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"Me hacía feliz estar lesionada": la historia de Katelyn Ohashi, la gimnasta que se hizo viral

Lesiones y trastornos de peso definieron la carrera de la joven que recibió un 10 por una rutina que combinó la gimnasia y el baile
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15 de enero de 2019 a las 10:13

La mejor gimnasta estadounidense se llama Simone Biles. Fue una de las sensaciones de los Juegos Olímpicos de Río 2016, en los que se llevó cuatro medallas de oro. Desde hace años, las competencias en las que participa y no gana son contadas. Pero en 2013, Biles perdió la competencia más importante de su país a manos de una compañera de equipo, la única colega que podía opacarla. Era Katelyn Ohashi, cuyo rostro aparece por todas partes en estos días en las redes sociales, gracias a una rutina en la que combina baile y gimnasia, y que le valió una puntuación de “diez perfecto” en una competencia universitaria. 

Aunque esta actuación fue la que se hizo viral, Ohashi acumula otras cinco puntuaciones idénticas, y otras de sus rutinas han circulado por internet, aunque a un volumen menor. ¿Pero cómo pasó Ohashi de ser una de las atletas más prometedoras de su país y potencial atleta olímpica a competir como parte de un equipo académico? La historia tiene algunos puntos oscuros, pero la de la gimnasta es una lección de aceptación y una advertencia contra la competitividad extrema del mundo deportivo de élite. 

"Rota". Así se definía Ohashi en un video publicado en agosto de 2018 en el sitio The player's tribune, una plataforma en la que deportistas profesionales (por ejemplo: Stephen Curry, Cristiano Ronaldo, Edinson Cavani) publican recuerdos y columnas sobre sus carreras. La gimnasta recuerda sus inicios, en su niñez, y como pronto empezó a ganar todas las competencias en las que participaba. Disfrutaba de la gimnasia, y tenía un "aire de invencibilidad" que se veía opacado por comentarios sobre su apariencia, y la presión de mantener un cuerpo dentro de ciertos parámetros. 

"Quería comer comida chatarra y sentirme bien al otro día. No tener que preocuparme porque me echaran del equipo porque mi peso no era el que me exigían, y matarme a ejercicio después de una comida para poder irme a dormir sintiéndome bien", recuerda la gimnasta de 21 años. 

Entre 2010 y 2012 se convirtió en una de las sensaciones de la gimnasia artística de su país, acumulando victorias y medallas de oro en competencias juveniles. Pero no todo era tan feliz. "He sentido la presión de mantener un cierto estándar y encajar en el cuerpo estereotípico de una gimnasta", escribió en 2010 en un blog. "Mi entrenador cree que cada vez que me equivoco o me caigo es porque soy muy pesada, entonces todos los días agarro una cinta métrica y me mido la cadera para ver si gané peso". Comía poco, pasaba hambre a propósito y dormía mal. Y lo aceptaba como un sacrificio para cumplir los mandatos sociales. 

En 2013 dio el paso al profesionalismo, derrotó a Simone Biles, y tenía todo para ser la mejor del mundo. Pero un mes después de ese triunfo, se lesionó un hombro y tuvieron que operarla. Se recuperó, volvió a entrenar, y volvió a lastimarse. Esta vez, la espalda. Otra vez al quirófano. A esta altura ya era 2015. Fue entonces que Ohashi volvió a competir como amateur, pero ya no ganaba. Puesto 13, puesto 17, puesto 14. 

Tomó la decisión de resignar su carrera profesional y sumarse al equipo de la Universidad UCLA, de Los Ángeles. El primer año osciló entre triunfos y una grave lesión que la volvió a alejar de las competencias durante meses. Y, además, seguían los problemas con su cuerpo. "Me ponía feliz estar lesionada. Me decían que era una vergüenza lo gorda que me había puesto. Me comparaban con un pájaro que no podía volar". 

Incluso se lo decían antes de que llegaran las lesiones o que subiera de peso, y la llevó a no sentirse cómoda consigo misma. "No me podía aceptar. La gimnasia era todo para mí, era mi vida. Me odiaba". 

Hasta que apareció Valorie Kondos Field, la entrenadora del equipo de la UCLA, que se convirtió en su nueva mentora. A partir de 2016 su carrera volvió a ascender. Dos diez perfectos en 2017. Tres en 2018. Campeonato nacional universitario. Dos veces seleccionada como una de las mejores atletas del país. 

Ahora, un video viral con un nuevo diez perfecto. Y estar bien consigo misma. "Creo que la gimnasia puede ser un deporte muy brutal, pero no creo que se suponga que debe ser un deporte brutal. Espero que en 10 o 20 años, la gente pueda dejar el deporte sin sentirse tocada por él", consideró.

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