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Desnudos, militares y neblina: así fue el rodaje de la mega producción de Netflix en Montevideo

El rodaje de "Conquest", la serie producida por Keanu Reeves, paralizó la Plaza Independencia y acaparó la conversación durante todo el fin de semana
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14 de septiembre de 2019 a las 14:17

Son las 11 de la mañana del sábado 14 de setiembre de 2019. Está soleado y la Plaza Independencia está cercada y dada vuelta. Donde había pasto ahora hay tierra y donde había trabajadores de la zona corriendo de un lado a otro, ahora hay militares con uniformes extraños. Al grito de “¿Preparados? ¿Vamos? ¡Acción!”, cuatro tanquetas y dos jeeps del Ejército comienzan a rondar el perímetro de lo que hasta hace días era la principal plaza de la ciudad, pero que ahora pasó a ser el escenario de un futuro apocalíptico. O, al menos, de una escena de ese futuro. Con esas tres palabras y mucho secretismo –que, sin embargo, no impedirá las numerosas filtraciones que se sucederán durante todo el fin de semana– da inicio el rodaje de Conquest, la serie de Netflix producida por el actor Keanu Reeves y dirigida por su amigo Carl Rinsch.

El acceso al área de rodaje está delimitado con vallas que permiten el paso únicamente de las personas que trabajan en la producción, y deja afuera a curiosos y periodistas. Las palmeras y el monumento de José Artigas están cubiertos en su parte inferior con una tela verde –el croma, con el que se pueden eliminar elementos de la escena o proyectar luego los efectos especiales en posproducción– y ya no hay bancos ni carteles señalizadores. Dentro de ese universo creado para la serie circulan cientos de extras vestidos de militares que corren hacia un lado y otro, más unos pocos actores vestidos con unas túnicas y hombreras rojas y cerca de 30 personas de producción. Además, hay unos cuatro camiones militares y el humo se eleva desde varios puntos.

La cámara está sobre la calle de la plaza paralela a Juncal. Comienza una toma con los tanques y las camionetas verde musgo marchando una tras otra, dos militares que avanzan en diagonal hasta perderse y otros que los siguen por atrás. A medida que la cámara retrocede hacia el monumento en el centro de la plaza, comienzan a aparecer decenas de uniformados que caminan sin un patrón claro. Pasaron menos de 3 minutos y la toma terminó. 

Cada vez que el director grita que corten, los extras se distienden. Algunos se tiran al piso, otros bailan – hay una pareja que menea– y el resto se pone a saltar. Cada vez que pueden, todos estos uruguayos contratados para aparecer en la toma aprovechan a moverse; las horas de grabación son muchas y cada espacio entre toma y toma cuenta.

Filtraciones varias

Durante todo el fin de semana, la constante fueron los curiosos. No faltaron los vecinos que, residiendo en los edificios linderos a la plaza, se arrimaron a las ventanas para ver en qué estaba la megaproducción de la que tanto se habló en los últimos días. Incluso durante el domingo, cuando la niebla tapó la ciudad y lo único que se veían eran los drones que cruzaban el cielo gris y una especie de robots cercados por más uniformados.

En esa también estuvieron los periodistas, que aunque tenían vedada la entrada a la zona de la filmación, se las arreglaron para acceder a los edificios y, así, generar crónicas como la que está leyendo en este mismo momento.

En las redes, mientras tanto, el rodaje fue casi de lo único de lo que se habló. Que cómo van a dejar la plaza así, que más vale que la acomoden, que a ver si alguien muestra dónde está Keanu, que porqué, de repente, hay doscientas personas desnudas frente al mausoleo del prócer. Ah, porque eso faltó mencionar: uno de los momentos más insólitos de todo el fin de semana fue cuando se filmó una escena que retrata una especie de ritual o rezo o sacrificio o algo así. La cuestión fue que en el corazón de Montevideo, un montón de personas sin ropa comenzó a tirarse al piso, a hacer movimientos extraños, a levantar los brazos en círculo y a retorcerse en conjunto. Obviamente, Twitter estalló, y varios se lo tomaron con humor. “Keanu nos hizo la del 30: nos pidió la plaza para filmar una serie, pero al final es una porno”, se puede leer en uno de los mensajes más ingeniosos.

¿Y qué es Conquest?

Se sabe poco hasta el momento de Conquest, la serie que se vino a filmar en Montevideo y que ya pasó, entre otras ciudades, por San Pablo. Como publicó El Observador en notas anteriores, es una producción distópica y se ubicará en algún punto de un futuro no muy agradable para vivir. Por las transformaciones que requirió el rodaje en Montevideo se puede adivinar que en ese futuro la naturaleza es más bien escasa y los militares son parte del gobierno.

Los trajes creados para Conquest son marrones con franjas grises, y un grupo de extras usó, además, chalecos, cascos y botas anaranjadas. Eso sí: los camiones, los tanques y las camionetas militares pertenecen al Ejército uruguayo. En ese sentido, el Ministerio de Defensa anunció en un comunicado el viernes que sus vehículos circularían por las calles montevideanas y la zona aledaña al rodaje hasta este lunes.

El sábado, en tanto, el equipo local de la productora Salado emitió un comunicado en el que se adelantaba que estaba prevista la realización de una performance artística en la plaza con los extras que participaron en la producción. Según ellos, la escena buscaría reflejar una oración por la paz. Claramente se referían a los cientos de cuerpos desnudos que aparecieron de la nada. Desde la productora uruguaya se destacó que, cuando se pase raya al final, el paso de esta ficción por Montevideo involucrará el trabajo de cerca de mil uruguayos en distintos rubros.

Y así, Conquest cumplió sus primeros dos días de filmación en la ciudad. No vino Keanu, pero todo funcionó igual. El rodaje seguirá este lunes, y luego la serie producida por Netflix se irá de viaje por otras urbes del mundo. Quién sabe cuánto de Montevideo veremos cuando se estrene en 2020. Quizás tengamos que adivinarlo por el patrón de las baldosas de la plaza, o por las fuentes sin pasto alrededor, o por la base del monumento de Artigas, si es que no la borran. Si todo eso falla, nos quedará una última opción: sabremos que cuando aparezcan doscientas personas desnudas en pantalla en una especie de ritual religioso, estaremos viendo suelo uruguayo. Mejor referencia, imposible.

(Producción: Stephanie Galliazzi y Emanuel Bremermann)

 

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