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Avanza, recarga y dispara: nueva entrega de Doom

El clásico FPS presenta Ethernal, su octava entrega de la serie; aquí, un repaso de su historia
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31 de marzo de 2019 a las 05:00

Hay pocas cosas más catárticas que un juego de disparos y persecuciones en primera persona, o First Person Shooter (FPS), como se los conoce entre jugadores. Alejado de cualquier complejidad, este sistema de entretenimiento propone algo tan sencillo como contundente: la mira del arma elegida, un montón de enemigos descartables y para nada empáticos –los preferidos son nazis o demonios, incluso mejor cuando son demonios nazis– y listo. Solo resta avanzar nivel por nivel –cada vez más exigente a medida que se avanza– de frente y a los tiros.

De todo este género de videojuegos, la saga Doom es probablemente una de las más reconocidas o principales, incluso me atrevo a decir que comparte podio con el Wolfenstein y el Quake. Y es así por combinar los aspectos esenciales de un FPS de la mejor manera: un set privilegiado (batalla espacial contra monstruos escapados del mismísimo infierno), una jugabilidad envidiable y una entrega de la saga en períodos regulares, lo que mantiene siempre el interés. Este 2019 verá la llegada de la octava entrega de la saga con Doom Ethernal lo que motiva este repaso del juego y sus muchas versiones.

1993, el origen

Creado por la compañía estadounidense ID Software, bajo la dirección de John Carmack y diseñado por John Romero, Doom vino a sumarse a la fiebre por los FPS que había iniciado el pionero Wolfenstein un tiempo antes. Pero su éxito fue tal que no son pocos los que lo consideran el pionero real o, al menos, la explicación del éxito del género años después. La gran ventaja o diferencia que tenía Doom en aquel entonces por sobre sus congéneres fue que era altamente fácil de modificar. Gracias a esto los jugadores empezaron a crear sus propios mapas, lo que disparó su popularidad. Fue a partir de Doom que se creó la plataforma y las pautas de este género, que luego los demás juegos comenzaron a seguir. Además, en términos de creatividad, permitió que se introdujeran las expansiones y los niveles creados por mismos usuarios del juego, los llamados WAD. 

Pero no solo por su jugabilidad o posibilidades fue que el Doom quedó grabado en las retinas de inmediato, sino que lo logró también por su historia. 

Veamos: el protagonista es un marine espacial condenado, uno de los mejores marines espaciales que existen, lo cuales no es poca cosa condenado, luego de golpear a un oficial, a hacer vigilancia rutinaria en Marte. Las dos lunas de ese planeta, Phobos y Deimos, son base de estudios militares y tecnológicos, en particular, sobre la teletransportación. Pues como es de esperarse los experimentos salen mal, la teletransportación abre una puerta a donde no debe (¡el infierno, nada menos!) y pronto Phobos es invadido por hordas de demonios. Junto a sus compañeros, nuestro protagonista es enviado a evacuar el satélite y no empieza el juego que ya es el único sobreviviente, pugnando por escapar.

Esencialmente ese ha sido el argumento base de toda la saga –el portal, los demonios, escapar de ellos o contenerlos– y siempre ha resultado eficaz. La saga se cuenta entre las más exitosas del mundo, sumando más de 10 millones de copias vendidas en todo el mundo.

¿Y ahora qué?

Doom Ethernal da el paso lógico en cuanto a progresión narrativa se refiere: lleva a más el conflicto y lo trae a casa. Así, por vez primera, la lucha se desarrolla en la Tierra, donde los demonios comienzan a aparecer en una invasión franca y directa. Nuestro protagonista -el Doom Slayer, como se lo conoce desde un par de juegos atrás– es traído de emergencia para conformar la principal línea de defensa. Pero llegó algo tarde… las ciudades están destruidas, los zombies, demonios y más variopintos monstruos infestan las calles y los cielos rojos albergan los tentáculos más lovecraftianos vistos en tiempo reciente. ¿Qué otra solución queda que cargar la escopeta e ir a por todos?

La nueva entrega confirma decisiones recientes de la saga, como recompensar el ataque frontal y directo sobre enemigos con mejoras de armamento y municiones. Así mismo, el grado de gore y violencia (que nunca fue bajo) se incrementa con armas específicas –la más destacada: un gancho que atrae hacia uno a los enemigos para rematarlos con una filosa cuchilla–, amén de que los nuevos enemigos –Marauder y Doom Hunter– son literalmente espantosos. Se suma además un nuevo componente visual bien sanguinoliento: un nuevo sistema llamado “Demonios Destructibles”, en el cual los cuerpos de los enemigos se destruyen progresivamente en combate. Precioso de ver.

En el apartado de jugabilidad, Doom Ethernal presenta también otra novedad: un modo multijugador asimétrico llamado “Invasión”, en el que los jugadores pueden unirse a las campañas de un solo jugador para luchar como demonios enemigos. Este modo puede ser desactivado por aquellos que prefieran juego en solitario. 

DOOM y el cine

La camada de adaptaciones de videojuegos a la gran pantalla no dejó afuera a la saga Doom. Doom, de Andrzej Bartkowiak, en 2005, contó con algunas peculiaridades, como tener entre sus protagonistas a la ahora mega estrella Dwayne “The Rock” Johnson y un momento especialmente celebrado donde se asumía la primera persona y se homenajeaba directamente al videojuego. No trascendió especialmente ni fue un éxito (a pesar de ser bastante efectiva y entretenida) y mandó a las posibles adaptaciones de la saga al banco de suplentes hasta este mismo año, donde se estrenará Doom: Annhilation, una producción de bajísimo presupuesto y actores francamente desconocidos que no parecería ser la mejor opción para transformar a las adaptaciones de esta franquicia al cine en clásicos cinematográficos.

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