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Agarrate Catalina: el regreso de la murga que miles esperan hace seis febreros

A días de pasar la prueba de admisión para el Carnaval 2019, los hermanos Martín, Yamandú y Tabaré Cardozo hablan de su proyecto de vida, la murga Agarrate Catalina
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19 de noviembre de 2018 a las 05:01

Las frases que uno no termina, las completa el otro; alguien que dice, después de interrumpir, ‘perdón hermano’; el constante bucle de anécdotas compartidas que hacen de los tres uno solo. Los hermanos Yamandú, Tabaré y Martín Cardozo se encuentran en un bar de Parque Rodó y entre cerveza, Terma y cerveza contestan preguntas mientras se responden entre ellos. Su diálogo tiene una cuota de frescura que abraza a cualquiera. Los Cardozo tienen una manera que hace que cualquiera los sienta cercanos; tal vez allí se explique lo que sucede con Agarrate Catalina, la murga que retroalimentan hace más de 17 años junto a unas 30 personas más y que miles y miles de uruguayos esperan desde hace seis febreros. “La única certeza que hemos cosechado desde que empezamos a cantar hasta ahora: estamos hoy acá parados frente a lo que nos resta vivir, por suerte, muchísimo menos solos que antes” decía Yamandú en su espectáculo La Comunidad (2012). Una murga que es una cooperativa; una cooperativa que es una familia; una familia que es un lazo indisoluble. Así definen y explican los Cardozo a Agarrate Catalina.

“Esta buenísimo para nosotros poder ejercer nuestra hermandad arriba del escenario. Nos posibilita soportar y asimilar las cosas más dolorosas y potenciar las lindas. Dentro de la murga hubo padres, hijos, novias, concuñados, tíos, yernos. Los amigos que te da la murga son muchos y ya somos todos una familia”, dice Yamandú, director responsable de la murga y uno de los letristas más aplaudidos en el mundo de carnaval.

Tabaré –el mayor de los tres, director musical y escénico, poeta y letrista– comenzó a cantar con una murga a los 9 años. Desde ahí inspiró a sus hermanos y abrió la brecha que existía en una familia donde la cultura del trabajo era de lo más preciado. Los tres se plantaron ante sus padres para decirles: "Nos queremos dedicar a esto". “No fue un capricho, había realmente una vocación adentro de nosotros”, afirma Martín. Al más chico de la familia sus hermanos le insistieron tanto en que se metiera en la Catalina que, al final, se metió.

"La civilización" 2010

Los tres hermanos Cardozo y Agarrate Catalina se presentaron por primera vez en el Concurso Oficial en 2003; a los dos años obtuvieron el primer puesto que, luego, volvió a sus manos en 2006, 2008 y 2011. Así se convirtieron en la murga más premiada en lo que va del siglo XXI, Siempre llenaron cada Ramón Collazo que pisaron. Con giras por el mundo (desde China hasta México pasando por España), lograron traducir una tradición local en un sentido universal . Tienen 13 discos y varios temas grabados junto a artistas como León Gieco, No Te Va Gustar, entre otros tantos. Es la murga que más convoca, la más popular; la que –pese a ausentarse del concurso por varios años– mantiene viva la ilusión de la gente que los sigue y que llena el teatro en la prueba de admisión. Es la murga que trasciende su propio género. Después de varios años sin presentarse en carnaval, Agarrate Catalina vuelve. Sobre el regreso, sobre la murga como proyecto de vida, sobre la popularidad, los hermanos Cardozo dialogaron con El Observador.   

¿Cómo se explican el alcance que logró Agarrate Catalina?

Yamandú Cardozo. Creo que no hay una explicación que responda a una causa única. Probablemente intervino la suerte; las coyunturas exactas para que lo que nos pasara fuera en ese momento. Y tiene que ver con cierta calidad de la propuesta también. Hay muchísimo laburo, amor e interés por hacer lo que hacemos y hay una vocación de la Catalina que es comunicadora y exploradora. Ya pasamos la etapa de intentar analizar el misterio del por qué y nos dedicamos a disfrutarlo  desde un lugar que también nos permita que todo ese amor y fanatismo no nos encierre. No podemos prometer más espectáculos de los que tengamos ganas y siempre vamos a cantar lo que tengamos ganas. Y de repente eso, en un futuro no se corresponde con lo que la gente idealizó de la propuesta. Esta buenísimo tener todo eso, confiando en la gente y desconfiando de la magnitud. Queriendo y honrando esa conexión, pero sabiendo que eso no es un contrato para siempre.

