17 de septiembre 2025 - 9:04hs

Convencido de que la administración de Donald Trump busca forzar un cambio de régimen en Venezuela, Nicolás Maduro ha intensificado el control territorial, apelando a un encendido discurso nacionalista y anunciando que, de concretarse una agresión militar por parte de Estados Unidos, el país entraría en una fase de lucha armada bajo la “fusión popular-militar-policial”. Sin embargo, su retórica no parece encontrar eco en la población venezolana.

“La única verdad es que quieren un cambio de régimen. ¿Para qué? Para imponer un gobierno títere y apoderarse del petróleo de Venezuela (…) controlar a corto, mediano y largo plazo la reserva petrolera más grande del planeta”, afirmó el mandatario venezolano durante una rueda de prensa y agregó que Washington busca provocar un incidente que le permita justificar una agresión militar.

Maduro denunció que la semana pasada la tripulación de uno de los buques de guerra desplegados por Estados Unidos en el Caribe abordó un barco atunero venezolano en la zona económica exclusiva del país, en lo que calificó como un intento deliberado de provocar un incidente que justifique una escalada bélica.

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“Un destructor misilístico asaltando barcos atuneros de pescadores desarmados. Lo que estaban buscando era un incidente militar. El incidente que estaban buscando para atacarnos. No hemos caído en provocaciones, ni caeremos en ellas”, afirmó Maduro, y preguntó: “En Washington, ¿quién dio la orden para crear este incidente?”.

Vladimir Padrino - AFP
El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino

El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino

Previamente, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, advirtió sobre un aumento significativo en las operaciones de inteligencia aérea de Estados Unidos en el Caribe. Según explicó, estas maniobras que, “siempre se han dado”, pasaron de un patrón diurno a vuelos nocturnos y de madrugada, y llegaron a “triplicar, en agosto, las operaciones de inteligencia y de exploración contra Venezuela”.

Padrino detalló que han identificado aeronaves como el Boeing RC-135, diseñadas para “recopilar y procesar información en tiempo real”, cuyo alcance, destacó, “llega a territorio venezolano” mediante “sistemas de inteligencia, electrónica y de señales, radares, cámaras, sensores avanzados”.

Lanchas destruidas

Maduro reacciona ante el cerco que teje Estados Unidos. El Departamento de Justicia lo acusó de liderar el llamado Cartel de los Soles, una organización que cataloga como narcotraficante y en la que, supuestamente, participan altos mandos militares venezolanos. En paralelo, aumentó la recompensa por información que conduzca a su captura, mientras el Pentágono desplegó buques en aguas del Caribe, frente a Venezuela, como parte de una operación antinarcóticos.

Hasta ahora, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han destruido dos embarcaciones en el Caribe que, según sus autoridades, transportaban drogas y operaban vinculadas al narcotráfico venezolano. Este lunes, en una nueva operación militar, fue pulverizada una lancha que, según Trump, se encontraba en aguas internacionales y trasladaba sustancias ilícitas.

Durante el ataque murieron tres ciudadanos, definidos por Trump como “terroristas” vinculados a organizaciones criminales. “¡Si transporta drogas que pueden matar a estadounidenses, te vamos a cazar!”, escribió en la plataforma Truth Social. El episodio se suma a la destrucción de una primera lancha, hace dos semanas, en la que murieron 11 personas que Washington vinculó al grupo criminal Tren de Aragua.

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La república en armas

En respuesta al despliegue militar de Estados Unidos y a las acusaciones de narcotráfico, el gobierno venezolano reforzó el control territorial y elevó el tono del discurso defensivo. Maduro advirtió que, ante una agresión militar, Venezuela “pasaría a la lucha armada en defensa de la república” y, en caso de una ofensiva generalizada, activaría “la declaratoria de la república en armas”.

Como parte de la preparación para una eventual fase de lucha armada, en la madrugada del pasado jueves, Maduro activó el Plan Independencia 200, que contempló la ocupación simultánea de 284 puntos estratégicos en todo el país. La movilización involucró a 2,5 millones de hombres y mujeres, entre efectivos militares, policiales, milicianos y cuerpos combatientes populares, encargados de proteger infraestructuras críticas, garantizar la producción en empresas públicas y privadas, y asegurar el control territorial.

