Agro > Entrevista/Marcelo Nougué

"El gobierno intentó con sus medidas dividir al movimiento haciéndolo parecer ruralista"

A seis meses del surgimiento de los autoconvocados, el vocero de Un Solo Uruguay aseguró que se logró poner sobre la mesa algunas de las problemáticas productivas y económicas del país
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06 de julio de 2018 a las 05:00
A seis meses del surgimiento del movimiento que en el inicio se denominó Autoconvocados, ¿que balance se puede hacer?
Uno de los grandes logros que hubo por parte del movimiento es que Uruguay volviera a hablar de la problemática productiva y económica que se vive en el país. Antes de enero vivíamos en una especie de país de las maravillas. Era todo fantástico, todo turismo y nadie tenía problemas. Después del 8 de enero empezaron a estar sobre la mesa los problemas de la actividad privada, del empleo y de la competitividad. Y a seis meses de haber comenzado con el reclamo, los temas esos siguen presentes.
¿En qué situación está hoy el movimiento Un Solo Uruguay?
Se ha conformado un grupo de gente muy sólida y con buenos vínculos para trabajar sobre estos temas y problemáticas. Se dio un movimiento espontáneo que fue juntando gente de todos lados. Hoy tenemos más de 300 delegados en todos los departamentos, que vienen de distintos sectores y grupos, que se mantienen en actividad.

¿El movimiento se origina a partir de un sentimiento de falta de representatividad por parte de las gremiales?
No, de hecho la primera reunión fue por la falta de respuesta y un destrato del gobierno hacia las gremiales. Se pidieron reuniones en octubre, era febrero y todavía no se había ni concretado fecha. Eso molestó a un grupo de productores, que fueron los que empezaron con la primera convocatoria en Paysandú. En realidad surge por apoyo, no por falta de representatividad. Después se volvió un movimiento social más amplio.

Uno de los principales reclamos del sector agropecuario fue un dólar más alto y la divisa ha tenido un importante aumento en los últimos meses.
El movimiento en realidad lo que reclamaba es que se había acumulado un importante atraso cambiario, que lo que genera es un serio problema para un país agroexportador como el nuestro. El problema del manejo cambiario estaba y está afectando al sistema productivo, que es en definitiva el que genera la riqueza y el empleo real. Es cierto que subió el dólar, pero lo hizo por un tema de la región, no por un cambio en la política cambiaria. Con respecto a enero, en realidad la competitividad en la región está peor. Capaz que a nivel doméstico mejoraron un poco las cuentas de algunos, pero en lo que tiene que ver con la competitividad de la cadena se está peor. No es que se reclame un dólar más alto, es que una política que apunta al atraso cambiario va en contra de un país productivo y, en definitiva, hace que las empresas cierren y que lo agroindustrial tenga dificultades. Termina repercutiendo en el empleo, que después también se traduce al consumo, que necesita de un sustento real de generación de riqueza porque en un momento se corta.

¿En el interior se está sintiendo más esa situación económica?
No hay un mango. En el interior no hay un peso. Por poner un caso, toda la zona arrocera está parada sobre un rubro que perdió plata, así como la agricultura de secano. Todo eso en el interior repercute rápidamente y el cierre de comercios chicos es cotidiano. Lo que ocurrió en enero fue que el movimiento procuró anunciar que iba a haber una sucesión de problemas con el deterioro que eso conlleva: pérdidas de puestos laborales y de empresas. Todo eso que dijimos está ocurriendo.

¿Cuáles son los planteos?
Hay que empezar por el gasto público en cuestiones superfluas, como la excesiva flota de autos o los gastos en publicidad. Y la cantidad de cargos de confianza, así como el exceso de empleados públicos que llegan a más de 300 mil. Se planteó empezar a tener un recorte y hoy el ministro de Economía (Danilo) Astori dice que hay que mejorar la calidad del gasto. Está diciendo que se está gastando mal. A su vez, el desempleo ha subido de forma importante, pero más que subir se ha retirado gente de la búsqueda de trabajo porque ya no tiene esperanza. También el golpe de la inclusión financiera para el pequeño comerciante está siendo muy grande. Tiene un costo encubierto, que además lo saca de competencia con las grandes superficies, por la falta de capacidad para negociar que tiene con las tarjetas de crédito.

Cuándo se recurre al Estado, en momentos complicados como el de la sequía, ¿no se entra en una contradicción al pedir bajar el déficit fiscal?
Lo primero que hay que tener presente es que el movimiento no es solo agropecuario, involucra a todas las cadenas y sectores. Lo que hemos planteado es refinanciar deuda. Que cada uno pague lo que debe, no se pidió que se le haga quitas a nadie. En general algunas cuestiones que se disparan en malos momentos, como el fondo de raciones, el arrocero o el lechero, salen de fondos aportados por los propios productores. Se va aportando un dinero que después se usa. No se le pide nada al Estado, más que accione los mecanismos para utilizar los fondos de los propios productores.

¿Sintió el movimiento que al Frente Amplio le faltó la sensibilidad para con los reclamos de los productores agropecuarios y con el interior en general?
Lo que sentimos al principio, y después terminó marcando el tipo de vínculo, es que el gobierno entendió al movimiento como una oposición política partidaria.

A pesar de que hubo un esfuerzo importante para no identificarse con ningún partido político, ¿quizás en cierto sentido sintieron que se invalidaban los reclamos?
Exactamente. Y si lees la proclama del 23 de enero en realidad interpela a todo el sistema político. Habla de los gastos de las intendencias y aboga por políticas de Estado de largo plazo. Pero el gobierno lo tomó como un ataque político partidario. Se pararon en ese lugar desde el principio y no se han podido correr de ese lugar.

¿No hubo mayor apertura al diálogo unas semanas después?
No. De hecho desde el 21 de marzo hay cero contacto, después de que en la última reunión (la segunda) se propuso la bajada del gasoil.

Pero el gobierno sí tomó algunas medidas, como al rebaja del gasoil para algunos sectores.
Son medidas que si miras el impacto, son de impacto cero a nivel de los establecimientos. Por ejemplo, congelar la renta de los colonos implicaba algo así como $ 100 por hectárea o en el caso de muchos productores que lograron devolver el IVA implicó $ 1.000 o $ 2.000. Si un sistema de producción depende de $ 100 por hectárea o $ 2.000 en cada establecimiento, quiere decir que estamos mal diagnosticados. Los problemas son más de fondo. Sobre ese punto hay dos cuestiones. El gobierno lo que intentó con sus medidas fue dividir al movimiento haciéndolo parecer ruralista, cosa que no es. Segundo, se intentó dar un mensaje de que desde el gobierno se atendía a los más necesitados. En realidad fueron medidas para la gente que no conoce el medio rural ni su actividad económica, para un sector que aplaude este tipo de medidas, pero al final del día no fueron efectivas. Fue una estrategia bien clara para dividir, pero no lograron hacerlo.

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