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¿Por qué los empresarios deberían aprender filosofía?

El argentino Darío Sztajnszrajber se refirió a la importancia del lenguaje filosófico para el empresariado, que supone un “acto de vanguardismo”
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19 de octubre de 2018 a las 10:19

El filósofo argentino Darío Sztajnszrajber habló sobre la importancia del lenguaje filosófico para el empresariado que supone un “acto de vanguardismo” en medio de la revolución del management para mejorarse y quebrar con los paradigmas actuales.

“Hasta que punto esta otredad, esta extrañeza del lenguaje filosófico puede o no ayudar a pensarnos mejor a nosotros mismos”, planteó al comenzar Sztajnszrajber en su exposición en el marco del 54º Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de Argentina (Idea) que se realiza en Mar del Plata.

En esa línea, se refirió a la relación con el otro y se preguntó: “¿Qué hago, lo niego, lo extermino, me abro a él, lo soporto? Soportar es una palabra que en latín se dice tolerar”.

“Tolerancia parecería ser un valor positivo pero sin embargo la tolerancia, que significa soportar al otro, supone colocarse en un lugar en principio de posicionamiento de poder. El que tolera ejerce un poder y no tiene la posibilidad de contactarse con el otro en su otredad, sino que está permanentemente dejando en claro que en la medida que soporto y tolero al otro soy yo el que impongo las reglas”, describió. 

“Tendremos que cambiar entonces lo paradigmas acerca de como me relaciono con el diferente o sigo encerrado en lo que yo creo que es mí lugar natural”, planteó el filósofo. 

En ese sentido, explicó que “la filosofía habla un lenguaje extranjero porque radica en la pregunta y ahí radica su extranjería". "Para el mundo empresarial parecería que la filosofía va en un sentido contrario. Porque la filosofía no se pregunta para encontrar respuestas, sino que pregunta para que las respuestas instituidas se resquebrajen. Tiene un objetivo de subversión”, afirmó.

Crear problemas

“La filosofía no resuelve problemas, los crea en aquellos lugares donde se nos dice que no hace falta problematizar la realidad. Es increíble que creamos que no hace falta problematizar la realidad siendo lo que somos, seres contingentes, provisorios, precarios, no nos aferramos a certezas incólumes para tratar de soportar lo insoportable que es este estado de precaridad existencial en el que estamos”, apuntó Sztajnszrajber. 

En ese sentido, se preguntó “sí el empresariado habla el lenguaje del sentido común, o lo que busca permanentemente es irse del sentido común y reinventarse permanentemente a sí mismo peleándose con lo que se espera que uno haga.... o no hay un empresariado, tal vez”.

“Y tal vez lo que llamamos mundo empresarial no sea más que esa tensión permanente que por ahí está entre los que entienden el propósito empresarial del sentido común y en aquellos que lo entienden en términos de generar una diferencia”, amplió. 

“Ahora generar una diferencia supone un acto de vanguardia que es no cuajar con lo que se espera que uno haga. Algo arriesgado, perturbador, pero liberador, no me cabe dudas”, afirmó el filósofo. 

Según Sztajnszrajber, “el extranjero es el otro, el otro con quien se convive en el trabajo, en las negociaciones salariales, en la política, en el amor, donde no hay mejor ejemplo de un vínculo con el otro que el de la pareja”. 

“Ahora quién es el otro”, cuestionó, “el otro siempre es el débil, pero es débil para mí, yo lo nomino así ejerciendo mi poder”, aseguró.

“Nadie crece encerrado en sí mismo, el que me saca de mi mismo es el otro, incluso me saca de mi mismo en su perturbación”, indicó. 

Al finalizar, amplió la incertidumbre al plantear “qué estoy buscando de ese otro asalariado, con qué conecto con su otredad o con su fuerza de trabajo". "No es casual que en toda la revolución del management se trabaje justamente ese aspecto, el de reconciliarnos con la singularidad del trabajador y no dejarlo escindido entre lo que es, su singularidad y su fuerza de trabajo que es lo que a mí me importa. Por eso creo que hay que cambiar de paradigma, en vez de hablar de tolerancia, hay que hablar de hospitalidad”, concluyó.

Al finalizar, amplió la incertidumbre de los presentes al plantear “qué estoy buscando de ese otro asalariado, con qué conecto con su otredad o con su fuerza de trabajo". "No es casual que en toda la revolución del management se trabaje justamente ese aspecto, el de reconciliarnos con la singularidad del trabajador y no dejarlo escindido entre lo que es, su singularidad y su fuerza de trabajo que es lo que a mí me importa. Por eso creo que hay que cambiar de paradigma, en vez de hablar de tolerancia, hay que hablar de hospitalidad”, concluyó.

Fuente: El Cronista - RIPE

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