseguí solo. Decir "me debo al público" queda precioso, pero es "me debo al público" cuando salgo de aquí, cuando me bajo a una panadería, cuando estoy en un almacén en Rivera o en la frontera, o cuando se acerca alguien. Creo que esa comunión emocional sostiene mi carrera. Tengo la convicción de que debo mejorar siempre y atender a los míos, a los que me permitieron llegar.
Lucas Sugo
Foto: Leonardo Carreño.
¿Qué parte estás disfrutando? La exigencia y la presión de sacar un éxito tras otro puede generar angustia o bloqueo.
Esas incertezas me vinieron a visitar cuando salió Cinco minutos, que fue un hit que traspasó incluso mi zona de incidencia, que era del Río Negro para arriba, y me permitió lograr una ubicación en el mapa musical nacional y una proyección más allá de las fronteras del paisito. Esa canción catapultó mi carrera y ahí pensé "yo no soy una fábrica de hits". Uso siempre este ejemplo: es como que si voy al Estadio Centenario por primera vez y hago un gol de chilena. Ahí la gente va a ver el otro domingo y dice "voy a ver a Lucas Sugo, que hace goles de chilena". Y yo quiero entrar a la cancha, tratar de tocar la pelota y ver qué pasa. Entonces, estuve con problemas emocionales, con angustia. Es lindo exteriorizar eso. Hubo un quiebre en mi carrera, porque Cinco minutos salió en 2014 y empecé a hacer teatros, y era todo efecto de esa canción. En el 2015 redoblamos la apuesta y y agendamos un Velódromo, y me asusté porque la canción empezaba a caer.
Pero quedó un público cautivo, que me había abrazado artísticamente y que sostenía toda esta carrera, que llenó el Velódromo. Ahí se me empezaron a disipar esos problemas. Ahora me exijo mucho, quiero hacer un gol de chilena, pero realmente lo importante es estar bien físicamente para no lesionarme en la cancha.
¿En qué momento de tu carrera estás?
Noto que estoy en una etapa donde siento el disfrute de otra manera, porque estoy en mi carrera, pero también este último año estoy con mi familia. Porque la vorágine de toda esa locura de querer la vigencia llevó a preguntarme "¿Qué pasa, se me va a terminar esto?". Yo quiero una carrera seria, quiero ir hasta el final con esto. Vengo de una familia modesta, y quiero capitalizar lo que uno tiene artísticamente para transformarlo en una calidad de vida mejor para mí y los míos. Pasó toda esa locura, vino la pandemia y me dio unas buenas trompadas emocionales. La primera fue decir: "me estoy perdiendo de cosas, me estoy perdiendo comer tangerinas en casa, me estoy perdiendo revolcarme con mis perros, me estoy perdiendo el olor a transpiración del caballo, me estoy perdiendo los amaneceres escuchando una radio Spica am, escuchando folklore, escuchando a Gardel, me estoy perdiendo todas esas cosas". Me estaba perdiendo agarrar la guitarra y cantar porque sí. Se genera casi una especie de obsesión artística para lograr cosas y me empecé a olvidar y a descuidar el disfrute. Con mi familia y el disfrute conmigo. Ahora disfruto de estar con mi hija, tengo una pichona de 2 años, disfruto de leerle, de cantarle, de tirarme al piso, de decirle "no saltes en la cama", esas cosas "chicas para el mundo, pero pero grandes para mí", como dice el poeta.
Lucas Sugo
Foto: Leonardo Carreño.
¿Cómo planificás las giras? Particularmente la que empieza ahora con el show del 3 de agosto en el Auditorio del Sodre. ¿Cómo te das cuenta de que es el momento de hacerlo?
