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Banco Central argentino controla el dólar (por ahora), pero debe evitar nueva "bola" de deuda

La "aspiradora" para sacar los pesos del mercado con una tasa del 70% anual está dando resultado; expertos recomiendan evitar una ola que haga insostenible esa estrategia
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09 de octubre de 2018 a las 19:36

El Banco Central de Argentina (BCRA) logró frenar un derrumbe financiero gracias a un nuevo esquema monetario y cambiario, pero deberá maniobrar con destreza para evitar la formación de una "bola de Leliq", como el mercado local llama al peligro de una acumulación inviable de Letras de Liquidez del organismo, según analistas. Las Leliq son títulos de deuda emitidos por el BCRA. Están nominados en pesos argentinos y tienen un plazo de siete días. Con este instrumento, la autoridad monetaria saca pesos de circulación y así logra mantener a raya el tipo de cambio ofreciendo tasas de interés que hoy superan el 70% anual.  

El temor es que la hoja de balance del BCRA quede críticamente desequilibrada, con un activo estancado y una montaña de pasivos -un problema que explotó este año con otros bonos del banco, las letras Lebac-, agudizando las dificultades financieras que atraviesa Argentina.

La turbulencia se convirtió en una crisis económica luego de que la profunda depreciación que sufrió el peso este año, cercana al 50%, avivó una ya alta inflación y frenó la economía, que caerá un 2,6% este año y un 1,6% en 2019, según estimó el martes el Fondo Monetario Internacional (FMI).

"La foto en este momento es consistente. Pero la pregunta que surge es si la dinámica también es consistente", dijo José Dapena, director del Departamento de Finanzas de la Universidad del CEMA. La respuesta dependerá de la capacidad del banco central para guiar las tasas de las Leliq y el tipo de cambio, agregó.

El peso argentino subió la semana pasada un 9%, cortando meses de caídas, después de que el BCRA comenzó a ofrecer Leliq -unos bonos a 7 días- a los bancos a tasas mayores al 70%  para absorber efectivo a fin de frenar la inflación y la caída de la moneda local.

"El riesgo es que la tasa de las Leliq crezca más que la tasa a la que se deprecia el tipo de cambio", dijo Dapena. "Por eso, el desafío es que la tasa (de las Leliq) vaya bajando, mientras que el tipo de cambio deberá ser más alto (depreciado) para que haya una convergencia".

Para el gobierno, la situación actual es diferente a la sufrida con las letras Lebac, ya que las Leliq están exclusivamente en manos de los bancos.

"Vos podés ir monitoreando qué posición cambiaria tienen (los bancos) y cuándo les vencen las Leliqs, cuánto tienen de incentivo para ir al dólar o no (...) Podés ir viendo, midiendo tus riesgos. El banco central, con las Lebacs, había perdido esa capacidad de medir los riesgos", dijo el martes a periodistas el secretario de Finanzas, Santiago Bausili.

"Aterrizar el avión"

Antes de que Guido Sandleris asumiera en el BCRA el mes pasado, su predecesor se enfrentó a una avalancha de más de 1 billón de pesos de Lebac que habían crecido con tasas elevadas, se tornaron cada vez más caras en dólares debido a la apreciación del peso y resultaron imposibles de refinanciar.

Ahora, al menos hasta fin de año, el total de Leliq luce manejable, estimado en 800.000 millones de pesos en diciembre o algo más de US$ 20.000 millones a un tipo de cambio más débil. Con ese "stock" bajo, Dapena cree que Sandleris tiene cierta probabilidad de éxito en el juego de tasas y moneda.

Las tasas presentes de las Leliq equivalen a un 6% mensual, y alrededor de un 4% sobre todo el pasivo del BCRA. En tanto, su activo -principalmente las reservas internacionales- se ajustaría a un ritmo apenas inferior, de un 3%, según el actual plan monetario.

En esta visión, con las tasas actuales, la hoja de balance del organismo quedaría en equilibrio, aunque al límite.

Otros son más pesimistas. Guido Lorenzo, economista de la consultora ACM, dijo que la brecha de la tasa corría riesgo de convertirse en insostenible en caso de que el volumen de Leliq suba mucho.

"Cuando se dé cuenta, el Banco Central va a tener unas obligaciones terribles", advirtió Lorenzo.

Dapena graficó el grado de dificultad que enfrenta el organismo monetario: "Es como aterrizar un avión entre dos columnas", refiriéndose a la tasa de interés y la cotización del peso.

Fitch alerta por duro "camino por delante"

El gobierno del presidente argentino Mauricio Macri tiene un "duro camino por delante" para implementar los recortes fiscales acordados con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a través de la reducción de los subsidios a los servicios públicos, dijo el martes un alto ejecutivo de la calificadora Fitch.

Un nuevo aumento en las tarifas del servicio de gas residencial, para ajustarlas por la depreciación que sufrió el peso este año, desató esta semana la polémica y una ola de reclamos al gobierno por parte de consumidores agobiados por el constante incremento del costo de vida.

"Los dos temas contingentes al financiamiento del FMI para cubrir el déficit presupuestario serán eliminar los subsidios y reducir el gasto en infraestructura. Es un medicamento fuerte", dijo Daniel Kastholm, director gerente de Finanzas Corporativas para América Latina de la calificadora de riesgo Fitch.

La disminución de los subsidios es la medida principal que impulsa el equipo económico para alcanzar un déficit primario cero en 2019, lo que implica un alza compensatoria en las tarifas -que estuvieron deprimidas por años- de forma tal de incentivar la inversión privada en industrias como la energía.

"La histórica intervención del gobierno (...) creó desequilibrios del mercado y escasez del lado de la oferta por la falta de inversiones, debido a que (las empresas) no podían cubrir sus costos de invertir en exploración y producción en el sector energético, por ejemplo", dijo Kastholm a Reuters.

El ejecutivo de Fitch dijo que una continuación de las políticas económicas ortodoxas que promueve Macri sería favorable en Argentina. "Se trata de ponerlas en curso y también de implementar reformas, desde las instituciones hasta la rigidez laboral".

Kastholm resaltó los éxitos iniciales del gobierno en llegar a un acuerdo con los tenedores de bonos "holdouts", desarmar los controles cambiarios y recuperar el interés de los fondos extranjeros en Argentina, tras su alejamiento durante los gobiernos peronistas previos.

"Pero hubo algunos baches en el camino, y un bache grande con la salida de capitales del último año por no ser capaces de controlar realmente la inflación y recuperar un crecimiento fuerte", comentó. "Argentina tiene un camino duro por delante, ahora viene la parte difícil".

Fuente: Reuters

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