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9 de mayo 2025 - 5:00hs

Montevideo tiene olor a pichí, Montevideo es una ciudad triste, Montevideo era mejor décadas atrás. Lo que se dice sobre la ciudad se viene diciendo hace mucho tiempo, lejos de esta última campaña departamental y de cualquier discurso político.

El poeta y escritor Enrique Estrázulas (1942 – 2016) mostró en su obra un Montevideo triste y sucio, pero hermoso.

Asociado principalmente a Punta Carretas, Estrázulas le dedicó versos a otras zonas de Montevideo, como en su poema Barrio sur, que a Alfredo Zitarrosa, quien luego sería su amigo, le gustó tanto que lo adaptó en una canción.

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El Montevideo de Estrázulas era romántico y ordinario, y estaba lluvioso y orinado. Su cariño por la ciudad se percibe en el siguiente poema, plagado de personalidades asociadas a ella, que se encuentra en Confesión de los perros (Ediciones de la Banda Oriental, 1975).

Montevideo vacía

Oigo (secretamente) hasta el rumor del polen

ese orinar de mayo en las macetas

obsesivo caer

todo es garúa

como la hembra que olvidé y no puedo.

Oigo

no dudes que oigo abrir el día

los pavorreales de la primavera

los encallados vientres de navíos

el viento con arenas que regresan.

Calles color Alfredo De Simone

huelen como a Ducasse, a Líber Falco muerto

chimeneas de Torres sobreviven

tiembla Figari, el sur

Onetti, las botellas.

Raquítica oración de ramas pobres

anuncian la invernada cenicienta

ciudad más triste que mis propias manos

más que mi corazón, fruta sangrienta,

te estoy amando ahora, cuando te oigo

no sé cómo serás ni cómo eras.

Enrique Estrázulas en la década de 1980

Una de las grandes poetas de Uruguay, que además todavía está viva, es Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941).

La también escritora vive en Barcelona, España. Su exilio, cuando estaba cerca de empezar la dictadura cívico militar uruguaya (1973-1985), inspiró parte de su obra.

En el libro Estado de exilio (Colección Visor de Poesía, 2003) aparece el dolor de estar lejos de su ciudad. Así sucede en el poema Montevideo con versos donde habla de tangos tristes / viejas prostitutas de dos por cuatro / marineros extraviados / y bares que se llaman City Park.

A continuación, el poema completo.

Montevideo

Nací en una ciudad triste

de barcos y emigrantes

una ciudad fuera del espacio

suspendida de un malentendido:

un río grande como mar

una llanura desierta como pampa

una pampa gris como cielo.

Nací en una ciudad triste

fuera del mapa

lejana de su continente natural

desplazada del tiempo

como una vieja fotografía

virada al sepia.

Nací en una ciudad triste

de patios con helechos

claraboyas verdes

y el envolvente olor de las glicinas

flores borrachas

flores lilas

Una ciudad

de tangos tristes

viejas prostitutas de dos por cuatro

marineros extraviados

y bares que se llaman City Park.

Y sin embargo

la quise

con un amor desesperado

la ciudad de los imposibles

de los barcos encallados

de las prostitutas que no cobran

de los mendigos que recitan a Baudelaire.

La ciudad que aparece en mis sueños

accesible y lejana al mismo tiempo

la ciudad de los poetas franceses

y los tenderos polacos

los ebanistas gallegos

y los carniceros italianos.

Nací en una ciudad triste

suspendida del tiempo

como un sueño inacabado

que se repite siempre.

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Cristina Peri Rossi
Cristina Peri Rossi

Cuando ya había muerto Alfredo Fressia (1948-2022), se publicó una segunda edición de Frontera móvil (Yaugurú, 2023) con los textos Aeropuertos y Montevideo, La Coquette. Ambos habían sido grabados junto al también poeta Luis Bravo y emitidos en la inauguración del Primer Festival de Poesía de Montevideo en 1993

Aunque Montevideo, La Coquette está escrito en prosa, su la calidad amerita la aparición en esta nota.

Fressia fue otro de los exiliados debido a la dictadura cívico militar. El poeta se fue a San Pablo, Brasil, y nunca volvió a vivir en Uruguay. Sin embargo, una vez que regresó la democracia, visitó el país anualmente.

A continuación, un fragmento que se emparenta con el poema de Peri Rossi por el dolor del exilio que lo subyace y por la asociación de Montevideo con el tango.

Montevideo es una ciudad llena de sueños. Por eso nadie la cuida. Y además, no se puede estar en Montevideo y estar en Montevideo al mismo tiempo. En Montevideo soñamos con países distantes o amores imposibles o destinos nuevos. Cuando se está en Montevideo y se está casi en Montevideo, uno entra en estado de peligro y entonces oye tangos.

Alfredo Fressia

La última entrega de la revista literaria Oro fue una edición especial sobre Montevideo. Contó con textos de varios autores como Mercedes Estramil, José Arenas y Magdalena Portillo, entre muchos otros.

Y en la contratapa de esta edición se encuentra el fragmento de un poema de Amanda Berenguer (1921-2010) con versos inmediatamente admirables: batiendo contra el murallón de la rambla / costanera o crecido sobre la orilla arenosa / apretando un huevo puesto en pleno vuelo / así con la cáscara partida Montevideo derramado / por un pájaro parecido al ave tiempo.