Porque lo venimos haciendo desde hace un tiempo y vemos que da sus frutos. Vemos que germinan esas semillas que plantamos a mitad de año. Por eso vamos a hacer el espectáculo en agosto, en época de frío lo hacemos en el teatro y damos ese puntapié porque después se empieza a aceitar la máquina del show para los momentos de los festivales, de los de los conciertos al aire libre. Es preparar, vestir, arreglar y dejar bonito ese espectáculo, que la gente sepa que se viene algo nuevo, que se viene algo diferente, que no es más de lo mismo. Que realmente la gente sepa que hay una preocupación por parte de todo el equipo de diagramar, de programar un un espectáculo con cosas distintas, sin descuidar los clásicos, incluso sin descuidar los arreglos clásicos. Eso aprendí también con la vida. He visto artistas que admiro muchísimo y a veces me enojo con ellos desde la distancia, porque no quiero tantos arreglos. Cántamela como la escuché, como me emocioné, lo más parecido posible a cómo me entró en la vida. Incluso el arreglo, si puede ser el mismo, mejor, porque es ahí donde viene la emoción. Como artista sos cortina musical de una persona, le llegás al corazón de una forma. Ese corazón va al show con la predisposición de recibir esa emoción genuina, la primera. Entonces, no descuido los clásicos y los arreglos clásicos, pero nutrimos el show de de colores distintos, canto baladas, me permito cantar canciones de Marco Antonio Solís, Dyango, José Luis Perales y también coloco temas nuevos en el repertorio. Esos son los colores que le dan algo diferente al espectáculo, por los que la gente tiene cierta motivación para ir y que no sea más de lo mismo. Eso es un peligro para los artistas. Lo otro es que el público cautivo, el público que sostiene esta historia, se sienta importante para el artista.
Lucas Sugo
Foto: Leonardo Carreño.
Sos agradecido con el público uruguayo y eso se nota.
Incluso en algunos espectáculos digo "bueno, gente, prepárense porque la palabra 'gracias', 'gracias a Dios', no se gasta, entonces la puedo usar y abusar de ella en cada espectáculo". Es la gratitud antes, durante y después. Porque es muy fácil ser agradecido en el show. Lo bravo es cuando te duele la cabeza, cuando tenés un problema de salud, cuando estás mal y entrás a una estación de servicio y viene una persona y te pide una foto. Que dejes a un lado tu problema y que te puedas sacar una foto con una predisposición a atender a esa persona. Entiendo los artistas que no lo hacen, entiendo y los respeto. Yo trato siempre de dejar a un lado mis problemas y siempre estar. Y con los años sigo con esa convicción. Y esto es verdad, porque solo no hubiera llegado.
Lucas Sugo
Foto: Leonardo Carreño.
Puede ser que solo no llegaras, pero no te quites mérito. Tomar la decisión de estar una hora más saludando es tu decisión, elegir qué personas te van a acompañar en tu carrera es tu decisión.
En ese sentido no sé bien cómo hablar de mí. Repito una vez más que no soy yo, es decir soy yo, pero este recipiente recibió valores de crianza. Yo me quedé solo con mamá y hay cosas que las tengo muy grabadas a fuego en mi vida, para tratar de tener los pasos lo más limpitos posibles. Tengo un vínculo muy placentero y muy armonioso con el de arriba, que también es mi GPS.
En agosto empieza la gira y después vas a estar por ahí recorriendo todo el Uruguay.
Recorriendo todos los festivales, todos los shows. Tenemos una gira larga y pero siempre voy a tener fines de semana para estar con mi familia. Eso me hace muy bien y creo que a ellos les hace bien, y sin descuidar tampoco el interior. Voy a girar mucho, voy a viajar a Chile, Paraguay, Bolivia, mucho Argentina porque el Rex te catapulta y te hace llegar a otras provincias. No descuido el interior.
¿Seguís tocando en bailes?
Sí, ahora felizmente son gratis. Son tiempos para generar ese equilibrio, ese balance para buscar la proyección a nivel internacional, ese sueño. Pero sin descuidar mi reducto, o sea, sin descuidar el interior de mi país. Se vienen cosas muy lindas con el tour Vida Mía.