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19 de junio 2025 - 20:17hs

Peñarol perdió más que tres puntos este jueves en su visita a Belvedere donde perdió 3-2 ante Liverpool, su bestia negra en los últimos años. Quedar a nueve puntos de distancia de Nacional, con el momento que atraviesa el tricolor y los retoques que le va a hacer el plantel para el segundo semestre del año, hacen que esta caída que sufrió el aurinegro tenga un aire a principio del fin.

Queda mucho por jugar. Un torneo entero. Pero para meterse en la final del Uruguayo necesita ser campeón del Clausura. Y para tener buena chance de ser campeón uruguayo hay que ganar la Tabla Anual. Peñarol quedó lejos de todo este jueves.

Lo que sufrió Peñarol contra Liverpool fue un auténtico descalabro.

El equipo se cayó a pedazos en defensa en el comienzo del segundo tiempo.

Y el gran responsable de esa caída es el entrenador Diego Aguirre que hace tres fechas sacó a Léo Coelho, su jugador más parejo en el año en esa zona, y puso a un Javier Méndez que en lo que va del año es una sombra de lo que fue el año pasado y que en esta jornada dejó de manifiesto todas sus limitaciones para el puesto.

Pero antes de sacar a Coelho para poner a Méndez, Aguirre armó flor de enredo con sus goleros. Arrancó con Martín Campaña, pone y saca a Guillermo De Amores, los encaró para decirles que venía Fernando Muslera que ahora está en Estudiantes y el nivel de confianza de los dos está sumergido. No necesitan decirlo, pero las manos flojas de De Amores en el gol de la Joya Hernández lo dejan bien claro.

En este compacto de Tenfield pueden advertirse todos los errores que cometió el fondo de Peñarol en la jornada y en especial el horror defensivo integral del tercer gol donde Méndez sale lejos y mal, Nahuel Herrera se abre como quien le pone una alfombra roja a una celebridad del cine y Pedro Milans sigue la jugada sin dar crédito a lo que está pasando, ya consciente de que eso es gol mucho antes de que la pelota entre a la red.

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A Aguirre no le gustó para nada la palabra "horror" en la conferencia de prensa, pero Pesadilla, La Llamada, Martes 13 o Halloween pueden ser perfectos sinónimos para esa marcación que tuvo la defensa de Peñarol.

Errores son otros. Lo de Maximiliano Olivera por izquierda, que cada vez que es encarado por un extremo veloz, sufre y mucho. Y en Liverpool juega nada menos que Kevin Amaro y por algo estaba Marcelo Bielsa en la tribuna de Belvedere. ¿No? Y Aguirre está a tiempo de planificar que en la segunda fecha del Torneo Clausura Lucas Villalba va a ser titular en el Campeón del Siglo para explotar esa debilidad que arrastra Peñarol en la zona.

De ahí vino el centro del gol del empate. Mal ubicado Méndez. Irresoluto De Amores para intentar salir. Superado Milans por el salto de Hugo Quintana.

Milans es un lateral confiable y es un jugador al que le cabe que un mal partido lo puede tener cualquiera. Pero además de perder en ese salto fue responsable del segundo gol con un retroceso flojo donde punteó la pelota para atrás y dejó a medio equipo pagando. Fue tal vez de sus peores partidos en Peñarol. Pero en su caso, tiene el crédito de buenos rendimientos anteriores no en partidos aislados sino en temporadas completas.

El lateral no tiene nadie que le compita en el puesto. La contratación de Camilo Mayada fue un fracaso. La de Damián Suárez inexplicable.

El doble 5 Ignacio Sosa-Eric Remedi jugó su peor partido. Pero ahí también caben hacer puntualizaciones. Sosa debe ser el jugador de mejor nivel de Peñarol en el año y Remedi fue uno de los que levantó al equipo y fue clave en la racha que Peñarol hilvanó con 15 partidos sin perder. La zona resintió mucho la lesión inicial en el año de Eduardo Darias, lesión que los dirigentes sabían que se podía dar en cualquier momento porque el volante llevaba un año jugando roto.

Y ahí, más allá de Aguirre, o también con Aguirre porque a fin de cuentas es el director deportivo, Peñarol vuelve a dejar al descubierto el flojo armado del plantel para esta temporada.

Todo condicionado por la apuesta histórica a retener a Leonardo Fernández, en una inversión justificada en la categoría del 10.

Pero esa inversión lo dejó corto a la hora de intentar reforzar otras zonas.

Se trajo a Campaña que no dio la talla del 2024 de Washington Aguerre.

Se contrató a Gastón Silva para suplir a un pilar del equipo, Guzmán Rodríguez, en una operación que debe avergonzar a todos puertas adentro de Peñarol cuando el exselección uruguaya lleva 31 minutos jugados en lo que va del año.

Se reforzó el ataque con el paraguayo Villalba que metió dos cocazos pero que nunca estuvo a la altura como para ser titular siendo que los rendimientos de los extremos de Peñarol han sido muy inconsistentes este año.

Se apostó por David Terans que se superpone con Leo Fernández y que no termina de ganarse la titularidad pese a sus destellos de crack (golazo a Defensor Sporting, notable gol hoy a Liverpool).

Felipe Avenatti estuvo afuera por un desgarro 54 días. De Alexander Machado queda claro que le falta mucho porque le cuesta meterse en las convocatorias.

Y ahora Peñarol se juega a cinco contrataciones de calidad para reforzar el plantel. Es tarde. Porque un equipo no se arma de la noche para la mañana y necesita de ensamble. Para perseguir a un Nacional que tiene mucha más variedad de recursos en su plantel, que encontró a un entrenador con mucho trabajo de campo y que ya asegura tres refuerzos de calidad para el Clausura: Nicolás Lodeiro, Gonzalo Carneiro y Maximiliano Gómez.

Peñarol tiene como salvar esta realidad que Liverpool desnudó esta tarde. Pelear el Clausura sin tirar la toalla. Y hacer una serie perfecta ante Racing de Avellaneda para meterse entre los 8 mejores de América y que el chip copero lo vuelva a hacer soñar con cosas que la realidad doméstica no lo deja.

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