Al tratarse Las nubes magallánicas de un poema tan largo, transcribimos el mismo fragmento que publicó Oro. Los versos están repletos de referencias a una Montevideo mirada desde la infancia.

cuando transitamos a velocidad cotidiana

la gran avenida vía Láctea paseo

cielo parque conocido desde niña y

antes aún de papá y mamá muy semejante

a 18 de julio cuando mirábamos pasar

desde el chevrolet 36 detenido en la acera

las personas preparadas para una exposición

rodante con aire de retreta y repasaba

un examen de historia natural

y sus vidrieras falsas de vida nocturna amarillenta

en bajo voltaje sobrecargado a punto de estallar

y se enciende el motor y se cruzan las calles

de la Aguada la estación de tranvías del Reducto

con reloj en hora hasta el Brazo Oriental

de vuelta por San Martín entre plátanos jóvenes

hasta Huáscar corta y sin hormigonar y cuando

llegamos a casa ahora en otro lado

del mapa de la ciudad en la punta

más cerca de un labio del planeta

cuando volvemos a esta turbia clara

circunvalación suburbana

mezclados de yema central y del ruido

usurero de un río de plata baja

batiendo contra el murallón de la rambla

costanera o crecido sobre la orilla arenosa

apretando un huevo puesto en pleno vuelo

así con la cáscara partida Montevideo derramado

por un pájaro parecido al ave tiempo

del segundo viaje de Simbad

y cuando es hora de amor y de ladrones

en el monte de al lado

o cuando sobre la playa me tiro al agua

entre los crustáceos al fondo en su elemento

o a un pozo para desaparecer o morir

de otra envergadura en otro viaje

navegando surcando explorando el agua negra

a la pesca de presas de oro prometidas

abierto hasta los tuétanos el tesoro

de los antepasados latinos industriosos y avaros

quedan someras sobras sobre la mesa tendida

queso para trampas caseras y cebo rancio

y lentejas con tocino guisadas

para alimentar los diarios malos entendidos

viejos como el mundo

un plato por otro de carne viva fría

o trozos dando coletazos de eso que somos

por dentro y no se ve

y emerge a veces en rabiosa pesca mayor

difícil de descuartizar

aventamos las plumas indemnes sepultadas

de aves americanas o de indios charrúas

entusiastas asadores de Solís el descubridor

de este lecho correntoso donde aún desovan

las corvinas con cangrejilla y los delfines maman

sin línea directa a ningún trono de la tierra

y se enturbia una resaca misionera colonial

cuando ocurre un accidente

y muere un niño ciclista aplastado

contra el parabrisas asesino del automóvil

en Caramurú junto al arroyo

cuando suena el despertador y repica el pulso

en las coronarias

cuando me despierto y recuerdo

Amanda Berenguer

Aunque nació en Paso de los Toros (Tacuarembó), Mario Benedetti está vinculado a Montevideo, la ciudad a la que se mudó de niño, tanto en el imaginario popular local como internacional. En el café San Rafael, en el centro de Montevideo, tenía una mesa reservada y ahí lo iban a buscar los turistas.

Antes de exiliarse, y volver, por los mismos motivos que sus colegas, Benedetti ya había publicado tres libros claves en su obra, que implicaban una relación fuerte con la vida en la ciudad: Poemas de la oficina (1956), Montevideanos (1959) y La tregua (1960).

En el primero, describe una existencia anodina en un Montevideo gris, sobre el que todavía brilla el ideal (o el recuerdo) de la infancia. Además de ser un buen ejemplo de esa relación del poeta con la rutina y la ciudad, Dactilógrafo es uno de los mejores poemas de Benedetti.

Dactilógrafo

Montevideo quince de noviembre

de mil novecientos cincuenta y cinco

Montevideo era verde en mi infancia

absolutamente verde y con tranvías

muy señor nuestro por la presente

yo tuve un libro del que podía leer

veinticinco centímetros por noche

y después del libro la noche se espesaba

y yo quería pensar en cómo sería eso

de no ser de caer como piedra en un pozo

comunicamos a usted que en esta fecha

hemos efectuado por su cuenta

quién era ah sí mi madre se acercaba

y prendía la luz y no te asustes

y después la apagaba antes que no durmiera

el pago de trescientos doce pesos

a la firma Menéndez & Solari

y sólo veía sombras como caballos

y elefantes y monstruos casi hombres

y sin embargo aquello era mejor

que pensarme sin la savia del miedo

desaparecido como se acostumbra

en un todo de acuerdo con sus órdenes

de fecha siete del corriente

eran tan diferente era verde

absolutamente verde y con tranvías

y qué optimismo tener la ventanilla

sentirse dueño de la calle que baja

jugar con los números de las puertas cerradas

y apostar consigo mismo en términos severos

rogámosle acusar recibo lo ante posible

si terminaba en cuatro o trece o diecisiete

era que iba a reír o a perder o a morirme

de esta comunicación a fin de que podamos

y hacerme tan sólo una trampa por cuadra

registrarlo en su cuenta corriente

absolutamente verde y con tranvías

y el Prado con caminos de hojas secas

y el olor a eucaliptus y a temprano

saludamos a usted atentamente

y desde allí los años y quién sabe.

Mario Benedetti mira la Avenida 18 de Julio desde el balcón de su apartamento

Temas:

Montevideo Poemas literatura

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