Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil

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Bolsonaro fue interrogado en una comisaría de Brasilia por las joyas traídas de Arabia Saudita

A menos de una semana de regresar a su país, el ex presidente debió dar testimonio ante las autoridades por una de las varias causas penales que tiene que afrontar. Esta vez es por los relojes y alhajas de varios millones de dólares ingresadas ilegalmente en 2021 cuando aún era jefe de Estado
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06 de abril de 2023 a las 11:58

El ex presidente Jair Bolsonaro se fue de Brasil el 30 de diciembre de 2022 y regresó el 30 de marzo de 2023. En esos tres meses pasaron cosas. Asumió Lula el 1° de enero y apenas una semana después, miles de bolsonaristas salieron a cortar rutas y hasta vandalizaron la sede de los tres poderes del estado en Brasilia. Muchos de los mensajes de las redes sociales incriminan al ex mandatario como responsable de haber impulsado actos reñidos con la democracia.

Bolsonaro deberá rendir cuentas ante muchos magistrados y fiscales. Este miércoles debió concurrir a la comisaría más importante de la capital del país para contestar por qué las joyas que le regaló la familia real saudí en 2021, valuadas en millones de dólares, fueron introducidas al país por personas de su confianza sin hacer la imprescindible declaración ante las autoridades aduaneras.

El exmandatario llegó en auto acompañado por sus abogados quienes anticiparon a los periodistas agolpados en la sede policial que su defendido no tenía nada que ocultar y que respondería a las preguntas de los agentes. Desde que asumió en 1990 como diputado por Río de Janeiro, Bolsonaro contó con inmunidad. Pero se le terminó el 31 de diciembre del año pasado. Ahora, si en alguna de estas acusaciones fuera encontrado culpable y pasible de ser encarcelado, no tendría la posibilidad de eludir la prisión.

Bolsonaro debió enfrentar esta situación justo cuando su aliado Donald Trump es imputado por 34 delitos. Trump todavía dice estar en carrera para las presidenciales de 2024 y muchas encuestas de opinión lo ponen con alta consideración. Bolsonaro volvió a Brasil para liderar a la extrema derecha contra el actual presidente izquierdista. Es muy prematuro evaluar cuál es el grado de simpatía que le queda de ese casi empate en el balotaje con Lula.

También es muy difícil evaluar cómo cae en el electorado que lo sostuvo el hecho de que sean tantas las causas judiciales que tiene en su contra. Lula, por caso, pasó un año en prisión y debió remontar la campaña en contra impulsada por Bolsonaro. “Lula ladro” era el latiguillo de todos los actos de campaña de los líderes de la derecha brasileña. El tres veces presidente logró ganar una reñida segunda vuelta y a los 77 años mostrar el temple necesario para dialogar con el centro político brasileño y también con muchos gobernadores y legisladores que ganaron de la mano de Bolsonaro.

Es posible que alguna de las investigaciones en marcha pueda traducirse, al menos, en una condena de inhabilitación y eso le impida presentarse a las próximas presidenciales en 2026. La causa abierta por los ataques a los edificios de los tres poderes ya tiene un hombre entre rejas. Anderson Torres, ex ministro de Justicia de Bolsonaro, está preso desde mediados de enero. Hacía una semana que era el ministro de seguridad del Estado de Brasilia y no ordenó a las fuerzas policiales impedir el vandalismo.

Lo sucedido con las joyas saudíes no implica una eventual condena penal. Hubo tres partidas de joyas: un collar de diamantes Chopard, un reloj Rolex de oro blanco, unos gemelos y un rosario, entre otros obsequios de la familia real saudí para Bolsonaro y su señora. Por protocolo, en Brasil, esos regalos no son personales sino del Estado. Y el ex mandatario quiso sortear la aduana. 

Fue el ex ministro de Energía de Bolsonaro quien ingresó esas valiosas joyas sin declararlas ni pagar los impuestos. Pero los inspectores de la aduana del aeropuerto de San Pablo detectaron esa partida y la confiscaron. Tiempo después se supo que había otras dos partidas de joyas que habían logrado burlar la aduana y estaban en manos de Bolsonaro y señora. 

El expresidente, que al principio negó todo, reconoció después que los tenía y por consejo de sus abogados devolvió todo al Estado, como establecen los protocolos. Caso contrario, podía enfrentar el fuero penal.

En esta pelea por la credibilidad, Bolsonaro se anotó varios puntos en contra que el tiempo dirá cuánto pesan. Uno es la cantidad de investigaciones que permitieron revelar que esas joyas no fueron los únicos regalos. Por ejemplo, se supo de un fusil de asalto que no declaró. Además, se destapó el cúmulo de gestiones realizadas mientras era jefe de Estado para que todo quedara tapado. El “Lula ladro” puede volverse un bumerán para Bolsonaro. 

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