Al menos 13 menores se casaron en Uruguay este año; en el FA plantean subir la edad mínima

Cuba, como la mayoría de países que vienen modificando los códigos de familia y civiles, elevó a 18 años la edad mínima para poder casarse. Uruguay, en cambio, todavía permite el matrimonio a partir de los 16 años para ambos sexos (antes de 2013 las niñas podían casarse desde los 12 años y los varones desde los 14). Y los organismos internacionales —con las agencias de Naciones Unidas a la cabeza— vienen insistiéndole a Uruguay que llegó la hora de un cambio legislativo que garantice “el derecho del adolescente a ser adolescente”.

Según datos a los que accedió El Observador, en lo que va de este año y solo en Montevideo y el resto del área metropolitana, el Registro Civil reconoció el casamiento de 13 menores de edad. Solo en uno de los matrimonios, este setiembre, los dos contrayentes eran menores. Y solo en uno el hombre era menor y la mujer no. En todo el resto, siempre las mujeres son las menores de 18 años y los varones mayores. Y ahí radica parte del problema por el que la legisladora del Frente Amplio, Silvia Nane, quiere reflotar un proyecto de ley que había quedado encajonado.

“El matrimonio en edades tempranas afecta los más elementales derechos de niñas y niños; entre ellos puede destacarse el derecho a la autonomía y capacidad de toma de decisiones, derechos a la salud, derechos sexuales y reproductivos, ausencia de momentos de juego y desarrollo personal, derecho a la educación y tantos otros. Asimismo, y desde un enfoque de género, esta situación provoca en las niñas un obstáculo para el acceso a oportunidades educativas y de empleo, y en muchas ocasiones además se vincula a una prevalencia de situaciones de violencia basada en género”, reza la exposición de motivos del proyecto que busca elevar la edad mínima para casarse en Uruguay y que Nane ingresará a la comisión de Derechos Humanos del Senado el próximo noviembre.

En esa línea, Víctor Giorgi, el director del Instituto Interamericano del niño, la niño y adolescentes, explicó que “hay un consenso internacional sobre la necesidad de superar los 18 años para contraer matrimonio y está basado en dos motivos principales: el nivel de madurez para la toma de decisión (es la misma lógica con la que se pone una edad mínima para manejar, votar o portar un arma) y porque debajo de esa edad, sobre todo siendo la mujer menor, se encuentran casos de sometimiento, de matrimonios arreglados e incluso explotación sexual”.

Cuando Giorgi había sido director del Instituto del Niño en Uruguay (INAU) promovió la suba de la edad mínima que se terminó fijando en 16 años. ¿Por qué 16 y no 18? Explica que en aquel momento había legisladores que entendían que ante un embarazo en adolescentes es preferible que se permita el casamiento, pero “la experiencia demuestra que el casamiento a esa edad es solo una formalidad pasajera que luego deviene en abandono o sometimiento”.

Pero en la actual integración del Parlamento se suman nuevos argumentos. El senador Guillermo Domenech, de Cabildo Abierto, dijo: "Cuando se adquiere madurez sexual y se está alentando, incluso, a la iniciación temprana de los jóvenes en la vida sexual, no puedo concebir que no se les permita unirse en matrimonio si así lo desean libremente”. El comentario lo hizo en una sesión parlamentaria en la que cuestionó la “injerencia” de Naciones Unidas en Uruguay.

Por fuera de la discusión de derechos y obligaciones, desde lo filosófico existe un debate: si la edad reproductiva de los seres humanos se inicia, en promedio, antes de los 18 años, ¿por qué la construcción de la familia debe hacerse luego de esa edad? Domenech dijo en el Parlamento que su partido “defenderá la institución familiar”.

La agencia de Naciones Unidas para la infancia, Unicef, opina distinto y en los documentos que publica sobre el tema insiste: “El matrimonio infantil es una violación de los derechos humanos, que pone en peligro el desarrollo de las niñas y que a menudo tiene como resultado el embarazo precoz y el aislamiento social, con poca educación y escasa capacitación profesional, que refuerza la pobreza con un origen en el género”.

Hace menos de una década que el 15% de las mujeres que se casan en el país lo hacen antes de los 18 años, según los estudios de Unicef en Uruguay . Y el porcentaje es más alto en las zonas rurales, por lo cual no entra en la estadística de los 13 menores de este 2022. Unicef explica que “los progenitores alientan el matrimonio de sus hijas cuando aún son niñas, con la esperanza de que las beneficie tanto económica como socialmente, al mismo tiempo que alivie cargas financieras de la familia”.

El presidente del directorio del INAU, el nacionalista Pablo Abdala, admitió que el asunto “no está en agenda” y que todavía el Parlamento no convocó a los técnicos para que den su perspectiva. Al respecto, el INAU conformó un equipo de expertos en niñez para una reforma general del Código de la Niñez, pues “data del año 2004 y los cambios que se hicieron en el camino fueron parches que a veces contradicen otras normas”.