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El Observador | Leonardo Pereyra

Por  Leonardo Pereyra

Columnista político
14 de agosto 2023 - 5:00hs

Cuando parece que se acerca, se aleja. Amaga, guarda silencio. Ni confirma ni desmiente. Se convierte quizás en el único enigma de la campaña electoral que se avecina. Pedro Bordaberry desconcierta a propios y extraños, provoca una saludable expectativa en un Partido Colorado casi huérfano de candidatos, pero al mismo tiempo le pone un freno a los correligionarios que quieren empezar a diseñar una estrategia con vistas a 2024.

Aunque, públicamente, todos los colorados, incluso algunos blancos, saludan la perspectiva del regreso de Bordaberry –quien se alejó de la actividad política antes de los comicios de 2019– en reserva se preguntan hasta cuándo el actual CEO de City Torque los tendrá en ascuas y algunos sostienen que debe dar el paso no más allá de la primavera.

Batllistas, el sector que lidera el expresidente Julio Sanguinetti, está dispuesto a marchar detrás de Bordaberry a menos que retorne con una actitud “refundacional” que privilegie a su sector Vamos Uruguay hasta el punto de dificultar la presentación de otras listas que quieran respaldar su postulación.

Fuentes de Batllistas dijeron a El Observador que el silencio de Bordaberry está pausando las decisiones en el sector ya que, si este decide no retornar, habrá que ver qué hace el presidente del Codicen, Robert Silva, quien debe renunciar a su puesto en octubre si pretende aspirar a algún cargo electivo.

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Los sanguinettistas ya dejaron de buscar un candidato “liberal progresista” –que en algún momento tuvo el nombre del economista Ignacio Munyo– con el objetivo de rescatar los votos que, presumiblemente, el renunciante Ernesto Talvi le había arañado al ala moderada del Frente Amplio. Si Bordaberry y Silva no se deciden, Batllistas deberá resolver cómo se viste en las próximas internas. “Vamos a ver qué traje nos ponemos, pero en la fiesta vamos a estar”, dijo un dirigente del sector.

En Ciudadanos, el sector que había liderado Talvi y que ahora encabeza Adrián Peña, se sienten lejanos de Bordaberry, y su primera opción es Silva y el propio Peña es la segunda. En el Partido Colorado coinciden en que Bordaberry ganaría con cierta comodidad una elección interna, pero la espera y la incertidumbre los están inquietando.

Y Bordaberry no los ayuda a calmar la ansiedad. A principios de junio mientras en la prensa se informaba que había dado vía libre para apuntar su sector Vamos Uruguay en la Comisión de Asuntos Electorales del partido –es una señal de que vuelve, interpretaron dirigentes colorados– Bordaberry tuiteó una foto en la que aparecía acariciando un perro sentado en el piso de la cancha del Montevideo City Torque con la leyenda “el mejor lugar para trabajar en el mundo”, y se conocía que el excandidato había sido nombrado CEO del equipo. “¿Adiós definitivo a la política?”, se preguntó El País desde el título de una nota.

La participación de Bordaberry en instancias electorales dejó un saldo que admite más de una lectura. En los comicios de 2009 obtuvo 17% remontando el raquítico 10% que los colorados habían juntado en 2004 con la candidatura de Guillermo Stirling. En 2014, la acumulación de votos de Bordaberry cayó a 13%. En ninguna de las dos elecciones el líder colorado pudo trepar al segundo puesto que lo hubiera enfrentado a un balotaje con la izquierda, y fue superado primero por Luis Lacalle Herrera y por Luis Lacalle Pou, después.

Pero hay colorados que se esperanzan con la idea de que esta vez puede ser diferente. Porque, dicen, en aquellas ocasiones Bordaberry se enfrentó a dos pesos pesados, y en 2024 peleará en octubre contra Álvaro Delgado o con Laura Raffo, dos postulantes sin la enjundia de los Lacalle. Eso es verdad, dicen otros, pero esta vez tendrá que disputar los votos de la derecha con el Cabildo Abierto de Guido Manini Ríos. Un alto dirigente colorado resumió así la situación: “Bordaberry le puede ganar al candidato blanco, pero sería un maracanazo. Lo más probable es que esta vez gane Brasil. Tenemos que trabajar pensando en que vamos a salir terceros y que lo importante es consolidar un crecimiento del Partido Colorado”.

Por otra parte, si Bordaberry vuelve hay que esperar un cambio en la relación de los colorados y los blancos dentro de la coalición de gobierno. Desde sus columnas del diario El País, el excandidato ha sido crítico con varios aspectos de la gestión de Lacalle Pou e incluso sugirió que los colorados no deberían haber votado la reforma de la seguridad social.

Pero ese es un problema para los blancos. En términos electorales, tal vez a los colorados les convenga ir dejando atrás la política de “socio leal” de la coalición de gobierno, rol que, según las encuestas, no ha sido el más conveniente para conseguir votos.

Bordaberry es a la vez presencia y ausencia en un partido que necesita imperiosamente algún candidato potente que los ilusione con la posibilidad de disputar un poder que, desde hace ya casi dos décadas, le es lejano y ajeno. En todo caso, el excandidato colorado se toma estos asuntos sin mosquearse demasiado. Este lunes publicó un tuit en el que, bajo el título “Otro día en la oficina”, aparece en el complejo deportivo de City Torque sobre un verde césped, sonriente, relajado y pegándole de zurda a una pelota blanca.

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