El expresidente de la República, José Mujica, envió un "emotivo" mensaje mediante una carta dirigida a los presidentes Gustavo Petro -Colombia-, Luiz Inácio Lula da Silva -Brasil-, Xiomara Castro -Honduras- y "a los otros países de América Latina y el Caribe".
"A estos importantes encuentros de presidentes los llaman 'cumbre', pero las cumbres no existirán sin las montañas, y estas son nuestro pueblo, que no puede estar ajeno a las respuestas que se construyan para enfrentar los desafíos que hoy tenemos como región y como humanidad. Causas que necesitan más que nunca de esfuerzos colectivos", comenzó señalando Mujica en la carta.
Tras esto, señaló que "nuestra historia" muestra que "nuestros países" consiguieron la independencia política, pero lo "pagamos" con una dependencia económica que está vigente hasta el día de hoy.
"Porque la sociedad industrial del mundo nos hizo copia inevitable y ha incidido en la gestación de toda nuestra vida como naciones", escribió.
Mujica señaló un aspecto "curioso" de la región y destacó que aunque sea uno de los "espacios más diversos de la Tierra", sin embargo, cuando "miramos" las relaciones comerciales entre los países de la región, estas son "francamente ridículas".
"No es inteligente repetir los fracasos del pasado. La innovación no llega solo desde la tecnología, sino también en nuestra manera de actuar, tomando en cuenta todo lo que no pudimos, no quisimos o no supimos hacer. Deberíamos haberlo aprendido, hay que construir, no imponer", continuó.
El expresidente luego recordó una carta que le envió al mandatario brasileño para que la compartiera con los presidentes asistentes que se reunían en Brasilia en una reunión conocida como "Retiro".
Sobre ella, Mujica recordó una parte del documento: "Llevamos dos siglos de fracasos, desde aquel sueño bolivariano, de un conjunto de repúblicas confederadas, que quedó en el tiempo olvidado como preocupación. Tenemos la rica experiencia, para no repetir nuestros mismos errores del pasado".
Así, explicó que en el marco de un mundo donde las "grandes decisiones" se toman en "otras partes", es necesario construir "cercanía" en la región para "hacernos oír a nivel internacional".
"La integración regional es una meta. El camino, que trasciende los gobiernos y hasta a nosotros mismos, debe ser la proliferación de proyectos concretos, viables de cooperación en la región, llevar a los hechos la solidaridad regional", aseveró.
En este marco mencionó que no "alcanza con unirnos", sino que es necesario "caminar juntos" y si no es posible, "las puertas deben estar abiertas para salir y para volver cuando sea posible".
"Debemos ser capaces de construir un consenso progresivo que no nos paralice y que permita avanzar a quienes estén en condiciones y sumar luego a quienes así lo decidan", explicó.
Para trabajar en esto, el expresidente dijo que es necesario "mejorar la comunicación entre los presidentes", llevar a los foros internacionales "posiciones y propuestas acordadas previamente" que den el mensaje de que "somos una región que cuida sus intereses comunes" y trabajar en crear "nuestros símbolos" y raíces de carácter emocional porque "los intelectuales piensan, pero los pueblos se conducen por emociones".
"Avanzar en la integración significa, además de poner medios, poner pasión y esperanza en nuestra gente, ponerle razón y corazón", afirmó.
"El mundo que se viene nos demanda materias primas a cambio de productos con valor agregado y por el otro busca someternos a sus normas y protocolos. Hoy no tenemos donde discutir colectivamente estas cosas, que no son cuestiones de izquierda o derecha, sino de ser o no ser como región en el concierto internacional", sostuvo.
"Sabemos que nada de esto resuelve nuestros problemas, pero pueden ser apenas pequeños pasos para empezar a construir nuestra integración. Ser víctimas del reordenamiento rápido y duro de las fuerzas internacionales o no serlo. En buena parte, todo depende de las capacidades que juntos tengamos para hacernos escuchar en el mundo. Hoy, no hay tarea más grande delante de nosotros", aseveró.
"A mis 90 años, si perdiera la capacidad de soñar en una América distinta, no sé qué sentido tendría la vida", escribió.
Sobre el cierre de su carta, Mujica le pidió a sus "queridos amigos", sobre el final de su "partido" que "no abandonen el esfuerzo por la unidad" del continente y que no dejen "apagar la llama de la integración y solidaridad regional", que acepten las diferencias, pero que no impidan "sumar nuestras voces y crear así una mucho más potente".
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