El bolviano Carlos Sánchez Berzain es director ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy, una ONG que tiene base en Miami. Fue ministro de la República de Bolivia en cinco ocasiones: en los periodos 1993-1994 y 2002-2003 se desempeñó como ministro de la Presidencia; en 1994-1996 y 1997 fue ministro de Gobierno; y en 2003 estuvo a cargo de la Defensa.
En diálogo con El Observador USA, Sánchez Berzain analiza la situación política de Bolivia a menos de un mes de las elecciones del 17 de agosto. Asegura que el país seguirá bajo control del MAS, con un padrón electoral manipulado y una oposición dividida por intereses personales y acuerdos con el régimen. Destaca la fractura interna en el oficialismo y pronostica una victoria de Andrónico Rodríguez, aunque subraya que la elección será una simulación bajo una dictadura electoralista.
¿Cómo ve el panorama político rumbo en Bolivia rumbo a las elecciones presidenciales del 17 de agosto?
Para entender lo que pasa en Bolivia, hay que considerar el marco de América Latina. En 2003, con la destitución del presidente Sánchez de Lozada, se acabó la democracia en Bolivia. Ese evento marcó el principio del fin, ya que se suplantaron de inmediato los términos de la constitución y se falsificaron leyes para introducir la constituyente. Cuando Evo Morales ganó las elecciones en 2005 y asumió el poder en 2006, ya estaba en marcha esa constituyente. En su primer mandato, aunque Morales era presidente, no tenía control sobre el Congreso, que estaba dominado por la oposición. De hecho, el Senado, que tenía 27 miembros, estaba controlado por la oposición, con 14 senadores. Durante ese periodo, el pueblo se rebeló contra la constituyente, y tras varias protestas y masacres, el texto de la nueva constitución fue aprobado, aunque no sin controversia ni fraude.
Oposición fracturada y oficialismo con fuertes internas
¿La oposición está dividida y que esa fragmentación les impide competir?
Totalmente. La oposición en Bolivia está profundamente fragmentada, principalmente por intereses personales y por acuerdos con el régimen. Jorge Quiroga, Carlos Mesa y Samuel Doria Medina, figuras clave de la oposición, han sido beneficiados por Evo Morales con amnistías, contratos millonarios y exenciones de persecución. Esta fragmentación favorece al régimen, porque permite que no haya una unidad suficiente para enfrentar al gobierno. Si estos opositores se unieran, podrían superar fácilmente el 50% de los votos, pero lo que sucede es que se mantienen divididos por intereses mezquinos.
¿Cómo ve la situación dentro del oficialismo, con las disputas entre el presidente Luis Arce y Evo Morales?
El oficialismo está muy fracturado. Hay una lucha interna entre Arce Catacora y Evo Morales, quien ha acusado a Arce de traición. La traición, según Morales, tiene que ver con los negocios, especialmente con la corrupción relacionada con la aduana y los combustibles, que son parte clave del círculo del narcotráfico que Morales controla. A pesar de esta fractura, lo que está claro es que tres candidatos oficialistas, entre los cuales se destaca Andrónico Rodríguez, terminarán convergiendo en su apoyo. Rodríguez, según mi análisis, tiene grandes posibilidades de ganar la presidencia en primera vuelta, debido al control del padrón electoral y la manipulación del sistema electoral.
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¿Las internas del MAS, las encuestas que muestran a la oposición liderando la intención de voto y la inflación en alza no pueden hacer que pierda el oficialismo?
No creo, porque primero tiene el control del padrón electoral. Segundo, las encuestas son solo urbanas y ellos tienen el control del fraude y del apoyo en las áreas rurales. Tercero tienen el control del órgano electoral que ha descalificado a los que ha querido y que ha dejado a los que le conviene al régimen. Cuarto, no hay poder judicial que haga control de legalidad ni de constitucionalidad. En Bolivia no hay estado de derecho. Y quinto, esta es una elección donde hay trescientos presos políticos y más de diez mil exiliados que son potenciales electores y elegibles que no están en el pueblo. Entonces todo esto resume un concepto que se llama dictadura electoralista, donde el pueblo va a votar pero no va a elegir. No van a aguantar ni siquiera la segunda vuelta. Van a simular y ya Arce Catacora acaba de convocar a un proceso de unidad de lo que llaman izquierda que es en verdad el crimen organizado y van a aparecer apoyando al que tiene mejor aspecto, 13-14% de apoyo en este momento.
¿Cree que la situación podría cambiar si la oposición se uniera detrás de un único candidato?
No, no hay forma de que la oposición se una. Incluso si lo hicieran, el fraude y el control del padrón electoral del régimen hacen que las elecciones sean un proceso completamente manipulado. A pesar de tener cinco años desde 2020 para unirse, no lo hicieron y ahora la división se mantiene. En 2020, la oposición fue incapaz de unirse, y eso permitió el fraude electoral que culminó con la victoria de Arce. En resumen, el negocio de la política en Bolivia es mantener dividido al pueblo.
Marcelo Claure, litio y gas
¿Qué opina sobre el empresario Marcelo Claure y su involucramiento en las elecciones?
No tengo una opinión sobre Marcelo Claure, ya que no es candidato y su participación hasta ahora no ha sido relevante en el proceso electoral. No considero que sea un factor importante en esta elección.
¿Qué nos puede decir sobre la situación de Arturo Murillo?
Murillo es un preso en EE. UU. por corrupción. Es parte del grupo de Yanine Áñez, y su situación debe ser evaluada por la justicia estadounidense. No tengo más comentarios sobre él.
En cuanto al litio, ¿por qué Bolivia no ha aprovechado su potencial en la industria del litio?
El problema de Bolivia no es el litio, sino el gas. Bolivia fue una potencia gasífera en Sudamérica, exportando gas a Brasil y Argentina y con un proyecto para un segundo gasoducto. Sin embargo, la "nacionalización" de los recursos por parte de Morales, que no fue realmente una nacionalización sino una reestructuración de contratos, destruyó esa industria. Hoy, Bolivia no tiene gas y ha perdido la oportunidad de generar ingresos importantes a través de sus recursos naturales. Mientras tanto, el litio ha sido entregado a China y Rusia, pero el verdadero problema económico de Bolivia es la destrucción de su industria gasífera.
"A EEUU no le interesa Bolivia"
¿Por qué Estados Unidos no se involucra más en Bolivia?
A EE. UU. no le interesa Bolivia, en parte porque no hay inversiones significativas en el país. Bolivia no tiene tanto litio como se cree, y la cocaína boliviana no es un gran problema para EE. UU., que recibe la mayoría de la cocaína de Colombia. Además, el narcotráfico en Bolivia se dirige más a Cuba, donde se ha convertido en un centro de distribución hacia Europa y los países árabes, a través de Panamá. En términos de geopolítica, Bolivia es un país que ha quedado fuera de la agenda de Estados Unidos.
¿Le gustaría regresar a Bolivia en algún momento?
Volveré a Bolivia cuando el país recupere la democracia y la libertad. No soy un migrante, soy un exiliado. Mi país está ocupado por el socialismo del siglo XXI, por el casochavismo y por el crimen organizado. Bolivia se recuperará, pero primero tenemos que terminar con esta ocupación.