Economía y Empresas > Entrevista a Martha Roca

“Las zonas francas siguen siendo atractivas para el inversor extranjero”

La experta en impuestos considera que el país debería mantener y mejorar los incentivos para dinamizar la inversión privada
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03 de junio de 2019 a las 05:00

En momentos en los que Uruguay procura recuperar el dinamismo de la inversión privada, uno de los motores del desarrollo para cualquier economía, la socia y directora de Impuestos de la firma EY, Martha Roca, dialogó con El Observador sobre el clima de negocios y por qué las zonas francas siguen siendo una de las opciones más atractivas para los inversores del exterior.

¿Qué tipo de incentivos tributarios ofrece hoy el marco jurídico uruguayo para inversores extranjeros?
Si bien en la normativa existen beneficios tributarios contenidos en la legislación de cada impuesto (a través de exoneraciones, posibilidad de deducir gastos en forma incrementada en el IRAE para ciertas actividades, posibilidad de realizar donaciones con ventajas tributarias importantes), creemos que los más atractivos para el inversor extranjero son los regímenes de zonas francas; las exoneraciones vigentes para proyectos de inversión; y el régimen fiscal de las operaciones de trading de mercaderías. Como sabemos, y a modo de resumen, el régimen de zonas francas le permite al usuario, siempre que cumpla con ciertas condiciones, exonerar su actividad de impuesto a las rentas, impuesto al patrimonio, IVA, retenciones sobre dividendos, entre otras exoneraciones. También otorga a los extranjeros que vengan a trabajar a zonas francas la ventaja de tributar como no residente sobre sus rentas de trabajo, lo que le permite pagar un 12% de impuesto a las rentas sobre su salario sin aplicar mínimo no imponible, versus lo que pagaría como un residente (tasas progresivas del 10% al 36% con un mínimo no imponible). Si bien el régimen de zonas francas ha estado en la mira de la OCDE, y en especial integraba alguno de los capítulos de prácticas fiscales nocivas en el marco de BEPS (erosión de la base imponible y traslado de beneficios), el gobierno uruguayo realizó algunos cambios en la normativa que nos permitió salir de esas listas que podían amenazar el comercio de terceros países con nuestras zonas francas. El hecho es que el régimen de zonas francas existe en nuestro país desde 1988 –o sea que el régimen ya ha estado vigente por más de 30 años– y parece ser voluntad de los sucesivos gobiernos de estas épocas el mantenerlo. No olvidemos que las exportaciones desde zonas francas representan casi un 30% de las exportaciones totales de Uruguay.

¿Cuándo un régimen fiscal puede ser nocivo?
Cuando carece de transparencia, de sustancia, o en casos de ring fencing –cuando un beneficio fiscal no puede ser utilizado por residentes o cuando el beneficiario del régimen no puede operar en territorio nacional–. La existencia de un régimen de promoción de inversión, por otra parte, es uno de los atractivos más grandes para los inversores extranjeros y uruguayos a la hora de elegir nuestro país como destino de sus capitales. El hecho de poder exonerar las inversiones amparadas en estos proyectos del Impuesto al Patrimonio, en algunos casos con devolución del IVA incluido en ciertas compras, y poder acceder a una exoneración del IRAE –que podría llegar hasta un 100% del monto invertido–, hace que los inversores extranjeros miren a nuestro país con interés. Obviamente, para poder llegar a este porcentaje de exoneración de IRAE hay que cumplir con determinados indicadores –como aumento del empleo, descentralización geográfica, tecnologías más limpias, entre otros–, pero incluso no cumpliendo con todos los indicadores sino con algunos se puede llegar a exoneraciones de IRAE interesantes, siempre con la exoneración del Impuesto al Patrimonio de todos los bienes incorporados al proyecto. La normativa de proyectos de inversión ha tenido varios cambios desde su implementación en el año 2007 hasta la actualidad, ajustándose el régimen de acuerdo con las necesidades del Estado. Pero lo importante es que sucesivos gobiernos han mantenido el régimen, entendiendo que se trata de un ganar–ganar, porque si las inversiones cumplen con los indicadores, se cumplen con las áreas prioritarias que se fijan los gobiernos, y además le permite al inversor un desahogo impositivo importante. Creemos que es de vital importancia que el régimen se mantenga y se mejoren las exoneraciones para los inversores, lo que redunda en un aumento innegable de la inversión en nuestro país con todo lo bueno que ello implica para todos los uruguayos.

¿Destacaría algún otro incentivo?
El régimen de trading, que establece una tributación a las rentas muy reducida (tasa efectiva del IRAE del 0,75% sobre precio de venta menos precio de compra) para la actividad de compra y venta de mercaderías en el extranjero, sin que los bienes tengan por destino ni por origen Uruguay ni que las mercaderías toquen territorio uruguayo.
Es un atractivo para los inversores extranjeros, y al Uruguay le genera una tributación que si bien es reducida, también es reducida la actividad que se realiza en Uruguay. Este régimen ha estado en la mira de la OCDE, pero parece haberse entendido de que no se trata de un régimen promocional en sí mismo, sino de una manera de determinar la renta de fuente uruguaya a través de un ficto.

¿Considera que los inversores tienen un conocimiento en términos generales aceptable de estos incentivos? ¿Cómo está parado Uruguay frente a otros países de la región? ¿Es competitivo?
En general, el inversor a la hora de decidir dónde ubicar sus capitales, se asesora con profesionales especialistas tributarios, que los informan de la existencia de este tipo de incentivos tributarios. Obviamente hace lo mismo en las diferentes jurisdicciones en las que considera instalarse. En nuestra experiencia, muchas veces se descarta Uruguay por el costo laboral que nuestro país tiene. No olvidemos que las contribuciones a la seguridad social en nuestro país son altas –superiores al 30% entre aporte personal y patronal– y muchas veces los inversores se “quejan” de que no existen suficientes trabajadores con determinadas capacidades técnicas para cubrir las áreas que se pretenden desarrollar, por lo que es importante el presupuesto que nuestro país destine a la permanente educación de su gente, en especial para asegurar el estudio a nivel terciario de los uruguayos, así como el conocimiento de más de un idioma.

Con una inversión en franco declive en América Latina, ¿Uruguay está haciendo lo correcto, o debería reforzar sus incentivos? Con UPM el Estado debió conceder varios beneficios para hacer viable su apuesta a una segunda planta de celulosa.

En mi opinión, los incentivos tributarios se deben mantener y mejorar. Sin opinar de UPM y si es correcta o no la decisión del gobierno en este caso específico, entiendo que, en la medida que el inversor cumpla con indicadores claves para el país como incrementar los puestos de trabajo y de esta forma reducir el índice de desempleo; incrementar las exportaciones; contribuir al medioambiente; fomentar la descentralización geográfica y otros indicadores que sean de interés del Estado, es importante que se fomente a través de incentivos tributarios, que obviamente tienen que ser iguales para el inversor nacional y para el inversor extranjero. Esto sin olvidarse de brindar más incentivos y beneficios tributarios también a las pequeñas y medianas empresas uruguayas, que sufren la alta carga tributaria de nuestro país. 

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