Seguidores del presidente saliente Jair Bolsonaro generaron serios disturbios en la noche del lunes en Brasilia, donde intentaron tomar un cuartel policial e incendiaron vehículos en protesta por la detención de uno de sus líderes acusado de incitar a un golpe de estado militar.
Los manifestantes de ultraderecha chocaron con la policía y arrojaron bombas caseras luego de la detención del cacique indígena José Acácio Serere Xavante, ordenada por el juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Alexandre de Moraes.
El magistrado le impuso una detención por 10 días a raíz de "indicios de práctica de los delitos de amenaza, persecución y abolición violenta del Estado Democrático de Derecho".
Ataviados con camisetas amarillas de la selección de Brasil y portando garrotes de madera, los bolsonaristas trataron de acceder por la fuerza a un edificio administrativo de la Policía Federal en el centro de la capital, presuntamente para rescatar a su dirigente pero fueron rechazados por las fuerzas de seguridad.
Los desmanes se extendieron por un sector de hoteles vecino a la sede policial, en la zona donde se ubica el hotel donde se hospeda Luiz Inácio Lula da Silva, quien poco antes había recibido el diploma de presidente electo del Brasil, que asumirá el poder el 1° de enero.
La Policía montó un dispositivo de seguridad especial en torno al hotel e incluso desplazó un helicóptero al edificio, pero el presidente electo finalmente no fue evacuado.
El futuro ministro de Justicia en el gabinete de Lula, Flavio Dino, aseguró que Lula está "seguro" y "en ningún momento" estuvo expuesto "a algún riesgo". También calificó de “inaceptable” el intento de toma de la sede policial.
La secretaría de seguridad pública del Distrito Federal dispuso el cierre del tránsito de la avenida Explanada de los Ministerios en carácter preventivo e informó del refuerzo de la seguridad del hotel donde permanece Lula.
Los choques se desataron luego de un intento de invasión del predio de la policía para liberar a Serere Xavante, confirmaron las autoridades.
Los ultraderechistas se dispersaron por el centro de la ciudad luego de que la policía los desalojara con gases lacrimógenos y balas de goma, que rechazaron arrojando piedras y bombas caseras, según la agencia Reuters citada por la rusa Sputnik
En las corridas, los manifestantes bolsonaristas prendieron fuego a varios vehículos, incluidos automóviles que estaban estacionados en las inmediaciones del edificio de la Policía Federal, y varios autobuses urbanos.
Un grupo empujó un autobús del servicio urbano hasta dejarlo colgado en el borde de un viaducto que superpone dos de las principales avenidas de la capital, mientras otros radicales causaron daños en una gasolinera cercana, donde prendieron fuego a un automóvil.
Las autoridades locales no realizaron un balance de daños, ni informaron sobre detenciones por los incidentes, controlados unas tres horas después por la caballería y agentes de la Policía antidisturbios con usaron balas de goma y gases lacrimógenos.
En la madrugada de este martes el ministro de Justicia de Jair Bolsonaro, Anderson Tores, dijo en Twitter que "todo será investigado y aclarado", señalando que la situación se estaba "normalizando".
El cacique detenido había realizado manifestaciones "de carácter antidemocrático" en diferentes puntos de la capital, inclusive frente al hotel donde se encuentra hospedado Lula, ubicado a unas 10 cuadras del epicentro de los choques.
La procuraduría general de la República dijo que Serere Xavante estaba "utilizando su posición de cacique" para incentivar indígenas y no indígenas a "cometer delitos" como la "amenaza de agredir y perseguir a Lula y ministros del STF".
Tras la derrota electoral, miles de seguidores de Bolsonaro bloquearon carreteras y se manifestaron frente a cuarteles militares pidiendo una intervención de las Fuerzas Armadas para impedir la asunción de Lula.
Horas antes de los incidentes, Bolsonaro se acercó a alentar a un grupo de centenares de manifestantes que se concentraban a las afueras del palacio de Alvorada, su residencia oficial.
En esa ocasión, el presidente saliente no habló, pero estuvo al lado de un sacerdote que gritó consignas contra Lula a los extremistas, que desde hace un mes se concentran frente a los cuarteles para pedir a los militares que den un golpe de Estado.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá