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20 de agosto 2024 - 9:34hs

En la mañana del jueves 20 de junio, tres "policías" tocaron la puerta de la casa de Arturo Espinosa en Cerro Norte, y pidieron ingresar al hogar para un "allanamiento". Tras entrar, los uniformados acribillaron al hombre frente a su esposa y sus dos hijas. La Justicia descubrió que los hombres no eran realmente oficiales y que habían asesinado a Arturo por error.

Espinosa tenía 29 años, era uruguayo con padre chileno, y tenía un puesto en la entrada del Parque Bellán del Paso Molino. Desde los 9 años, luego de cinco años en Chile, vivió en Cerro Norte, donde lo recuerdan como un "chiquilín tranquilo".

Su familia y sus vecinos piden que se haga justicia por su homicidio. "Da mucha pena que esto no se termine de aclarar o quede impune, él no era merecedor de lo que le sucedió. Esto es muy injusto y muy doloroso para todos los que lo conocimos", dijo Alicia Pereira, allegada a la familia del Paso Molino.

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La Justicia imputó a dos de los tres implicados con prisión preventiva por un delito de "homicidio muy especialmente agravado" y las autoridades buscan al tercer delincuente, mientras la defensa presume que hubo otros "autores intelectuales" detrás del ataque.

Su infancia entre dos países, su vida en Paso Molino y el santuario que hizo su familia

Arturo Espinosa es chileno y trabajador de la pesca, y comparte nombre y apellido con su hijo. El hombre relató a El Observador que Arturo se crió hasta los 4 años en Ciudad Vieja y luego la familia se mudó a Chile.

Allí el niño vivió, estudió y se volvió hincha de Santiago Wanderers. A los 9 la familia volvió a Uruguay porque el padre estaba "embarcado" en el país y se radicó en Cerro Norte.

Leticia es vecina de los Espinosa hace 20 años y recordó a Arturo, a quien le decían "El Chileno", como un "muy buen vecino" y un "chiquilín tranquilo". "No era de estar en las esquinas, no tenía muchas amistades, eran chiquilines bien los que estaban con él", destacó.

En su regreso al país, Arturo estudió en la escuela Tabárez N° 334 del Cerro y finalizó el ciclo básico de Secundaria en el Liceo 16. A la vez, jugó durante varios años en las juveniles de Rampla Juniors.

Tras finalizar 3° de liceo el joven entró a la Escuela Marítima de UTU con la idea de ser capitán de barco y se recibió de patrón de tráfico tras finalizar el tercer año de la carrera.

Mientras estudiaba, su profesor de pesca le ofreció trabajo en un barco cangrejero de Fripur. Gracias a ello, Arturo "juntó sus primeros pesos para comprar su vivienda", relató su padre.

Al tiempo, la Intendencia de Montevideo le otorgó a su madre (uruguaya) la licencia para colocar un puesto de venta de accesorios varios en el Viaducto del Paso Molino, donde ya trabajaba hace años. Arturo, que ya acompañaba a la familia a trabajar en el barrio, decidió invertir y pasó a trabajar junto a ella.

Nicolás Morán, trabajador del Paso Molino que conocía al "Chileno", valoró que el joven era "un botija muy sano, un buen gurí, de esos que no se ven, sin maldad y sin envidia", que siempre estaba "ayudando a los compañeros" del barrio y que "no se merecía lo que le pasó".

Su padre destacó que en una "zafra navideña" el joven logró juntar dinero para comprar su auto propio. En los últimos años, Espinosa logró independizarse y colocó su propio puesto en el Parque Bellán.

A sus 29 años, Arturo se levantaba todos los días a las 07:00 para desayunar con su madre, con la que se iba al Paso Molino para ayudarla a armar su puesto. De allí se iba a su tienda del Parque Bellán. A las 17:30 llegaba a su casa y se iba a ayudar en una pequeña rotisería que tenía su esposa. En otras jornadas, el joven y sus hermanos "ayudaban a repartir comida a los vecinos".

"Esa era su vida, y se la quitaron injustamente", lamentó su padre. Tras su asesinato, la familia Espinosa le hizo un santuario a Arturo para "tenerlo siempre presente".

Santuario dedicado a Arturo Espinoza

Santuario dedicado a Arturo Espinoza, el joven asesinado por error en Cerro Norte el pasado 20 de junio

Allí se pueden ver fotos de Espinosa en Primaria y en la Escuela Marítima, otras con sus hijas y su esposa. También hay camisetas de fútbol, juegos de PlayStation y anillos, entre otras pertenencias.

A un costado, y acompañada de una camiseta de Santiago Wanderers, el santuario lo encabeza una bandera de Peñarol que tiene estampada su nombre y su foto.

Arturo era fanático de Peñarol. Por eso, en forma de homenaje, sus familiares esparcieron sus cenizas en el estadio Campeón del Siglo.

Defensa de la familia pide que el caso no llegue a un "cementerio administrativo"

Rodrigo Rey, abogado de la familia Espinosa, afirmó a El Observador que distintas pruebas del caso permiten creer que hay otros "autores intelectuales" que planificaron el crimen, con otra víctima en la mira.

Los elementos marcan que hubo gente que planeó de forma detallada el allanamiento falso con delincuentes disfrazados de policías, pero los implicados luego se equivocaron de persona.

La Policía y la fiscal de Homicidios, Mirta Morales, investigan el caso y trabajan para encontrar al tercer autor material del crimen.

A pesar de que el abogado marcó que están "conformes" con los pasos dados por Fiscalía, a la que proponen "tener un rol colaborativo", Rey marcó que la defensa no va a "permitir" que el caso "vaya al cementerio administrativo de los ajustes de cuenta, y otros eufemismos que se utilizan a veces políticamente para restarle trascendencia a los homicidios".

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cerro norte homicidio policía fiscalía Peñarol

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