"La comunidad", 2012

Cuando decidimos no salir en carnaval es amor traducido en honestidad. No teníamos algo para decir que nos moviera tanto como para salir. Martín Cardozo

Pese a su pausa en el concurso oficial y pese al reproche de sus fanáticos más fieles, el público sigue al pie del cañón. 

Tabaré Cardozo. Quiero creer que la gente entiende y nos banca porque nunca nos fuimos resentidos del carnaval. Cada vez que no participamos fue porque no teníamos un espectáculo para presentar. Cuando nos fuimos del país a hacer giras, no fue para abandonar Uruguay, sino para tratar de representarlo y hacer de nuestro arte, algo multiplicador. La gente sabe que la murga quiso volver en 2015 y no le permitieron participar, quedó clarísimo que no era por una falta de amor hacia el carnaval.

Martín Cardozo. Cuando decidimos no salir en carnaval es amor traducido en honestidad. No teníamos algo para decir que nos moviera tanto como para salir.

YC. Además esa honestidad es lo único que realmente tenemos para dar siempre. En esos años que la murga no estuvo presente en el concurso oficial estuvo presente en los tablados municipales, en una cantidad de barrios periféricos de Montevideo, en pueblos y localidades del interior. Entonces, la murga fue a dar la vuelta al mundo pero también se fue a recorrer durante 3 años más de 60 escuelas públicas del interior del país de manera gratuita.Si no hacemos esto, a muchos de nosotros se nos complicaría la vida; nosotros entendemos el mundo a través de un colectivo que va comunicando y compartiendo con un montón de gente a 200, a 3 o a 14 mil kilómetros de su casa. Pero hay una cuestión deportiva casi que folclórica en el carnaval uruguayo; la gente quiere verte en el clásico de verano, ese campeonato con esas reglas, esa electricidad, midiéndote con otros.

Hay cierto sector dentro del carnaval que expresa cierto recelo hacia ustedes o los juzga por dejar los tablados e irse de gira. ¿Son consientes de eso?

MC. Sí y nos toca también porque durante mucho tiempo estuvimos definiendo el concurso: desde el 2005 hasta que salimos. Entonces las pedradas fueron siempre al mismo patio, que era el nuestro. Gracias a dios Momo estuvimos siempre en la vuelta pero eso hizo también que ese grupo de haters carnavaleros –que sabemos que existen– se potenciara.

YC. Siempre nos sucedió en un ámbito endogámico de competencia. Los carnavaleros –no solo los murguistas– somos pocos pero pensamos que todo el Uruguay se paraliza en febrero. Aunque hay una parte que sí, hay otra que no. El  público de los tablados de barrio es gente que disfruta y utiliza el carnaval como un puente muy saludable pero el micromundo carnavalero no siempre lo utiliza de manera saludable; y ese microclima esta encerradito en sí mismo y resuena por todos los lugares de sus componentes. El carnaval asociado a lo competitivo y al concurso de ese micromundo –y ahí nos meto a todos en la misma bolsa, murguistas, periodistas, abonados, allegados, laburantes del carnaval– es el que se pone más hostil muchas veces.

TC. Creo que hay algo crucial para entender la psicología de los artistas. A mí me pone muy triste cuando escucho gente que mira en clave económica un hecho artístico. Puede ser que lo haya, no voy a ser tan naif. Pero, en general, la persona que se dedica al arte lo hace porque no podría vivir de otra manera, porque el mundo le es incomprensible y no encaja en ningún parámetro establecido salvo viendo el mundo de esa manera. Entonces, nosotros que tenemos la bendición de poder trabajar en lo que queremos y que encima nos va bien y la gente nos viene a ver, ¿cómo no vamos a seguir esa brújula? Si das vuelta la lógica y me preguntaras "¿Qué harías si tuvieras toda la plata del mundo?". Y bueno me abriría una murga que estuviera divina. Pero ya la tengo, entonces, ¿para qué quiero toda la plata? Es al revés. Ninguno de nosotros hizo mucha plata.

"Gente común", 2011

Dicen que solo se presentan al Concurso Oficial si tienen algo para decir. ¿Por qué vuelven este año?

YC. Este año las ganas y el extrañamiento del carnaval nos estaban corriendo desde atrás y cada vez más cerca. Nos dimos cuenta de que seguíamos extrañando algo del vínculo directo de los tablados que no existe en ningún lado, al menos para nosotros. Y para decir tenemos un montón de cosas. Todo lo que cantamos son cosas que pensamos y que nos involucran muchísimo ya sea desde la reflexión, la bronca, la desesperanza, la esperanza, la alegría o el humor.

TC. Con Un día de Julio nos pasó de hacer un cuplé (La Obsolescencia) que hacía mucho queríamos hacer pero no lo podíamos hacer para carnaval en 45 minutos. Entonces el no tener algo para decir no siempre se empató con que se nos secó la fuente. Tenés una cantidad de cosas para decir, pero no siempre la posibilidad de decirlo en ese momento o bajo ese formato.

Con Día de Julio no lograron pasar la prueba para el carnaval de 2015. ¿Fue justo?

TC. No nos corresponde a nosotros hacer juicio de eso. Aparte no podemos mirar para atrás. Lo importante es que el espectáculo lo hicimos por 2 años y medio.

YC. Con ese espectáculo hicimos cuatro o cinco presentaciones en el Sodre, tres en el Rex, una en el Teatro de Verano reventado; recorrimos lugares de Argentina y Chile. Eso que sentimos como un portazo fue un trampolín hacia una libertad que, también hoy, forma parte de nuestra constitución. La abuela decía que si te enojas tenés dos trabajos: enrojarte y desenojarte. Esta vuelta la hubiéramos quemado en el trabajo de desenojarnos. Entonces el no haber estado haciéndole berrinches al carnaval, nos permitió volver.

2010

Agarrate Catalina nace en un momento previo a la asunción del Frente Amplio en el gobierno, comienza su auge con el primer gobierno de Tabaré Vázquez y se va del concurso a la mitad de la gestión de José Mujica. Ahora, en la tercera gestión del FA vuelven con un discurso que reproduce varías críticas hacia el gobierno.

YC. La Catalina siempre tuvo un buen ejercicio de la caricatura política y de la sátira –incluida a la izquierda uruguaya–, ya no pierdo más energía en explicar cuando nos etiquetan como ‘La murga oficialista’. Hay cuplés que hoy me siguen divirtiendo como el de los viejos militantes –que era una crítica súper dura y de algo que había sido parte de nuestra infancia– o el de la crítica a las papeleras.

TC. En 2011 hubo una crítica muy fuerte del Pepe Mujica cuando, en una parte de Gente Común, enumeramos todos los paros que le habían hecho. Me acuerdo que en Argentina había gente que nos decía "¿Ustedes no son de izquierda?". Y me parece que es importante salirnos de nosotros mismos, salir de Agarrate Catalina y ponerse en el género murga. El 98% de las murgas están conformadas por personas que fueron formadas con una cosmovisión de izquierda, que además se han manifestado y han participado en actos políticos y han sido funcionales a eso. Sin embargo, todas las murgas han sido muy autocríticas porque, asumiéndose de izquierda, critican. Esa es la esencia de la murga. Elegimos ser artistas y decir lo que se nos canta y criticar lo que venga y lo que se nos ponga por delante. Se ponen etiquetas constantemente y más en este depósito gigante tan sobrecargado de información.

También hay una diferencia en las formas. En Defensores de causas perdidas (su espectáculo de este año) incluyen un salpicón.

YC. Hacemos un salpicón por primera vez. El salpicón es crítica explícita, editorial puro y desnudo, lleva nombres y sin vueltas previas. En realidad, es un cuplé sobre el salpicón, es la primera de las causas perdidas a defender. Cantamos también lo que somos, hay una preocupación por valorar y defender a toda costa nuestra independencia de pensamiento libre, sentido y honesto. Hay –en lo que mostramos artísticamente– parte de lo que buscamos a nivel personal; tenemos ganas de seguir siendo críticos sin ser desamorados o desleales con nadie. 

Antes estaba normalizado que la murga tuviera derecho de meterse con los sujetos pasibles de crítica que, además, son más débiles y perjudicados históricamente. Yamandú Cardozo

En 2010 el cuplé Los Charrúas fue considerado ofensivo. Probablemente ese suceso en 2018 hubiera tenido mayor trascendencia. Ahora, en una sociedad donde las sensibilidades están latentes, desde la murga que esencialmente es sátira, caricatura y juego, ¿tienen un reparo más puntilloso en cada palabra que sueltan?

YC. Nosotros tenemos una premisa: muchas de las veces en que se nos entendió mal es porque nos expresamos mal. Y hay reparos que nos vienen bien. Está bueno que sucedan estas cosas y se enciendan alarmas porque nos hacen mejores personas; nos hacen visibilizar problemáticas a las que esta bueno apoyar y difundir y no contribuir al estigma. Y no es por una cuestión de corrección o de agradar a la mayoría. Antes estaba normalizado que la murga tuviera derecho de meterse con los sujetos pasibles de crítica que, además, son más débiles y perjudicados históricamente. Hoy estamos contentos de que la murga y el público ya no se rían de esas cosas. El género tampoco puede evolucionar si el público no lo hace, es de dos vías. Es parte de lo atractivo de la dificultad del malabarista. Y hay que lidiar con eso y ver que, además, ese contenido, rime, suene lindo, entre en la métrica y tenga concordancia en lo textual con lo musical.

TC. El humor es incorrección, nadie va a ir a ver un equilibrista que camine arriba de un pretil de dos metros porque no se va a caer. ¿Y dónde está la alquimia? En que vos hagas algo lo suficientemente osado sin pasarte del límite y sin caerte contra el piso y matarte. También la platea va cambiando. Hace 15 años hicimos el cuplé del travesaño y la gente se mataba de la risa, nosotros también, no nos parecía ofensivo. Ahora nos parece una aberración.

MC. Me acuerdo que lo hicimos en Maldonado y vinieron seis travestis a decirnos que se habían muerto de la risa y se sacaron una foto con nosotros. Era espantoso pero hasta a ellas les parecía divertido. Ahora nos enorgullecemos de haber cambiado nuestra mentalidad y de que la gente también lo haya hecho.

Arriba del escenario cada uno tiene roles bien identificables ¿Son los mismos en su vida cotidiana como hermanos?

TC. Yo estoy asustando con mi rol. Voy a tener que sonreír un poco más. Con Martín siempre dijimos que la culpa de eso la tiene Yamandú por ser tan simpático con todo el mundo.

MC. Síndrome de exceso de simpatía se llama eso. Esta bastante cambiado el rol en la vida real. La gente tiene de mí la imagen del descontrolado y yo en muchas cosas soy más responsable que ellos. 

El hechizo de lo que es un espectáculo artístico –mientras dura–  no deja de ser como un retablo de títeres donde están todos bajo un contrato imaginario en el que esos títeres viven. Tabaré Cardozo

¿Cómo manejan el diálogo constante entre lo que son en sus vidas privadas y esa fama que los adorna?

YC. Cualquier cosa que esté en un escenario genera cierta atracción.

MC. Y más con la cara pintada que disimulada un montón de defectos.

YC. Además de la conexión, hay un vínculo ya establecido. La gente se siente tu amiga y te integra a su vida. Entonces esa cuestión afectiva que sucede, va más allá de lo que nosotros hacemos. Por suerte –como esto es Uruguay y estamos en una ciudad chiquita y nuestro género es popular y barrial– no te podés instalar en un star system. Si después de que bajás del escenario, te ponés un tapado y vas fumando un puro con todos tus collares de oro, te pegan un cachetazo tus tías que te bajan enseguida a la realidad. ¿Qué te vas a hacer el star? En la murga, básicamente, la gente ve a sus iguales cantando.

MC. Además, hay una cuestión hasta escénica; la murga termina cantando entre la gente. Y está buena esa horizontalidad en este género, sino no tendría sentido, se transformaría en otra cosa.

TC. Hemos tenido muy buenos maestros, nos hemos relacionado con gente que es de verdad famosa como (León) Gieco o El Sabalero (José Carbajal). Nosotros somos la mona Chita comparados con King Kong. El hechizo de lo que es un espectáculo artístico –mientras dura–  no deja de ser como un retablo de títeres donde están todos bajo un contrato imaginario en el que esos títeres viven.

Para apaciguar ansiedades

En la previa. El 21 de diciembre Agarrate Catalina se presentará con su show 15+2 en el Antel Arena. Las entradas –que ya están a la venta– se pueden adquirir a través de Tickantel desde los $ 380 hasta los $ 1.170.

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