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Alemania toma medidas de ahorro energético en las casas por temor a la falta de gas ruso

Se anunció un tope de 20 grados para la calefacción invernal, duchas cortas y hasta apagado de semáforos por una parada técnica del gasoducto ruso que podría prolongarse
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08 de julio de 2022 a las 14:16

Alemania vive con miedo el corte total del suministro de gas ruso a partir del lunes, cuando el gasoducto Nord Stream que conduce el combustible desde Siberia entre en una parada técnica rutinaria que podría extenderse más allá de los diez días anunciados.  

El gobierno alemán teme que Rusia, que ya redujo a un 35 por ciento la provisión habitual aduciendo demoras en la entrega de repuestos para el gasoducto, prolongue el cese como réplica a las sanciones adoptadas por la Unión Europea a raíz de la invasión a Ucrania.

 "No se puede excluir ninguna posibilidad", advirtió el ministro de Economía Robert Habeck, para quien Moscú usa "el arma del gas" contra Europa para minar su apoyo a Ucrania, según reportó la agencia AFP.

Ante las señales de alerta, el sector industrial, los municipios y las administraciones comenzaron a tomar medidas para reducir drásticamente su consumo energético cuando la ausencia de los fríos invernales todavía no apremia.

Las restricciones abarcan desde la climatización de las oficinas hasta la temperatura y tiempo de las duchas, pasando por el apagado de semáforos en algunas ciudades.

La cámara baja alemana, el Bundestag, adoptó el jueves un plan de ahorro energético consistente en no subir la calefacción por encima de 20 grados en invierno, y suprimir el agua caliente en los lavabos individuales.

Además, muchas ciudades comenzaron a bajar la temperatura del agua de las piscinas y a controlar el alumbrado público. En Augsburgo, al sur del país, la municipalidad se plantea incluso apagar algunos semáforos.

En Dresde, en el este alemán, una cooperativa inmobiliaria provocó un escándalo nacional al cortar el agua caliente de 600 viviendas durante la noche.

El principal grupo inmobiliario alemán, Vonovia, anunció que va a limitar la temperatura de la calefacción a 17 grados por la noche a más de 350.000 alojamientos.

"Es posible que recurramos más a menudo al teletrabajo, como durante la pandemia, por tiempo limitado. Esta vez para ahorrar energía por el interés nacional", explicó a la prensa Carsten Knobel, el jefe de la química Henkel, uno de los pesos pesados de la bolsa de Fráncfort.

El sector químico es especialmente vulnerable, ya que depende en buena medida del gas. La organización VCI anunció prepararse para "lo peor".

El gigante industrial BASF, con sede en Ludwigshafen, en el suroeste del país, ya programó un paro parcial a una parte de los trabajadores si comienza a faltar el gas ruso.

A su vez, el productor de aromas Symrise va a reabrir un horno de petróleo en su fábrica de Holzminden, en el centro de Alemania.

Moscú justificó con un problema técnico la reducción en las últimas semanas del 60 por ciento de los envíos de gas a través de Nord Stream, una decisión que Berlín calificó en cambio como "política".

El gigante energético ruso Gazprom dijo que las demoras se deben a que la empresa Siemens demora el envío de nuevas válvulas a raíz del boicot contra Rusia.

Esa merma en el suministro ya genera grandes problemas para completar las reservas de gas. A este ritmo "planea la amenaza de la escasez", alertó el ministro Habeck, que recomendó reducir el tiempo y la temperatura en la ducha.

"Si no llega más gas ruso (...) tenemos reservas actualmente para uno o dos meses", explicó Klaus Muller, presidente de la Agencia Federal de Redes, quien advirtió que los clientes "recibirán un correo de su proveedor" con una factura "tres veces" más cara que la actual.

A principios de junio, Alemania importaba el 35% de su gas de Rusia, lo que ya representó una baja respecto del 55% previo a la guerra en Ucrania. Pero la mitad de la calefacción doméstica se alimenta de gas ruso.

Por ahora la situación es más de alarma, pero surgen dudas sobre la efectividad de las medidas cuando se aproxime el invierno y las temperaturas bajen.

Berlín prevé aumentar su consumo de carbón y comprar miles de millones de euros de gas natural licuado a productores como Qatar y Estados Unidos, una medida que según denunció hace meses el Kremlin estaba en el corazón del impulso norteamericano al boicot contra los combustibles rusos.

Sin embargo, si siguen disminuyendo las entregas de gas ruso, Alemania tendrá que enfrentarse a "decisiones muy difíciles", advirtió el ministro de Economía.

Los principales institutos económicos de Alemania ya han advertido que el país no podrá evitar entrar en recesión, con una caída estimada de hasta el 6,5% de su PIB entre 2022 y 2023.

Ese derrumbe traería consecuencias en cadena en toda Europa: BASF, por ejemplo, produce sustancias químicas indispensables para el sector farmacéutico, alimentario y del automóvil.

Como una primera señal de estas amenazas, el aumento del precio de la energía en junio provocó el primer déficit comercial de Alemania desde hace años.

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