"Quien no es de izquierda de joven no tiene corazón. Quien sigue siendo de izquierda de adulto, no tiene cerebro". A Winston Churchill, exprimer ministro de Reino Unido, se le atribuye esta frase que nunca dijo. Pero esta frase —y sus múltiples versiones— simplifica una realidad que se vislumbra luego de cada elección: el voto, como la ideología, parece ceñido por la edad.
El escrutinio primario —que como dice el nombre es una primera aproximación al resultado de las urnas— muestra que el voto al Frente Amplio pierde fuerza acorde aumenta la edad de los votantes. Para decirlo más sencillo: los jóvenes son más frenteamplistas que los más veteranos.
El voto en Uruguay es secreto desde que se eligió la Asamblea Nacional Constituyente de 1916. Por eso los datos de los escrutinios no permiten saber con exactitud qué votó cada ciudadano. Pero como los circuitos se conforman por votantes que siguen una misma secuencia de serie y número electoral (salvo quienes trasladaron su credencial), el promedio de edad de cada mesa de votación es una buena aproximación a la edad de los votantes de ese lugar.
El Observador procesó junto al politólogo Juan Ignacio Pintos los primeros resultados que muestran que el Frente Amplio superó la mitad de los votos válidos entre los menores de 35 años. Y casi que se acercó al umbral del 50% entre los menores de 50 años.
Por el contrario, los partidos fundacionales (Nacional y Colorado) votaron mejor entre los más adultos.
20241029 Escrutinio departamental por las Elecciones nacionales del 27 de octubre.
No es nuevo. Los investigadores Manuel Flores y Lucía Selios habían demostrado que “a medida que los individuos se vuelven mayores, asumen nuevos roles en la sociedad, y cambian tanto física como sicológicamente, tienden a adoptar valores y creencias más conservadoras”.
El Frente Amplio había llegado al poder, hace 20 años, por su capacidad “de producir una identificación joven, que se acompaña además de una mayor trasmisión familiar de la pertenencia partidaria (herencia de voto)”. Los politólogos le llamaron el “efecto demográfico” en la elección.
El politólogo Gustavo de Armas llegó a estimar que un 45% del crecimiento electoral del Frente Amplio desde 1984 hasta 2004 (cuando llegó al poder por primera vez y ganó en primera vuelta) se explicó “por la renovación demográfica del padrón electoral”.
Y si bien la literatura científica luego demostró que la demografía (y la inercia vinculada) por si sola no explicó la continuidad frenteamplista por tres períodos, sí tuvo su influencia.
Entonces, dos décadas después, se abren nuevas preguntas: ¿los jóvenes de hoy son tan frenteamplistas como los jóvenes de principios de este siglo? ¿Y qué pasó con aquellos jóvenes de izquierda cuando envejecieron? ¿La sociedad cada vez más envejecida favorece a la coalición multicolor?
El efecto de la edad
En la comparación Frente Amplio versus coalición multicolor, siempre dejando por fuera al resto de partidos y votos fuera de lemas, se sigue la misma lógica: la izquierda votó mejor entre los menores de 50 años.
Pero los datos globales esconden otros efectos. Cuando el Frente Amplio ganó por primera vez, en 2004, más del 56% de los jóvenes sufragó a favor de esa colectividad. Ahora ese porcentaje bajó en más de cinco puntos porcentuales.
Y esta última afirmación esconde, a la vez, otra realidad: el FA mejoró su votación en casi todas las edades respecto a cómo lo hizo en 2019. ¿Por qué? El analista Óscar Bottinelli ya lo había explicado hace un quinquenio: “aunque el Frente Amplio es la fuerza dominante entre los nuevos votantes en las tres últimas elecciones (2004, 2009 y 2014) y recoge más de la mitad de los votos de dicho tramo, se nota una tenue tendencia declinante”. Ahora pareció frenarse esa caída (aunque habrá que esperar los resultados definitivos para un análisis más cabal.
Los datos preliminares de la nueva elección nacional muestran que los jóvenes son un poco menos frenteamplistas que en 2004, pero que la caída con la edad no es tan acentuada como entonces. El Partido Nacional recién supera en votos a la izquierda entre los mayores de 70 años. Es decir: hubo un efecto traslación de voto del FA a edad más medias.