La nueva subsecretaria de Desarrollo Social, Andrea Brugman

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Andrea Brugman: una subsecretaria con cicatrices y el ojo en el interior

La número dos de Lema en el Mides padeció de niña un grave accidente que le marcó la vida
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09 de mayo de 2021 a las 05:00

El lunes 3 de mayo parecía uno más en la vida de Andrea Brugman. Despertó en Florida, su tierra adoptiva desde hace más de 20 años. Al mediodía fue a pagar unas cuentas al Abitab. De ahí se trasladó a su peluquería de confianza, que todavía no había abierto, y se sentó en un banco a esperar. Hasta las 13:20, su día podía ser el de cualquier uruguayo. Pero entonces cayó un mensaje de Whatsapp

–¿Podés hablar? –preguntaba el presidente Luis Lacalle Pou

Brugman (46 años) no pensó que fuera nada especial. Al fin y al cabo, no era la primera vez que Lacalle la contactaba por esa vía, ya fuera para pedir algún contacto, un dato sobre Florida o del exintendente y ahora embajador en Argentina, Carlos Enciso. 

–Sí, claro, ¿qué necesitás? –respondió Brugman.

–Te llamo.

Desde la peluquería le hacían señas de que ahora sí podía pasar. Pero para entonces el llamado de Lacalle Pou ya le había cambiado no solo la agenda del día, sino los planes para sus próximos años, porque le ofrecía la Subsecretaría de Desarrollo Social

–La verdad me dejaste shockeada –respondió Brugman al presidente–. ¿Estás seguro de lo que me estás pidiendo?

“Él se reía. Le dije que era un honor que depositara en mí su confianza”, contó Brugman a El Observador

Lo único que pidió fue que la dejara hacer dos llamados antes de darle el sí definitivo. 

Golpe a golpe

Nacida en 1974 en un hospital de Rosario, en Colonia, Brugman aprendió muy de chica los golpes que puede tener la vida, y la entereza que se requiere para salir adelante. 

Tenía 7 años. Era la Semana Santa de 1981 y acompañaba a sus abuelos paternos, que trabajaban como caseros en El Pinar. La abuela Gladys cocinaba tortas fritas, pero a Andrea le dio sed. Su abuelo había dejado un vaso de Desgrasol, soda caústica, arriba de un mueble.

Gladys, sin notarlo, dejó otro vaso con agua en la otra esquina. “Arriba del mueble tenés el vaso”, le dijo a su nieta, que agarró el equivocado y se lo llevó a la boca.

No llegó a tomar. No hizo falta. A 39 años, todavía recuerda la densidad del gas invadiendo su cuerpo. “Sentí un gran ardor y luego náuseas”.

Al cabo de un mes tenía el esófago totalmente dañado por la quemadura. No había alimento que pudiera tragar. Le hicieron una gastrotomía y comió a través de un tubo en el estómago hasta los 12 años, cuando un injerto le permitió volver a pasar comida por la garganta. 

Como ferviente creyente católica, agradeció a Dios por permitirle volver a cierta normalidad. 

Pero un segundo gran golpe llegó a los 27 años. Llevaba siete meses embarazada. Años antes le habían dicho que llegado el caso pidiera cesárea. Pero su cuerpo no resistió el crecimiento del feto, que rompió el injerto y no sobrevivió. Brugman pasó 28 días en un CTI de Durazno, en situación delicada. Los médicos le tuvieron que “reconstruir todo”. Entonces supo que no podía volver a quedar embarazada. 

Llamados

Después del ofrecimiento del presidente, al primero que llamó Brugman este lunes fue a Carlos Enciso, su referente político, y a quien conoció a los 22 años, cuando él era secretario de la juventud de Propuesta Nacional, sector fundado por Álvaro Ramos.

Ambos fueron a trabajar con Andrés Arocena, por entonces director de Antel y luego intendente de Florida. 

Desde entonces, Enciso siempre tuvo a Brugman a su lado como secretaria privada: primero cuando fue electo diputado en el año 2005; también en sus dos períodos como intendente de Florida. 

