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¿Cómo se custodia y destruye la droga que incauta el Ministerio del Interior?

Si bien las quemas dejaron de ser públicas, desde la cartera explicaron que se hacen regularmente en hornos de cementeras de Minas, bajo presencia de escribanos
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05 de enero de 2020 a las 05:01

Un distintivo de la gestión del ministro colorado del Interior, Guillermo Stirling, eran las quemas públicas de drogas que se hacían al aire libre. Sin embargo, esa práctica fue dejada de lado desde que asumieron con gobiernos del Frente Amplio. Con el récord de cocaína incautada este año surgió la interrogante sobre cómo se procesan esas cantidades para ser destruidas.

En 2019 entre el Ministerio del Interior y los demás organismos que tienen potestad (como Prefectura) se confiscaron 12 toneladas de esa droga, una cifra que supuso un aumento de 1.591% respecto a los 754 kilos requisados en 2018, según los datos de la cartera a los que accedió El Observador.

Fuentes policiales explicaron a El Observador que la custodia, el traslado y posterior quema de la droga incautada corresponde a la Guardia Republicana, aunque todo lo que este cuerpo hace lo supervisa el Instituto Técnico Forense (ITF). La última quema fue hace más de un mes y para una cantidad cercana a los 4 mil kilos. 

Cuando la droga se incauta, el ITF es el que hace el relevamiento y toma muestras que luego son analizadas para determinar la composición de la sustancia, lo que a su vez permite echar luz sobre el origen del producto. 

Una vez que las muestras se tomaron, el juzgado que intervino en el caso debe liberar la incautación y autorizar la destrucción. La droga se mantiene en contenedores o depósitos que tienen un sistema de doble llave. Un manojo lo tiene el ITF y otro la Republicana, por lo que es necesario tener los dos para que el sistema se destrabe. 

Después de que la Justicia autoriza la destrucción, la Republicana coordina con el ITF dónde destruir la droga, algo que generalmente se hace en el horno de una cementera ubicada a la entrada de Minas. 

El traslado se hace bajo estrictas medidas de seguridad, con vehículos blindados y custodia. Las fuentes consultadas señalaron que no hay un plazo para destruir la droga ni se espera a juntar determinada cantidad, aunque siempre se intenta llevar la mayor cantidad posible. La destrucción es supervisada por un escribano del ITF –que deja constancia en actas– y filmada en todo momento. No sólo se quema cocaína, sino también marihuana y cualquier otra sustancia ilegal que haya sido incautada. 

El 26 de diciembre se produjo la mayor incautación de cocaína en la historia del país: casi seis toneladas en estado puro, repartidos entre dos contenedores que Prefectura incautó en el puerto de Montevideo y otro tanto que se encontró en un establecimiento rural de Soriano. Días después, en otro operativo se encontraron otros 416 kilos de cocaína que eran trasladados por rutas de Río Negro. 

Con estas cantidades las autoridades evalúan hacer entre dos y tres viajes a Lavalleja para poder quemar la droga. Respecto a los cuidados ambientales, las fuentes explicaron que los hornos de las cementeras tienen una tecnología y una serie de filtros, producto de su actividad, que controlan la emisión de gases hacia el exterior. 

Espectáculo 

La última incineración pública de droga organizada por el Ministerio del Interior fue en 2014, aunque la práctica ya había entrado en desuso desde que el Frente Amplio (FA) asumió el gobierno en 2005. En esa última quema pública de 2014 se quemaron 1.800 kilos de cocaína y 720 kilos de marihuana. Por ese entonces, Federico Laca –que era asesor de la Unidad de Comunicaciones pero que ahora es director general del ministerio– explicó que la cartera había firmado un convenio con el Parque Científico Tecnológico de Pando para estudiar métodos alternativos para la destrucción del material incautado y las sustancias consideradas sospechosas. 

Desde ese entonces no hubo otra instancia de ese tipo. Las fuentes consultadas justificaron la decisión en base a razones de seguridad, pero también a un cambio de perspectiva, ya que consideraron que se trataba de una especie de espectáculo. 

En noviembre de 2015 el exministro Stirling contó a El Observador que bajo su mandato el Ministerio del Interior quemó por primera vez droga al aire libre, una instancia en la que participaban alumnos de liceos y escuelas, invitados por la cartera. "Quemamos drogas al aire libre en Salto, Paysandú, Punta del Este, en el batallón de Coraceros de Montevideo. Se juntaba mucha gente. Nuestro interés era que estuvieran alumnos de escuelas y liceos porque los técnicos explicaban lo nocivo que era la droga", recordó el colorado, que dirigió la cartera entre 1998 y 2004.

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