Azerbaiyán exigió la inmediata retirada de las tropas de Armenia del enclave separatista

"Azerbaiyán exige cumplir declaraciones trilaterales (entre Azerbaiyán, Armenia y Rusia), poner fin al transporte ilegal de armas y municiones, personal y minas desde Armenia al territorio azerbaiyano, así como retirar de inmediato las Fuerzas Armadas armenias", dice el comunicado.

El texto se conoció apenas horas después que la Cancillería del país acusara al Gobierno armenio de organizar "una provocación" que derivó en el tiroteo con "muertos y heridos en ambos lados", según la información recogida por la agencia de noticias AFP.

La versión difundida por Bakú señala que el incidente ocurrió durante mañana, luego que militares azerbaiyanos intentaran detener para una inspección a vehículos que supuestamente transportaban pertrechos, municiones y efectivos desde Armenia hacia la región de Nagorno Karabaj.

El enfrentamiento hace temer por una nueva escala en la tensa relación que mantienen ambas ex repúblicas soviéticas, situación que llevó a dos guerras durante los últimos años en torno al control del enclave, un territorio con población mayoritariamente armenia que es foco de conflicto desde que decidiera separarse en 1988 de Azerbaiyán, integrada entonces a la extinta Unión Soviética.

La primera guerra la ganó Armenia a principios de la década del 90 y se libró en el territorio de Azerbaiyán, poblado principalmente por personas de origen armenio. De la segunda, en 2020, Ereván salió mal parado. El plan de batalla de Bakú, centrado en los drones que Turquía le proveyó, determinó que Armenia sufriera una significativa pérdida del control territorial que mantenía hasta entonces en Nagorno Karabaj.

Rusia fue el mediador de los altos el fuego que pusieron fin a las dos confrontaciones. Según el acuerdo de 2020, las fuerzas de paz rusas, integrada por unos 3.000 efectivos apostados cerca de la frontera con Turquía, protegerán hasta 2025 el corredor de Lachin, la vía que conecta Armenia con Nagorno-Karabaj. Moscú, por lejos el más poderoso de la región, mantiene desde entonces delicados vínculos tanto con Armenia como con Azerbaiyán, relaciones que en ambos casos se remontan a los días del imperio zarista.

A mediados de septiembre pasado, nuevamente por mediación de Moscú, ambos países consensuaron un acuerdo de alto el fuego para poner fin a un enfrentamiento que se había iniciados días antes y que dejó en esa ocasión 155 muertos, la mayoría del lado armenio. Tras ese estallido de hostilidades, tanto Azerbaiyán como Rusia perfilaron sendas propuestas de alto el fuego, al tiempo que Moscú mantiene las fuerzas de paz que desplegó en 2020 por un periodo de cinco años.

Pese al cese el fuego, ambos países informan periódicamente de brotes de violencia y de bajas. El mes pasado, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, dijo que su gobierno entregó a Bakú su contrapuesta para un acuerdo de paz. No obstante, la tensión no ha cedido y tras el último incidente, la fuerzas separatistas proarmenias denunciaron que fue "un grupo de sabotaje de las fuerzas azerbaiyanas” el que “abrió fuego contra el vehículo del Departamento de Pasaportes y Visados de la policía”.

Por su parte Azerbaiyán, desmintió la versión afirmando que sus fuerzas intentaron detener unos vehículos que transportaban armas cuando se produjeron disparos contra sus militares, al tiempo que el ministerio de Defensa del país declaraba que los dos soldados de sus filas que perdieron la vida "se convirtieron en mártires".

Desde diciembre, el estratégico corredor de Lachin, que une Armenia con Nagorno Karabaj, está bloqueado por activistas azerbaiyanos que afirman protestar contra las minas ilegales en la región. Armenia, en tanto, afirma que el bloqueo fue ordenado por Azerbaiyán y dice que la operación ha generado una grave crisis humanitaria en el enclave separatista, donde los suministros llegan a cuentagotas.