“Primero que nada es una buena persona: solidaria, eficiente y muy trabajadora”, dijo Enciso, hoy embajador en Argentina, a El Observador

Como secretaria, a Brugman le tocó ver y vivir “de todo”. Ser la primera y la última en abrir la oficina. Ser una extensión de Enciso. Escuchar y dar respuestas. “Me ayudaba con todas las tareas y varias veces me daba una mano cuando había que atender algún reclamo en particular”, narró el exintendente. 

“La gente siempre necesita una respuesta. Aprendí de Enciso que hay que escuchar, trabajar y embarrarse. Eso es lo que más disfruto”, afirmó Brugman. 

En 2019, cuando terminaba su segundo período, Enciso dejó la intendencia para hacer campaña al Parlamento. Su primer suplente, Guillermo López, renunció meses más tarde para la campaña departamental. Brugman, segunda suplente, renunció a su puesto de carrera en Antel y asumió como intendenta de Florida en febrero de 2020. La tarea que supuestamente era por unos meses se estiró más de lo previsto, pandemia mediante

Esos meses le sirvieron de experiencia para ver el rol que pueden jugar los gobiernos departamentales y las organizaciones locales en la contención de las poblaciones más vulnerables

Cuando llamó a Enciso, la respuesta del embajador la sorprendió. “Felicitaciones”, le dijo del otro lado de la línea. “Yo lo llamaba para contarle y preguntarle qué le parecía. Pero ya le acababan de informar”, contó Brugman.

A la segunda persona que llamó Brugman el lunes fue a su esposo, Pablo Mascheroni. Hasta en esa relación está la marca de Enciso. Fue él quien los presentó y fue en su boda que ambos se ennoviaron. En 1999 se mudaron juntos a Florida. Mascheroni es uno de los suplentes del diputado Álvaro Rodríguez Hunter, que asumió la banca de Enciso luego de su renuncia para ejercer como embajador. 

Adelante

A comienzos de este año, cuando Enciso permanecía internado en cuidados intensivos a causa del covid-19, hubo tres uruguayas que cruzaron la frontera para acompañar a la familia y llevar decenas de ofrendas, desde pequeñas muestras de ánimo o figuras de san Cono hasta agua bendecida por el papa Francisco.

Brugman, la más aplicada de las tres, se encargó de ordenar los mensajes con una promesa: le leería cada uno de ellos al embajador una vez que despertara. 

Enciso todavía recuerda cuando la historia era al revés, y Brugman permanecía internada en estado delicado. 

Quienes la rodean dicen que los golpes de la vida dejaron su cicatriz, pero también destacan la personalidad de Brugman para hacerse su propio camino

La imposibilidad de ser madre fue una decepción, pero la actual subsecretaria de Desarrollo Social dijo que si le tuvo que pasar “por algo fue”. “Tengo sobrinos, mi esposo tiene una hija y yo siempre jorobo a los jóvenes de la agrupación que soy medio la madre de todos. La vida me dio otros hijos”, contó en su diálogo con El Observador

“Soy muy creyente. Si la vida no te dio hijos, te puso en otros lados para tratar de dar una mano de la mejor manera posible”, agregó la flamante jerarca, ahora decidida a aportar lo suyo en un ministerio llamado a asumir un rol preponderante en la salida de la pandemia y la crisis social

A las 16:20 de este lunes, Brugman ya estaba en Torre Ejecutiva. Mantuvo una breve reunión con el presidente, que le dijo que tenía expectativas en lo que pudiera hacer en el ministerio, y le contó que hace tiempo “la venía siguiendo”. 

También se reunió con Martín Lema, nuevo ministro, con quien dijo que hará “buena dupla” e intentará plasmar el pedido de darle una “mayor impronta política” a la Secretaría de Estado. 

Su abuela Gladys, hoy con 91 años y “encerrada” en un residencial en Colonia desde el 13 de marzo de 2020, vivió para verla asumir el desafío.

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