En la recta final de su mandato, Gustavo Petro endurece el tono y radicaliza el discurso. Confronta abiertamente la política de Estados Unidos, multiplica el uso de cuentas digitales de organismos estatales para difundir mensajes políticos, ataca duramente a sus adversarios y toma medidas para uniformar la diplomacia bajo su mando. El giro ocurre en plena campaña electoral, a ocho meses de las próximas elecciones presidenciales.
Frente a la sede de la ONU en Nueva York, megáfono en mano, Petro encabezó una manifestación contra el “genocidio en Gaza” y llamó a conformar un ejército para “liberar a Palestina”. Durante su intervención, exhortó a los soldados estadounidenses a desobedecer órdenes del presidente: “Pido a todos los soldados del ejército estadounidense que no apunten sus fusiles contra la humanidad. Desobedezcan las órdenes de Trump. Obedezcan las órdenes de la humanidad”. El Departamento de Estado calificó sus declaraciones como “actos imprudentes e incendiarios” y revocó su visa.
El consultor y analista político Jairo Libreros afirmó, en declaraciones a El Tiempo, que Petro tenía muy presente la contienda electoral colombiana durante su intervención en Nueva York. “El presidente no les habló a sus pares ni a la comunidad internacional. Sus palabras estaban dirigidas al consumo interno, a sus bases petristas”.
Petro necesita aglutinar y retener el voto de la izquierda de cara a las elecciones presidenciales de mayo de 2026, en las que los movimientos que lo respaldan intentarán conservar el poder con un candidato elegido mediante consulta interna. El próximo 26 de octubre se celebrará una primera ronda entre el senador Iván Cepeda, la exministra de Salud Carolina Corcho y el exalcalde de Medellín Daniel Quintero.
Quien resulte ganador disputará en marzo una segunda consulta, esta vez ampliada a otros partidos, con el objetivo de que la izquierda compita en las presidenciales con un candidato único.
Analistas coinciden en que el discurso contra Estados Unidos y los señalamientos a Donald Trump buscan posicionar a Petro ante los votantes de izquierda como el líder que desafía a Washington y al “imperialismo”. Bajo esa lógica, el movimiento político que encabeza debería ser reelegido en 2026, desplazando del centro del debate tropiezos en temas sensibles como la reforma a la salud o el plan de paz total.
Petro en la ONU - 23-9-25 - AFP
Petro dio su último discurso como presidente ante la Asamblea General de la ONU
AFP
En su discurso en la sede de la ONU, Petro cuestionó el despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, que Washington presenta como parte de una operación antinarcóticos. Se pronunció con dureza contra la decisión de la administración Trump de descertificar a Colombia en la lucha antidrogas y solicitó una investigación contra el presidente estadounidense.
El Ejército de Estados Unidos ha destruido embarcaciones que, según Washington, transportaban droga y provenían del Tren de Aragua, una organización delictiva venezolana a la que cataloga como cartel narcoterrorista.
“Los jóvenes asesinados en el Caribe no eran del Tren de Aragua”, afirmó Petro, y pidió abrir un proceso penal contra los funcionarios estadounidenses que autorizaron el ataque. “Así se incluya al funcionario mayor que dio la orden: el presidente Trump, que permitió los disparos de los fusiles contra jóvenes que simplemente querían escapar de la pobreza”, agregó.
Desenvainar espadas
En paralelo a su confrontación con Estados Unidos, Petro adopta una postura más combativa en el plano interno. Reivindica la “guerra a muerte” de Simón Bolívar -como lo hiciera en su momento el expresidente venezolano Hugo Chávez- y llama a “desenvainar espadas”.
Además, toma medidas para amplificar el volumen interno de sus mensajes. Tras la llegada del nuevo asesor de comunicaciones, el mexicano-estadounidense Germán Trejo, el Gobierno ha seguido una línea de radicalización en redes sociales. Todas las cuentas digitales del Estado, como las del Servicio Geológico, están siendo utilizadas con fines políticos, promoviendo etiquetas como #PetroLíderMundial y #TrumpSeEquivocoDePais.
Petro con la espada de Bolívar - EFE
Petro con la espada de Bolívar
EFE
En sintonía con su intención de evitar contradicciones internas y en lo que podría anticipar una reconfiguración del equipo de gobierno, Petro anunció la remoción de embajadores para alinear los objetivos internacionales con su narrativa política. “Todos los embajadores, a los que yo llamo blancos, porque se criaron en la diplomacia feudal, se van”, afirmó durante un Consejo de Ministros. Y agregó: “Se reemplazan por personas que siguen la línea del presidente en materia internacional”.
El precio de la radicalización
Tras la notificación de que Petro no podrá ingresar a Estados Unidos por no contar con visa, varios miembros del gabinete cerraron filas con el mandatario y decidieron renunciar al documento. La canciller, Rosa Villavicencio; el ministro de Hacienda, Germán Ávila; el ministro de Minas, Edwin Palma, y la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, Angie Rodríguez, coincidieron en que se trataba de “un acto de dignidad”.
La consecuencia inmediata es que miembros clave del gabinete pierden capacidad para relacionarse y mantener abiertos los canales de comunicación con Estados Unidos, principal socio comercial de Colombia y aliado, que el año pasado le otorgó al país 450 millones de dólares en ayuda para la lucha contra el narcotráfico. Esta asistencia continuará vigente a pesar de la descertificación en materia antidrogas, que no fue más que un gesto simbólico de Washington para expresar su inconformidad con la gestión de Petro.
El ministro Ávila ha sido una de las principales caras del Gobierno colombiano en escenarios fundamentales. Hace apenas unos meses representó al país en reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en Washington, donde también sostuvo encuentros con el sector privado estadounidense. Por ahora, ya no podrá ejercer este tipo de gestiones.
La canciller Villavicencio ha insistido en que el diálogo con Estados Unidos no está cerrado, aunque reconoce que “las relaciones están tensas”. “Es un país con el que tenemos que seguir dialogando, pero lo que pedimos que sea un diálogo más equitativo, más de tú a tú y aunque tengamos diferencias, eso no debería impedir el que dialogáramos”, aseguró en una rueda de prensa en el Palacio de San Carlos.
Rosa Villavicencio - canciller colombiana - EFE
La canciller colombiana, Rosa Villavicencio
EFE
Si bien hasta ahora la administración Trump ha adoptado medidas que afectan principalmente al presidente Petro y a miembros de su gabinete, crece el temor de que Washington endurezca su postura y adopte decisiones que impacten el comercio bilateral.
Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, advirtió en su cuenta de X: “No nos estamos tomando en serio y responsablemente las relaciones internacionales del país. Los costos pueden ser inmensos para todos los ciudadanos y eso parece no importar”.
Más de 500 empresarios suscribieron una carta pública en rechazo a las declaraciones de Petro en Nueva York, en la que exigieron responsabilidad institucional en el manejo de las relaciones exteriores. “Solicitamos al Presidente de la República responsabilidad y el cumplimiento de la Constitución en el manejo de las relaciones internacionales, entendiendo las consecuencias de sus actos sobre la Nación, los ciudadanos y familias colombianas”, señalaron.
El mandatario respondió sin matices, dejando claro que no renuncia a la radicalización. En un acto transmitido por la televisión pública, afirmó que “los empresarios están más interesados en exportar chucherías a Estados Unidos que en preservar la vida” y añadió: “El comercio no está por encima de la vida, como nos quieren señalar los 500 empresarios progringos, que no son colombianos o no parecen”.