El comandante de la Milicia Nacional Bolivariana, general Orlando Romero, añadió una misión adicional: “Detectar el enemigo interno que se nos puede haber infiltrado”. Con ese telón de fondo, el lema “dudar es traición” circula con fuerza al interior de la Fuerza Armada, como consigna disciplinaria frente a escenarios de presión externa.

Venezuela - entrenamiento de la Milicia Bolivariana - AFP

Maduro anunció que “esos operativos se van a seguir realizando, sin previo aviso, en cualquier momento, bajo mi mando”, ya que “estamos incrementando la capacidad del apresto operacional y la capacidad de movilización”.

La narrativa oficial vincula el despliegue con una doctrina de defensa regional que, según Maduro, representa “la más avanzada de América Latina y el Caribe”, construida junto a Cuba, Nicaragua y los países del ALBA. En tono confrontativo, el mandatario contrastó el modelo bolivariano con el legado estadounidense: “Ellos tan Monroe, tan Kissinger, tan Afganistán; nosotros tan Bolívar, tan Ho Chi Minh, tan Chávez”.

El ministro del Interior, Diosdado Cabello, advirtió, refiriéndose a Estados Unidos, que “cualquier cosa que hagan no será cosa de un día. Les va a costar mucha sangre, les va a costar mucho sacrificio”, mientras llamaba a “pasar de una revolución pacífica a una revolución armada” si fuese necesario.

Propaganda y disuasión

En cuestión de semanas, Maduro elevó las cifras de milicianos que, según su gobierno, estarían incorporados al sistema defensivo nacional. A los 4,5 millones de efectivos “ya entrenados durante años” sumó otros ocho millones tras una serie de jornadas de alistamiento realizadas entre finales de agosto y comienzos de septiembre. Desde el 1 de septiembre, el registro se declaró permanente, en lo que fue presentado como una expansión histórica de la Milicia Nacional Bolivariana.

Venezuela - entrenamiento de la Milicia Bolivariana (2) - AFP
Entrenamiento de la Milicia Nacional Bolivariana

Entrenamiento de la Milicia Nacional Bolivariana

Sin embargo, fuentes consultadas advierten que el número de milicianos activos sería considerablemente menor, y que muchos de los recién inscritos carecen de entrenamiento básico, equipamiento adecuado o funciones operativas definidas. En ese sentido, el despliegue parece responder más a una lógica de propaganda y disuasión que a una preparación efectiva para enfrentar un conflicto armado. La creación de estructuras comunales de defensa refuerza esa narrativa, pero no despeja las dudas sobre su viabilidad táctica.

A fines de agosto, Maduro anunció el envío de 15.000 soldados a la frontera con Colombia, “bien armados, bien entrenados y bien preparados para reforzar toda la zona binacional”. Sin embargo, no se han ofrecido detalles adicionales sobre esa operación, ni evidencia pública que confirme el despliegue.

El politólogo y exdiputado Gonzalo González advierte que, pese al despliegue militar estadounidense en aguas cercanas y a los llamados del gobierno venezolano a la movilización popular, la respuesta de la sociedad ha sido marcadamente pasiva. En su análisis, contrasta lo ocurrido en Venezuela con lo que cabría esperar en otros países del continente ante una amenaza externa de esa magnitud.

“En cualquier otro país del continente hubiese creado un enorme revuelo, generado rechazo a los potenciales agresores a la soberanía nacional, un exacerbamiento del nacionalismo y el patriotismo, la aparición de miles de comunicados y pronunciamiento de diversas instituciones de la sociedad civil, masivas movilizaciones populares de apoyo y defensa de la dignidad nacional, la quema de banderas de Estados Unidos y que numerosos jóvenes se presentarán como voluntarios en los cuarteles para integrar fuerzas de defensa”, señala Gonzalo González.

“En otras palabras, de un clima electrizante y militante de indignación en la sociedad. Uno de esos escasos momentos de unidad nacional experimentados en las sociedades. Pero nada de eso ha sucedido”, añade, y explica que esta ausencia de reacción obedece a que “la sociedad rechaza al régimen, no lo considera ni legal, ni legítimamente habilitado para ejercer el gobierno”.

Maduro fue reelegido el 28 de julio de 2024 para un nuevo período presidencial, en unos comicios marcados por graves denuncias de fraude y no reconocidos como legítimos por una larga lista de países.

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