Nadie de su familia se dedica a la construcción. No tiene familiares albañiles ni arquitectos. Pero, aún así, Fernanda Stiffano decidió apostar por ese rubro y se inscribió a la Escuela Técnica de la Construcción de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU).
“Desde entonces empecé a trabajar en distintas obras, de distintas empresas constructoras. Trabajar con hombres era totalmente normal para mí. Estaba totalmente naturalizado”, reflexiona 15 años después de sus comienzos en diálogo con Café & Negocios.
Cuando empezó a preguntarse por la proporción de trabajadoras en el rubro decidió dar un paso más. “Iba a reuniones y era la única mujer, me empecé a cuestionar eso”, expresó. “‘Tengo que hacer algo al respecto’”, se propuso, y Stiffano empezó a romper la asociación de la construcción con la fuerza masculina: “Hoy hay mucha tecnología, maquinarias que permiten trabajar; ha cambiado mucho si comparamos con apenas 10 años atrás”, aseveró.
Fue así como en 2020, Stiffano fundó Constructivas, una empresa que creó para brindar servicios —tanto de obra como de gestión— y capacitar "con perspectiva de género". El mayor objetivo es que las mujeres ingresen en la construcción, un sector históricamente masculinizado. De hecho, según la Cámara de Construcción, en 2020, el 6% de los trabajadores en la construcción eran mujeres y el resto, hombres.
De esta manera, Constructivas pretende que, en los diferentes proyectos de obras que van surgiendo, el rol de la mujer sea significativo o mayoritario en cuanto a la plantilla conformada por esa compañía para la ocasión.
Si bien Stiffano siempre se visualizó en la construcción, la faceta de emprendedora vino después y no fue una desición del todo nítida. "Soy una persona que está en movimiento", puntualizó y destacó que esa manera de ser fue lo que la llevó a emprender, en el sentido pleno del término. Su experiencia en las diferentes empresas fue lo que le hizo adquirir la seguridad suficiente para pasar de empleada a empleadora.
"El rubro te marca mucho esa diferencia (entre el hombre y la mujer), marcan poder o delimitan el lugar", reflexionó. Y desarrolló: "Quizás esto también pase en otros rubros, pero acá hay una fuerza bien plantada, que, a veces, genera inseguridad, aunque termine siendo seguridad de quien busca generar eso".
Stiffano explicó que "parte de lo que hace en Constructivas es tratar de formar mujeres seguras y confiadas, que están en el rubro porque tienen la capacidad de trabajo", agregó.
La empresaria de 37 años aseveró también que al tratarse de un rubro "con buena paga", hay muchas posibilidades de crecimiento: "Podés capacitarte, especializarte y ser la mejor colocadora de zócalos y crear tu propio emprendimiento", ejemplificó. "Hay muy buena demanda para esa actividad en particular y le ofrece una alternativa de autosuficiencia", aseveró y aclaró que hay otras opciones similares para que la mujer se desarrolle en la construcción.
"No hay que tener temor; nunca me pasó nada dentro de una obra. Hay que animarse, investigar, conocer y prepararse mucho, intentar ser la mejor para marcar la diferencia y, así, hacer que me contraten a mí", expresó Stiffano.
En la actualidad, Constructivas pasó la marca de las 1.200 personas formadas, que ven en la construcción un lugar de oportunidades y —una vez más— “con perspectiva de género”.
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