En el cada vez más amplio catálogo de Netflix, son cantidad las series que tienen un buen comienzo y consiguen pasar la primera temporada con buena nota. También son muchas las extraordinariamente malas, como es el caso del híbrido hispano-británico White Lines, de reciente estreno, de las peores cosas que se han visto desde la aparición de la televisión por streaming. La lista de series que rondan la mediocridad es larga. Las que conforman el grupo de las excepcionales, en cambio, son minoría. Ejemplifican esos contados casos en que el género “serie en episodios” alcanza condición de obra maestra, de entretenimiento original y trascendente del que se ve muy de vez en cuando.
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