La salida del iPod en octubre de 2001 marcó el inicio de uno de los grandes cambios históricos de la industria musical. De repente podías tener "mil canciones en tu bolsillo", pagar solo por los temas que te gustaban y marcar tendencia llevando los singulares auriculares blancos conectados a esa máquina hermosa que sigue siendo el ahora llamado
iPod Classic. Vos eras el dueño de tu
playlist y tal victoria cultural se lucía con orgullo.
Para el lanzamiento de
Apple de hoy en el Bill Graham Civic Auditorium de San Francisco, los
rumores tienen que ver con los superlativos. Se habla de un
iPhone más resistente a los golpes, con mejor cámara y mayor potencia, de un iPad más grande, un Apple Watch con más funciones y una Apple TV más inteligente con la ayuda de Siri, entre otras especulaciones. Incluso es probable que se analice el aumento del grosor del nuevo modelo respecto al anterior en 0,2 milímetros. A modo de referencia, dicha diferencia en el ancho es igual al punto final de esta oración.
No obstante, no todo es "más" y "mejor". También hay lugar para lo nuevo, según los rumores. Se especula que el iPhone a lanzarse incluirá la tecnología Force Touch ya presente en la pantalla del Apple Watch y el touchpad de la MacBook. Ahora el teléfono podrá diferenciar entre un toque, una presión y una presión fuerte. Además, el rumoreado iPhone 6S y su versión grande, el 6S Plus, se venderá en un nuevo color llamado "rosa dorado". Eso sí que es pensar diferente.
Entonces, sin novedades de alto impacto en el horizonte, ¿a quién le importa la presentación de un nuevo iPhone? Pues hay tres tipos de personas que hoy estarán desde las 14 horas de Uruguay esperando la revelación del equipo de Apple, con Tim Cook a la cabeza.
Por un lado, están los
fundamentalistas de Apple. Son aquellos que no la sienten como una empresa que vende productos y servicios tecnológicos, sino como una entidad que otorga sentido de pertenencia. Mientras que algunos lo encuentran en la religión, un cuadro de fútbol o una banda, estos fanáticos encuentran en la manzana la forma de construir una identidad colectiva.
A ellos no les importa que Samsung tenga celulares con mejores pantallas, cámaras o funcionalidades, pero es entendible. ¿O acaso alguien dejó de ser hincha de un cuadro de fútbol porque tenía menos copas?
En segundo lugar, están aquellos para quienes ver un lanzamiento de Apple es un acontecimiento en sí mismo. Es como seguir vía streaming un concierto de música, donde no es necesario que presenten nuevos temas: con los grandes hits ya es suficiente. Incluso estos shows tienen su propio formato de "bis", es decir, el clásico: "Y una cosa más".
Finalmente, están los soñadores. No es que tengan su fe depositada en Apple en particular. Solo quieren sentir la adrenalina de ver surgir una innovación que cambie la forma en que interactuamos con la tecnología, la cultura o entre nosotros mismos. Y la compañía cofundada por
Steve Jobs y Steve Wozniak ha sabido cómo hacerlo.
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